El río Mezquín
El Mezquín es un río desconocido que recorre silencioso un curso que se intuye o más bien se adivina entre cañizares, sin agua que fluya a borbotones, ni pozas en las que poder bañarse en verano.Desemboca en Castelserás y para compensar su triste destino, pocos metros antes de morir en el Guadalope deja su sello en el mítico Pozo del Trago, un pozo que según la tradición popular ha tragado por los siglos de los siglos todo tipo de desgracias: la mujer que se tiró con sus hijos, las armas arrojadas en guerras carlistas y civiles, los tesoros sumergidos por ladrones y bandoleros... Un pozo tan profundo, tan profundo, tan profundo que todo lo que cae en él desaparece para no volver a verse jamás. Historias contadas por nuestros abuelos que tanto miedo han dado a los niños y niñas de Castelserás. Nadie se atrevía (se atreve) a mirar ni siquiera de lejos este misterioso y cruel pozo que forma parte de los mitos ocultos del pueblo.
Pero esa es otra historia que algún día recordaremos.
Hoy hablamos de un Mezquín muy diferente, alegre y divertido que une a los pueblos en las comarcas del Bajo Aragón y el Matarranya, una marcha senderista que en el año 2016 cumple su 20 aniversario.
Cada año se organiza en un pueblo diferente. Este año la marcha se desarrolló en mi pueblo, Castelserás, con tres circuitos: uno corto, al que yo me he apuntado, con un recorrido de 12 km, uno mediano de 18 km y otro más largo de 23 km.
Nosotros no hemos madrugado. A las 9 de la mañana recogemos en la plaza del pueblo la acreditación, la camiseta y un pañuelo para el cuello que conmemora el 20 aniversario.
Vamos a la Venta, cruzamos de un salto el río Mezquin y seguimos por sendas paralelas a la carretera de Alcañiz hasta las Tres Peñas. La primera parada para reponer fuerzas con un café con leche con pastas.
Las Tres Peñas
Cerrada del Moro
Seguimos el recorrido entre estrechos campos de olivos y almendros hasta la Cerrada del Moro, una antiquísima pared de piedra que cierra un campo de 7 Ha Seguramente era un lugar de parideras comunitaria y, según me cuenta mi padre, la tradición popular cuenta que esta cerrada fue construida por un moro que se quedó como criado en la casa de una rica familia de Castelserás después de la expulsión de los moriscos (1492).Un poquito más adelante hacemos otra parada, para reponer unas fuerzas que ni siquiera habíamos perdido, con un rico chocolate. Seguimos ruta y ya casi al final de nuevo nos sorprenden con un rico bocadillo de jamón que nos dan en otro puesto.
Terminamos en el pabellón de Catelserás comiendo unas judias con morro y morcilla que saben a gloria
Antonio prepaando las judias
Un recorrido sencillo que más parece ruta gastronómica y que nos da una idea de lo acogedores que son los vecinos del Mezquín. A los que somos de aquí nos sirve para recordar y darle más valor a unas tradiciones y nuestro patrimonio cultural y natural que nos resistimos a perder.