El relato oficial de la Transición Española parece más un cuento de hadas que un relato verídico. En esta historia idealizada el personaje central es el rey Juan Carlos I, retratado como un héroe sin mácula a un paso del mito. No obstante, el transcurso de los años ha erosionado su figura, que ha dejado de ser casi un semidiós para mostrar el lado más humano y menos favorecedor de su persona.
El rey, adaptación de la obra de teatro homónima escrita por el actor Alberto San Juan, no contribuirá precisamente a mejorar la imagen de este miembro de la dinastía borbónica. Presentada en el Festival de Cine de Europeo de Sevilla y en el certamen Márgenes, la cinta no oculta en ningún momento su carácter militante para retratarnos a un monarca mucho más oscuro de lo que se han encargado de contarnos.
Con la ayuda en la dirección de Valentín Álvarez, el intérprete de Bajo las estrellas nos sumerge en una pesadilla que tiene lugar durante la noche de la abdicación del viejo monarca. Los fantasmas de algunos personajes históricos que han sido importantes en su vida se le aparecen como si se tratase de un particular versión de Cuento de Navidad de Charles Dickens. El dictador Francisco Franco, Felipe González, Adolfo Suárez, Rodolfo Martín Villa y Juan de Borbón y Battenberg, el progenitor del protagonista, desfilan en una obra que no teme defender su particular tesis: que la monarquía parlamentaria actual fue planeada por las figuras del régimen dictatorial para salvaguardar sus intereses y los de aquellos que sustentaban el poder político y económico.
Puede que se compartan o no los postulados e ideas que se defienden en este particular cuento, pero no el talento del que hacen gala sus directores con los escasos medios a su servicio. Lejos de ocultar el origen teatral del texto, los realizadores dejan bien clara su procedencia mostrando sin tapujos el patio de butacas y dejando al descubierto sus recursos escénicos. Su aparente desnudez recuerda por momentos a las muy interesantes Dogville y Manderlay, las particulares visiones del pasado de Estados Unidos dirigidas por Lars Von Trier. Por otra parte, la iluminación remite ocasionalmente al cine expresionista alemán.
No menos brillante es la interpretación de un trío de actores en estado de gracia. Luis Bermejo compone de manera magistral a un monarca temeroso y soberbio, mientras que unos divertidos Willy Toledo y Alberto San Juan se desdoblan con bastante ingenio en los diferentes fantasmas históricos que visitan al regente en su mal sueño.
Quizá pueda acusarse a El rey de tendenciosa, pero no de ser una película inteligente que pretende dar otra visión de la excesivamente edulcorada historia oficial.