Chicles Trex
Estamos ante una de las marcas pioneras del chicle sin azúcar cuando la moda predominante era, precisamente, los mazacotes de chicle con una buena cantidad de azúcar tipo Bang-bang o Cheiw.
La marca nació en 1983 por Joyco (perteneciente a Agrolimen y también productora de Bang-bang, Boomer, Chimos y caramelos Solano) respondiendo a una incipiente concienciación de lo perjudicial del azúcar que propició la aparición de chicles más saludables. Llegó a contar con un buen número de diferentes tipos de chicle, siendo los más populares los de fresa ácida, menta y clorofila. Asimismo, se vendían también en láminas (mis favoritos).
Por desgracia, en 2004 Joyco fue comprada por la multinacional Wrigley (propietaria de marcas como Orbit), la cual fue poco a poco externalizando la producción a Asia y, con el tiempo, dejó de producir Trex en favor de Orbit.
Clesa
Clesa (Centrales Lecheras Españolas, S.A.), es una de las marcas de leche que más podemos asociar con nuestra niñez y, aunque es cierto que a día de hoy se siguen comercializando postes lácteos y yogures (mucho menos que en los 80), estuvo a punto de perderse para siempre.
Se fundó oficialmente en 1943 en Burgos, si bien funcionaba desde los años 20 como una cooperativa. En un primer momento proveía a Burgos de leche, aunque ya en los 50 y 60 se extendió por Madrid y otras provincias de la península. Poco a poco la marca se fue posicionando básicamente con leche y yogures, haciéndose muy popular en los 80 y 90, al ser algo más barata que otras marcas (como Pascual), pero gozaba de una calidad y sabor muy aceptables. También se quiso expandir con la compra de Cacaolat y Royne.
La debacle comienza tras la compra de la compañía por Parmalat en 1998. Este gigante lácteo resultó acumular una de las mayores deudas corporativas de la historia (unos 15.000 millones de Euros), lo que obligó a vender Clesa en 2007 al grupo Nueva Rumasa.
No hace falta explicar demasiado la gestión de Nueva Rumasa en Clesa (y otras entidades), la cual provocó que en 2011 Clesa entrase en concurso de acreedores y lanzara un ERE masivo para asumir la enorme deuda que Nueva Rumasa había generado.
Por suerte, en 2012 la cooperativa ACOLACT adquirió una de las fábricas de Clesa, y desde entonces produce yogures y otros postes lácteos, si bien no se llegó a reanudar la producción de leche.
Fanta de piña
El paladar español no se caracteriza por gustarle demasiado los sabores en sus refrescos, más allá de la naranja y el limón. Según los expertos, somos un mercado muy conservador (y, a decir verdad por la cantidad de bebidas de sabores que existen en otros países, llevan razón).
Fanta intentó introducir un nuevo sabor en España en los 90, la piña, pero fue un esfuerzo infructuoso y rápidamente dejó de comercializarlo al no responder nada bien las ventas. Sí que es cierto que los niños entonces lo veíamos como algo novedoso y queríamos probarla, pero el sabor recuerdo que no estaba muy bien conseguido. Era algo artificial y poco natural. Sabía demasiado a “químico”.
Fanta también lo intentó con el sabor a manzana en los 80 y, ya en tiempos más actuales, suele introducir diferentes sabores en edición limitada en verano (fresa, uva, pomelo, etc), aunque ninguno ha acabado arraigando, por lo que seguimos con nuestros queridos naranja y limón.
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