Salgo sólo un día en Carnavales, pero lo doy todo, me mean los perros, me bebo el agua de los floreros. E impepinablemente bailo hasta el amanecer “Marejada” Pues bien, marejada es la que tengo dentro de mí, y la que hubo ayer en Valencia, ciudad en la que nací, a la que me siento unido, en los buenos momentos, y cuando apesta, como ahora. La policía protagonizó uno de los episodios más vergonzosos de la historia de nuestra democracia (sí, ese sistema en el que vivimos, y por el cual parece que no podemos quejarnos de nuestros problemas, porque estamos en un país democrático) Y mis cojones. Porque hasta donde yo se, meterle de ostias a críos de 14 y 16 años es lo menos democrático que he visto en mi vida. Los “enemigos” del estado ahora resulta que tienen granos en la cara, son fans de Justin Bieber, pero que tienen las narices de pedir una educación digna y calefacción en las aulas (en Valencia por cierto hace una humedad nada agradable en estas fechas) Si a algún crío se le fue la mano, y quemó un contenedor, se le coge, se le hace pagar los daños, pero no se le parte la boca. Y ante este momento de rabia, de impotencia, de grises disfrazados de azules, y de señores que se llenan la boca de mierda, me preguntó ¿hacia dónde vamos?
A los que justifican estos actos sólo los escucho decir: los alumnos del Lluis Vives no pidieron permiso para manifestarse. Es que no hay que pedir permiso para exigir los derechos, hay que comunicar, y sólo un juez puede dictaminar que una concentración es ilegal. Esta noche muchos alumnos pernoctarán en la Facultad de Historia (la rectora ha tenido dos ovarios y no ha dejado a la policía entrar en el edificio) y seguramente dentro de una semana ya nadie se acordará de estos actos. Pero yo sí. Porque me duelen, porque me hiere saber que este estado nos está minando mientras nosotros bajamos la cabeza.
Hoy est@s chic@s nos han dado una lección a millones de parados que escuchamos de labios de los sindicatos “si esto continúa, a lo mejor, puede ser, organicemos una huelga general” Estoy harto, harto, y harto. La democracia no justifica las cargas policiales. La democracia no es el mejor sistema. Es el menos malo. Y ayer, en Valencia, no hubo democracia. Lo que si hubo cultura, aunque a alguno le costó verla.
Y en Twitter ya me he llevado palos dialécticos por todos lados por mi postura. Apoyo al 15M. Me llamaron etarra. Simpatizo con #PrimaveraValenciana. Me llaman etarra. Algunas cosas duelen + q las ostias
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