Cuando los españoles de ambos sexos están en el extranjero los nativos los imaginan como toreos, futbolistas o flamencas y, sobre todo, como apasionados, libertinos y jaraneros: es la Marca España.
Tópicos seculares de la picaresca y el romanticismo, finalmente prejuicios que quiere cambiar el Gobierno para imponer otros que sugieran productividad y eficacia, que vendan mejor los productos nacionales, humanos o bienes materiales.
El Gobierno acaba de nombrar para esa transformación Alto Comisionado de la Marca España al empresario Carlos Espinosa de los Monteros, descendiente de quien en 1761 escribió el himno nacional.
Por mucho que se empeñe no podrá variar esa percepción de España. Tampoco nadie consiguió sustituir más que tres veces, durante poco tiempo, el himno de su antepasado por el dedicado al heroico Rafael del Riego, insurrecto contra el felón Fernando VII.
Hace poco hicieron una encuesta sobre qué les evocaba el nombre España a los directivos de la red WIN de agencias de imagen de 48 países y el resultado fue: Fútbol, 27 por ciento; Toros, 25; Sol, 16,7; Vacaciones, 10,4; Flamenco, 8,3; Paella, 8,3.
A la pregunta sobre las principales características del carácter español respondieron: “Pasión” y “Libertinaje”.
Le guste o no al Gobierno, a las CC.AA. gobernadas por nacionalistas que quisieran imponer su iconografía regional, los empresarios con tecnología de vanguardia o productos de la mayor calidad, todos, tendrán que aprovechar los ya inmortales tópicos y adaptarlos a sus intereses comerciales.
Libertinaje y pasión: no hay nada más libertino que el viento para vender los molinos generadores Made in Spain, y nunca habrá nada mejor que exhibir un producto nacional como elaborado pasionalmente por sus creadores y sus obreros.
El tópico hábilmente usado, como la fuerza contraria en el judo, puede servir para vencer.
-----
SALAS
----------
Esta viñeta del gran Salas podría servir para presentar parte de la Marca España. Pero el numorista no me la ha propuesto. Este dibujo lo publicó en El Correo Gallego. Y como persona de talento, observó otra excelente idea periodístico-humorística en el último The Economist. El Salas original me envió parte de esta portada alabando su humor. El émulo británico de Salas británico es también bueno.