Revista Opinión
Quien lea este lugar con mayor o menor frecuencia se habrá dado cuenta que de un tiempo a esta parte tengo una tendencia casi obsesiva por defender o destacar aspectos positivos de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído.
Primero fue por los ataques machistas recibidos por parte del diario ABC, después un simple elogio por el "V Encuentro España-África Mujeres por un Mundo Mejor" y por último en el reconocimiento a Huecco por su canción en contra de la violencia de género.
No obstante, no es menos cierto que hay otra "muchacha" que roba mi tiempo. Se trata de la presidenta de la Comunidad de Madrid, doña Esperanza Aguirre, a quien hay que reconocérselo: es una máquina de ofrecer titulares y destacados para la prensa.
Pues bien, hoy -para mi satisfacción- puedo hablar de las dos a la vez.
No es que hayan estado juntas o algo similar, no. Esperanza Aguirre se encontraba junto a el líder de su partido en Leganés. Por las "causas anarquistas" a las que ahora se han dado y esas historias del IVA.
Pero bueno, el asunto es el siguiente:
En su intervención, Esperanza Aguirre hacía alusión al hecho de que algunos Ministerios puedan sobrar. Concrétamente (y aquí es donde aparece mi querida Bibiana) se refería al que "se dedica a hacer mamarrachas". Ese que "no sirve para nada".
Justo en ese momento, y tras el jadeo insistente de la afición, la Presidenta ha retomado su palabra y...
"Amigas y amigos"
¡Toma castaña! Así iniciaba la siguiente frase, con un "amigas y amigos". ¿En qué quedamos doña Esperanza? Primero arremete contra el Ministerio de Igualdad hablando de "mamarrachara" e "inservible" pero a continuación hacemos uso del más puro y duro estilo "izquierdoso" igualitario para dirigirnos al público.
Que conste que a mí esto de la lengua y su uso es algo que me patina, pero lo que me da rabia es que cada cual lo use cuando le venga en gana.
Sinceramente sigo sin entender la "perra" que tienen desde algunos lugares por valorar este Ministerio y sus funciones como algo absurdo.
La crisis no se va a terminar por dejar a la buena de Bibiana sin trabajo, y hay quien parece que no lo acaba de entender.