Revista Ciclismo

Marchas cicloturistas entre viñas, vino y cava

Por Rafael @merkabici

marchas cicloturistas

Cuando el entorno es mágico y único, sólo toca disfrutar al máximo de marchas cicloturistas como esta, la XXIV Rutes de Vi i Cava de Vilafranca del Penedés.

Nervios y estrenos

Aun no hemos acabado el invierno y ya estamos de lleno sumergidos en el calendario de marchas cicloturistas 2015. Como mi lugar de residencia es la comarca del Baix Llobregat, provincia de Barcelona, es normal que el arranque de esta temporada en estas lides sea en algún evento que se celebre en mi entorno geográfico próximo. La primavera y el verano ya traerán los grandes desplazamientos para disfrutar de otras rutas.

Así que en compañía de mi inseparable amigo y compañero de marchas cicloturistas, Josep Ripoll, un recién aterrizado en estos temas, como es Miguel Vidal, y un servidor, Nicolás Camarero, nos propusimos poner como inicio de este calendario personal la XXIV edición de las Rutes de Vi i Cava (Rutas de Vino y Cava), evento organizado por el Club Ciclista Espirall y englobado en el Circuito de Larga Distancia (ruta larga de 140 km) y en la Challenge Catalana (ruta corta de 115 km) promovidos por la Federación Catalana de Ciclismo.

Aunque uno ya tiene sus años, es inevitable tener ese punto de nervios y ansiedad cuando se trata de un estreno. En este caso doble estreno, ya que aparte de dar el pistoletazo de salida al calendario personal de marchas cicloturistas, además estrenábamos dorsales de Kilómetros Solidarios, una iniciativa que promuevo, y a la que espero que te sumes, para recaudar fondos para el desarrollo de investigaciones y tratamientos para la lucha contra el cáncer infantil, concretamente el Sarcoma de Ewin, todo ello de la mano de la Asociación Alba Pérez.

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Marchas cicloturistas especiales

Con el madrugón de rigor y los nervios propios de los grandes estrenos, allí estábamos los tres representantes del Velo dispuestos a pasarlo en grande. De buenas a primeras nos encontramos con dos novedades importantes:

  • El recorrido se ha modificado, aunque los kilómetros totales y el desnivel acumulado se mantienen.
  • La salida es abierta. Es decir, no hay una hora fija para arrancar. La horquilla está entre las 7:30 y las 8:30.

Con estas premisas la salida ya es diferente. Sin agobios, ni presiones y sólo con 140 km por delante para disfrutar y pasarlo de maravilla. La fórmula, para las fieras que doblan bielas y parten cadenas, puede que no sea la ideal, pero para un cicloturista como yo, y en marzo, es ideal para ir cogiendo kilómetros y poso sin morir en el intento.

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De salida ya nos tocó subir el Alto de Font-Rubí, ascenso sin gran dificultad que se vio amenizado en nuestro caso por un pequeño problema con la cadena de la bicicleta de Josep (que iba también de estreno de bicicleta), un ciclista con un radio roto al que le facilitamos el teléfono de la organización y un reventón de un integrante de una grupeta que subían en perfecto pelotón.

El descenso, rodeado de bosque y con espectaculares vistas del Penedés, nos condujo hasta la población se Sant Martí Sarroca, donde nos desviamos dirección a la Bleda. Con este giro entramos de lleno en el Penedés auténtico, discurriendo entre viñas y masías por caminos rurales perfectamente asfaltados, donde la magia de la comarca nos impregna hasta lo más profundo de nuestro espíritu cicloturista.

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Nuevas ascensiones

Llegado a la altura de la población de La Munia, iniciamos el ascenso al Coll de les Ventosses. Con buen ritmo y buenas sensaciones por parte de los tres, acometemos este ascenso, el cual presenta una pendiente bastante constante y algún tramo con impresionantes balcones que nos permite valorar todo lo que hemos ido subiendo. Finalizado este ascenso llegamos a El Pla de Manlleu donde está ubicado el primero de los avituallamientos.

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Recuperadas las fuerzas, acometemos una bonita carretera entre paredes de roca dirección Pontons. Carretera que va picando de subida, hasta que la dejamos para volver por caminos rurales para ascender al Alto de la Llacuna. La combinación de ritmo, kilómetros y rampas exigentes empieza a hacerse notar en las piernas, siendo el principal afectado por esta circunstancia Miguel, que empieza a sentir calambres.

Descenso largo el que pudimos disfrutar. Con partes técnicas, no muchas, pero rápido de los de dar pedales, perfecto para sacar esa vena de velocidad que todos llevamos dentro.

Antes de dar por finalizada la ruta corta, aun quedaba ascender de nuevo al Alto de Font-Rubí, pero esta vez por la otra vertiente. Aunque no era exigente, a alguno, como fue el caso de Miguel, se le antojo dura. Suerte que coronando estaba el segundo de los avituallamientos. Aquí optamos por separar nuestros caminos. Miguel siguió recto y Josep y yo optamos por la ruta larga, la cual volvía a ascender el Alto de Font-Rubí.

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De ilegales y sin dorsal

Para hacer la ruta larga nos tocó ir de ilegales y sin papeles. Protección Civil, sin contar con el apoyo de la Organización ni informarles, a las 12 de la mañana decidió unilateralmente y de forma incomprensible cortar la ruta larga. Imaginad el cabreo de algunos compañeros ante esta situación.

Pero Josep y yo no nos amilanamos ante este contratiempo: escondimos nuestros preciados dorsales y ¡adelante! ¡Qué la carretera no tiene llaves y el cicloturismo no tiene límites!

Al final 140 km, más de 2.000 metros de desnivel y 5:45 entre viñedos, por carreteras secundarias y deliciosos caminos rurales que nos transportaron a tiempos donde el cicloturismo no entendía de marcas ni tecnologías, donde sólo la carretera, la bicicleta y el cicloturista eran los únicos protagonistas.

Esta es una de las marchas cicloturistas que te recomendaría hacer, tanto en esta cita concreta, como si quieres hacerla por tu cuenta en cualquier época del año.


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