Revista En Femenino

María Barranco repasa las luces y sombras de la vida Hortensia Romero

Por Luciagleon @luciagleon

María Barranco en las tablas del Teatro del CarmenMaría Barranco desnudó sus vivencias en las tablas del Teatro del Carmen de Vélez-Málaga en la noche de ayer viernes. Legionaria de Fernando Quiñones fue la obra que la actriz malagueña trajo a la capital de la Axarquía, “adonde me gusta venir”, -dijo entre bambalinas la Barranco- porque “aquí vive mi tía”.

Pero seguro que el cariño por la tierra solo fue una anécdota, porque la intérprete, ganadora de dos premios Goya, estuvo magistral sobre un escenario donde se metió en el bolsillo al público asistente con solo recitar las dos primeras líneas de su monólogo.

Dirigida por Manuel Iborra, Legionaria está basada en la novela finalista del Premio Planeta “Las mil noches de Hortensia Romero” de Fernando Quiñones.

La Barranco apareció en combinación, enseñando sus encantos, que a pesar de estar entrada en años, le eran suficientes para darse una alegría de vez en cuando y tener un plato caliente sobre la mesa.

A veces encendía un cigarrillo, otras exprimía la botella a tragos mientras hacía partícipe al público de sus inicios en su profesión de prostituta, dibujaba el perfil de sus padres, de sus novios, de sus amantes, de los que le pusieron un piso o de su legionario. También, el de sus compañeras de casa, de casa de putas, se entiende, sus clientes raros o viciosos, de los hijos de puta. En definitiva, María Barranco dibujó las luces y las sombras de la vida de Hortensia Romero, una mujer que exprimía la vida al máximo. Que le daba gustos a su cuerpo y ofrecía placer a los otros. Una mujer con sentimientos, con episodios trágicos pero consciente de que la vida hay que vivirla con plenitud.

No es más puta la que ejerce esta profesión que la que se cree digna señora de su casa. No es más feliz aquel que cree llevar una vida correcta que quien se asoma a veces a los abismos del destino. La dignidad no es patria de los políticamente correcto, sino de aquellos que se lanza, viven y sienten, que al fin y al cabo, es lo que nos mantiene vivos. ¡A vivir la vida! Que ya hemos vivido dos días y nos queda el tercero.


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