Ya estoy de nuevo por aquí con la receta de la semana y me imagino que estaréis deseando saber de que se trata, ¿Verdad?
Pues no os hago sufrir más... ¡Bollos de leche, masa levada! ¿Quién se pone content@? Vale, ya sé que es la típica receta de paciencia y tiempos de espera, pero es que... ¡merece la pena! Ese olorcito a bollo recién hecho...¡¡¡No tiene precio!!! ¿Y qué me decís de ese colorcín a mantequilla tan maravilloso? Y eso por no mencionar el súper exitazo que una tiene en casa cuando los sacas a la hora de la merienda, ¿os he convencido?
Pues eso, ¡¡¡bollos de leche!!!
La verdad es que las masas levadas no tienen misterio. Para las vírgenes en cuestiones reposteriles, las masas levadas son aquellas que exigen un tiempo de levado, normalmente hasta que la masa dobla su tamaño. Soy consciente de que asustan, pero es que una vez les pillas el aire son una maravilla. No difieren unas de otras, una vez te acostumbras a tu propia receta es cuestión de usarla una y otra vez. Si os fijáis un poco son parecidísimas, quizás cambie el tipo de levadura o puede ser que las cantidades de azúcar, pero lo que os digo, lo que tiene de menos de un ingrediente lo compensa con otro seguramente.
Yo tengo una receta fetiche que me chifla y hoy os lo cuento. Podéis reducir un pelín el azúcar o incluso aumentarlo, sustituir agua por leche o incluso mezclarlas, quitar un poco de harina y poner un huevo más... ¡Y siempre acertaréis!
Venga pues, ¡al lío!
Un truco para manipular esta masa es que os embadurnéis de grasa las manos. Yo uso el spray de los moldes, pero vale un poco de aceite mismo.
Para darle el toquecito de azúcar clásico de la parte de arriba hay dos opciones. Una, que es la que uso yo, y otra que consistiría en pincelar con yema batida y luego ponerle los pegotitos de azúcar algo humedecido donde le hiciéramos una hendidura. A mi particularmente no me gusta tanto, yo prefiero derretir un pelín de mantequilla, pincelarlos una vez horneados con esa mantequilla y espolvorearles el azúcar, pero eso va a gustos como os digo.
Animaros con esta receta, las que tenemos niños de vez en cuando "debemos" tirar de repostería casera, muchísimo más sana que la industrializada. Si os gusta mucho el chocolate podéis ponerle una onza de chocolate justo al darles forma. ¡El bollito entonces sería un "bollo preñao" de chocolate!
La semana que viene me la tomo de vacaciones "recetiles" que bien me lo merezco y desde aquí os deseo una maravillosa Semana Santa y un gran comienzo de la primavera...¡¡¡Qué gusto poder decirlo por fín!!!. ¡Bienvenida Primavera!