El cementerio de Molins de Rei acoge los restos mortales de una de las mejores actrices catalanas y españolas del siglo XX: Margarida Xirgu. Nacida en Molins de Rei en 1888, Margarida Xirgu i Sobirà vivió en su pueblo natal hasta los seis años, cuando la familia se trasladó primero a Girona y después a Barcelona, donde empezó a destacar dentro del teatro catalán por su extraordinaria capacidad interpretativa. Excepcional aptitud que llamó la atención de toda la intelectualidad del momento y que la llevó en 1912 a realizar su primera gira por América. A su regreso, se instaló en Madrid donde, dedicándose al teatro clásico en castellano, e interpretando obras de Jacinto Benavente, Benito Pérez-Galdós ( ver Guimerà, el robado Nobel catalán ) y un, por aquel entonces, desconocido Federico García Lorca recogió un éxito tremendo que la hizo internacionalmente conocida.
La llegada de la Guerra Civil significó una conmoción fortísima en su carrera y Margarida Xirgu, ligada profundamente al mundo cultural republicano, se vio obligada a vivir en el exilio, de donde ya no volvería. Un periplo que la llevó a vivir en Chile, Argentina ( ver Nahuelito, el esquivo monstruo de la Patagonia) y, sobre todo, en Uruguay, país del cual obtuvo la nacionalidad. Reconocida representante de la catalanidad en el exilio, murió en 1969 en Montevideo, donde recibió sepultura en el cementerio del Buceo. Reclamado su cuerpo por la Generalitat de Catalunya, fue repatriada en 1988 siendo enterrada definitivamente en el mausoleo que, dedicado a su memoria, se puede visitar en la actualidad en el camposanto de su Molins de Rei natal.