Revista Creaciones

Marco y Stacy Parte 3

Por Teamchevere
Marco y Stacy Parte 3


AVISO: Esta parte del relato es solo para mayores de 18 años. 


Pienso que estoy un poco loco, desquiciado podría ser, pero sinceramente cuando estoy cerca de ella, hasta en mis pensamientos soy incapaz de pensar con claridad. Es la primera vez que invito a una desconocida a mi casa y mucho menos para cenar. Usualmente optaría por visitar un aparta-hotel o sencillamente la parte trasera de mi auto, ella es diferente, no es una de esas mujeres con las que simplemente quieres llevar a tu cama para satisfacer tu placer. Quiero saber como es su alma y como reaccionaría. Esta noche, es seguro que lo descubriré.
Ella esta por llegar. Son las 7:16 minutos de la noche. Me dijo que seria muy puntual.
Arreglo un poco mi camisa en el espejo y me pongo un poco de perfume detrás de las orejas. Unos diez minutos mas tarde escucho el timbre sonar. Me asomo a la puerta y puedo apreciar por el ojo mágico su belleza. Va vestida con un vestido que llega por encima de sus rodillas amarrado a su espalda. — Esta hermosa. — Pienso. No la hago esperar más y me decido a abrir la puerta para apreciarla mejor.
— Hola. — Dice ella con una tímida sonrisa en sus labios.
Buenas noches. Qué alegría verte. Llegaste temprano.
— Te dije que puntualidad es mi segundo nombre.
— Pasa adelante, esta es tu casa, toma asiente donde desees. — Hago un ademán con las manos y la hago pasar.
— Es muy hermosa tu casa Marcos. Es increíble que un hombre soltero pueda tener una casa tan bien  organizada y decorada. Me encanta.
— Esta era la casa de mis padres. Es lo único que me quedo de ellos.
— Siento haberte acordado eso. Lo siento mucho.
— No, no te disculpes, al contrario para mi es un placer recordar a mis padres, sobre todo por lo maravillosos que fueron. Recuerdo que mi padre en su lecho de muerte me dijo que tratara de recordarlo na para llorar, sino para ser motivo de una sonrisa. El era el alma de las fiestas. — Recuerdo con melancolía.
— Yo lo extranaria, supongo.
— Claro que lo extraño. Pero en lugar de ponerme triste, simplemente los recuerdo con melancolía. — Le digo mientras sirvo un poco de vino en las copas.
Le entrego una copa de vino e inmediatamente tomo un sorbo. Ella me sigue.
— Esta delicioso. —  Murmura apreciativamente.
Marco y Stacy Parte 3— Es un Cloudy Bay Sauvignon Blanc. Lo probé durante un viaje a Nueva Zelanda. Es hermoso, es un país que casi no se visita, pero no pude con la tentación después de leer un libro donde los personajes hicieron un viaje hasta allí.
— ¿ Cuál es ese libro? — Ella pregunta con gran interés.
— De entrada no recuerdo el nombre. Pero te prometo que lo buscaré para que lo leas.
Ella sonríe con esa sonrisa tímida que solo ella es capaz de hacer que parezca provocadora. Aprovecho este momento para observar mas detenidamente su aspecto. Esta luciendo un vestido corto color lila con unos zapatos color crema, piel, no estoy seguro. Su cabello esta peinado en rizos y sus labios están pintados de un rojo intenso, totalmente provocador, nada que ver con la niña que estoy viendo en frente de mi. Tiene el cuerpo que cualquier mujer cree que necesita para conquistar a un hombre. Grandes senos, redondos y fuertes, no lleva sostén, lo que permite que pueda ver como sus pezones se endurecen por el frío, asumo. Una cintura supe pequeña, que completan su perfección con unas caderas y un trasero totalmente perfectos.
— Estas un poco callado. ¿Qué sucede? ¿Te estoy aburriendo? — Pregunta después de el tiempo, corto pero notable que me tome para observarla detenidamente.
— Te estaba observando. Eres hermosa.
— No creo, mira que grande son mis pies. — Dice observando sus pies desaprobatoriamente.
— ¿No sabias que tener los pies grandes te hace llegar mas rápido a los lugares? — Sonrío. — ¿ Tienes hambre? Es que voy a poner los ingredientes e inmediatamente este listo debemos comerlo, no sabrá igual si lo dejamos enfriar.
— Claro, comamos pues.
 Me dirijo a la cocina y me pongo a empalmar los ingredientes de la Paella. Minutos mas tarde comemos tranquilamente mientras hablamos de nuestra vida, nuestras costumbres, de todo.
— ¿ Entonces el libro de Nueva Zelanda es tu libro favorito? — Ella pregunta.
— No. Jamás olvidaría el nombre de mi libro favorito. Es El Zahir.
— Gran libro. Me encantó. Pero, ¿Por qué es tu favorito?
— Quizás me parezco un poco al personaje. Mi vida estaba abrigada de cosas que no me dejaban vivir ni siquiera me permitieran ser quien soy realmente y así es difícil ser realmente quien quieres ser.
— Creí que eras algo mas como romance.
Me río. — Seria un poco raro que mi libro favorito sea uno en donde se muestren las fantasías amorosas de las mujeres. Los he leído y me gustan. Pero este es mi favorito.
Nos levantamos de la mesa y seguimos al sofá acompañados de las copas y el vino.
— Me gusta estar aquí contigo. Me haces feliz. No se porque. Pero lo haces.
— Tu también me haces sentir así. Jamás me había sentido igual con alguien mas.
— ¿No tienes miedo?
— El miedo es para cobardes. No tengo porque tener miedo. Si tuviera miedo no me hubiera atrevido a ni siquiera hablarte aquel día en el parque.
— ¿Y tu no tiene miedo?
— ¿De qué?
— De lo que va a pasar esta noche. Es seguro que morirás de placer.
— No creo que nadie haya muerto ante por eso. Pero estoy dispuesta a ser la primera.
La tomo por la cintura y empiezo besando el lóbulo de sus orejas y detrás de ellas, dándole suaves besos mojados succionando levemente con mis labios y acariciando con mi lengua, despacio me dirijo hasta su boca y nuestro labios comienzan con una danza leve, pero poderosa que va incrementando a medida que pasa los minutos. Siento como mi erección esta presionando contra su estomago. Paso mis manos por la parte de arriba de su vestido, mientras me detengo en sus pezones y comienzo a hacer círculos en ellos, sintiendo como se van endureciendo a medida que van rozando con mis dedos y la tela.
Ella se acerca se aleja de mi para poder desabotonar mi camisa. La ayudo sacándola de mis brazos. Cuando mi torso queda desnudo, me acerco a ella y desamarro la parte de arriba de su vestido, dejando al descubierto sus preciosos senos son perfectos, fuertes y grandes. La cargo encima de mi, mientras voy besando y succionando sus grandes  rosados pezones durante el camino hasta mi habitación.
La pongo encima de la cama y sigo besando cada parte de su cuerpo, su estomago, su cuello, sus axilas, sus pies, sus muslos. dejando para el final el plato fuerte. Después de uno minutos, ella no para de gemir de placer y de rogarme. Bajo su fina tanga color carne y ella esta totalmente desnuda y dispuesta a mi, con sus piernas abiertas lista para recibirme. Bajo mis labios hasta sus labios vaginales e inicio una deliciosa danza de placer entre sus piernas, pasando mi lengua por su clítoris. Siento como las contracciones están llegando a su cuerpo y siento como se corre una y otra vez debajo de mi boca, sintiendo como el manjar de su placer llega a mi boca. Ya no aguanto mas, así que me detengo y bajo mis pantalones al mismo tiempo que mis calzoncillos y libero mi erección. Paso suavemente mi miembro por los labios de su vagina, de arriba a abajo, lentamente, mientra que poco a poco me entierro en ella por completo, escuchando un delicioso grito de placer asi mismo en cada embestida, que hago dentro de ella. Viniéndome furiosamente, después de momentos de que viniera su profundo orgasmo.

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