Escritora Ilustrada y consciente de la situación de las mujeres.
1753-1793
Traductora y poetisa. Figura representativa del grupo de escritoras neoclásicas, traductora de Racine y de Voltaire en España. Nació en una familia de origen noble hacia mediados del siglo XVIII. Su padre, Domingo Kickey, irlandés de Dublín, era teniente coronel de dragones. La madre, Ana Pellizzoni, natural de Milán, pertenecía a una familia de conocidos cantantes de ópera. Tuvo dos hermanos, Juan Jaime y Joaquín, los dos sirvieron en el cuerpo de guardiamarinas.
Se supone que Margarita nació en Barcelona, aunque la familia fijó pronto su residencia en Madrid. Siendo aún muy joven, contrajo matrimonio con el septuagenario Juan Antonio de Aguirre, ujier del Infante Don Luis, quien desempeñó posteriormente otros cargos cortesanos. En 1779, ya era viuda.
Fue amiga y corresponsal de García de la Huerta, a quien mantuvo informado durante su estancia en París en 1766 de los sucesos de la corte. También mantuvo correspondencia con Montiano, Luyando y Llaguno.
Sus poesías, llenas de dramatismo, giran en torno al desengaño amoroso. Están escritas en estilo sencillo y algo prosaico, recogidas bajo el título Poesías varias sagradas, morales y profanas o amorosas, donde incluyó dos poemas épicos en elogio del Capitán General Don Pedro Cevallos. En sus poemas, que fueron publicados bajo el seudónimo de Antonia Hernanda de la Oliva, hizo una alabanza del género femenino.
De las mujeres escribió:
De bienes destituidas,víctimas del pundornor,censuradas con amory sin él, desatendidas;sin cariño pretendida,por apetito buscadas,conseguidas,ultrajadas,sin aplausos la virtud,sin lauros la juventudy a la vejez despreciadas"
(cit. Serrano, 1903, vol, III, p. 514).
También se dedicó a la geografía y escribió una Descripción geográfica a histórica de todo el orbe conocido hasta ahora, en versos octosílabos, que no llegó a publicarse por los informes de Antonio de Capmany, secretario perpetuo de la Real Academia de Historia, que la descalificó por completo considerando que se trataba de un "trabajo inútil e incorregible." Además de dedicarse a la poesía y la geografía, fue traductora.
Tradujo del francés Adrómaca de Racine, y Zayra y Alcira de Voltaire. Su propósito era aclimatar en España el teatro francés.
Debido a las críticas que pudiera suscitar, en el prólogo de Andrómaca escribiría:
Prevengo y con eso ingenuamente, que no he querido sujetar esta mi obrita al juicio y corrección de nadie; y que solamente me he dejado llevar en ella para disponerla del modo que está, de mi gusto, genio o capricho,(...) he desconfiado de la crítica de todos y he escogido por mi único juez al público el que sin embargo y a pesar de la ceguedad e ignorancia que se le atribuye, hace (como el tiempo) tarde o temprano justicia a todos.
Estas palabras muestran que tenía un conciencia nítida de su compromiso y de sus responsabilidades como escritora. Sabía que iba a ser criticada por ser mujer y actuar de acuerdo a su gusto particular subvirtiendo el orden social relativo a los roles femeninos.
Fuentes:
Instituto Cervantes
Real Academia de la Historia
Llosa Sanz, Álvaro: Como si acaso el alma tuviera sexo. Margarita Hickey, el sexo de la escritura y la poesía de amor feminista en el Siglo de las Luces. En PDF