Revista Cultura y Ocio

María de Buenos Aires (Piazzolla/Ferrer)

Publicado el 09 noviembre 2018 por Calabazon
ahmed lamarti ahmed lamarti Hace 3 años María de Buenos Aires – Astor Piazzolla & Horacio Ferrer Cuadro 1 – Alevare El Duende: Ahora que es la hora y que un rumor de yerba mora trasnocha en tu silencio, por un poro de este asfalto yo habré de conjurar tu voz... Ahora que es la hora. Ahora que ya has muerto para siempre y van de asalto, por vos, mis brujas rubias a tanguear misas calientes al alba, con sus lerdas putañías de contraltos; Ahora que tu amor se fue a baraja y, zurdamente, con una extraña arcada canallesca en cada ojera, te ardió una cruz de vino en la tiniebla de la frente; Ahora que en la sórdida tensión filibustera de un clave bien trampeado tocan tangos con tus huesos las manos desveladas de un Caín y una trotera. Ahora que el rencor, con rabia y pólvora de un peso gatilla, en su plegado bandoneón, la hechicería de un golpe en Ay Menor para el costado de tus besos; Ahora que ya estas de nunca más, Niña María, yo mezclaré un puñado de esa voz bandoneonera, que aún quema en tu garganta, con un poco de la mía, con borra de recuerdos, fiato negro y carraspera tordilla de un bordón. Así, del íntimo extramuro porteño de tu adiós, atravesando las fronteras sencillas de la muerte, he de traer tu canto oscuro. Tendrá la edad de Dios y dos antiguas mataduras: Un odio a diestra; y, a zurda, una ternura. Y al duro y dulce son fantasma de sus ecos, las futuras Marías, repechando Santa Fe rumbo a otra aurora, se apurarán temblando sin saber por qué se apuran.... Ahora que es la hora. Humo zaino y yerba mora... Penacho de relente, ya tu voz maríamente vendrá con tu memoria, aquí, pequeña y una. Ahora que es tu hora: María de Buenos Aires. Cuadro 2: Tema de María (instrumental) María responde a esa convocatoria y aparece encarnada en su voz en un tema de tango, “Tema de María”. El tango es el lenguaje de María, aquí una canción sin palabras Cuadro 3: Balada renga para un organito loco La voz de un payador: Pianito de mala racha que muele cuentos... a ver! si muestra el rengo en la hilacha de su valse, a la muchacha, la que nadie quiere ver!  Voces de los hombres que volvieron del misterio: Que moje el Diablo en garnacha su renga pata al moler. La voz de un payador (gaucho itinerant singer): El tiempo muestra la hilacha, y nadie la quiere ver! El Duende: Ella vino desde aquella dimensión transbarriotera donde alcanza, a la esperanza, una barrera y un camino; la campana, tres estrellas, una ojera en el balcón sombroso, un gol, la plaza...  El sol sin prisa de una misa con mañanas y vecinos y torcazas; algunos mozos que le dén a las polleras; y un andén, con otro humo y otra pena y otro tren para la espera. Una novena una ramera, un almacén. La voz de un payador : La pequeña nació un día que estaba borracho Dios: por eso, en su voz, dolían tres clavos zurdos... Nacía con un insulto en la voz! Voces de los hombres que volvieron del misterio: Tres clavos chuecos... Un día que estaba mufado Dios. La voz de un payador: Tres clavos negros... Un día que estaba de estaño Dios. El Duende: Y dos angelotes de la guarda parda, dos raros palomos que andaban de trote por la orilla ñata, trajeron llorando a la Niña en el lomo. En la cal mulata del último muro, plegando de pena las alas de lata, grabaron su nombre: María, con balas morenas. De arena y de frío le hicieron los días, tan duros! Y, a espaldas del río, allá donde el río se junta a la nada, la Niña María creció en siete días. La voz de un payador: Zapada de contrasuerte, Milonga a suerte y verdad, que un bordón de mala muerte -sin llorarte ni quererte fraseaba en tu soledad... Voces de los hombres que volvieron del misterio: Pequeña... Qué inversa suerte saber toda la verdad! La voz de un payador: La Zapada de la muerte punteaba en su soledad. El Duende: Como esta ciudad, de duelo y de fiesta, robada a las brujas terrajas y en celo que empujan la vida, María fue un poco del loco de cada baraja suicida y vacía jugada a la apuesta perdida de la soledad. Fue el verso de antojo broncao en la puerta del primer fracaso y la rosa tuerta de un payaso cojo. Diosa y atorranta, del cielo y del hampa fue trampa lo mismo. Y atados de un pelo por el alba van, su parte de abismo, su parte de pan. La voz de un payador: Y en el barrio, las arpías viejas de negro capuz como en una eucaristía mugrentera, por María rezan lunfardos en cruz. Voces de los hombres que volvieron del misterio: Allá en el barrio, María, le han puesto nombre a tu cruz! La voz de un payador: María de Agorería, tendrás dos tangos por cruz... El Duende: Pero aquellos hombres, los rudos maestros de mi tristería, que saben del mudo arremango que cabe a ese nombre, y han vuelto a su modo tan lerdos, tan serios de todos los nuestros misterios, cuando hay pena llena canyengueando el aire de las curderías, lo nombran apenas ladrando a su recuerdo la sombra de los tangos que ya fueron y no existen todavía. La voz de un payador: Triste María de Buenos Aires.... El Duende: De olvido eres entre todas las mujeres. La voz de un payador : Triste María de Buenos Aires.... El Duende: De olvido eres entre todas las mujeres. La voz de un payador: Triste María de Buenos Aires.... El Duende: De olvido eres entre todas las mujeres. La voz de un payador: Triste María de Buenos Aires.... El Duende: De olvido eres entre todas las mujeres. Cuadro 4: Milonga carrieguera por María la Niña Porteño gorrión con sueño: En los ojos de mi niña, contracompás de otros llantos, anda una oscura nostalgia de cosas que aún no han pasado. La calle le echó los naipes de odiar, recontramarcados, la madre: hilaba pérezas; y el padre: arriaba fracasos. La vieja tristonguería del blues de los lunfardarios, dá un qué sé yo a mi María y otro al lomo de su gato. Zaina la voz, la cadera, la crencha y los pechos zainos, le van, de furca, en la espalda, las ganas de veinte machos. De renoche, cuando llueve siempre igual siempre en su patio, le cuentan tangos de hadas las bocas del subterráneo. Setenta veces los siete vientos del Sur, la han alzado; sólo a mi voz ella entorna su piel, su rosa y sus años. María: Porteño Gorrión con Sueño, vos nunca me alcanzarás. Soy rosa de un no te quiero, ya nunca me alcanzarás. Porteño gorrión con sueño: Te irás de noche, María de este cantón porteñato, con la trenza destrenzada y el sueño desabrochado. Y los pardos camioneros que estivan bronca al mercado te harán un ramo de grelos y un coro de navajazos. Mas allá, en los masalláses nocheteros y enwhiskados, dos hippies de barba zurda la insultarán con milagros. Las rubias mandragoneras de un zodíaco mulato, le harán trece mordeduras en las líneas de la mano. Y su beso, que era un poco de azafrán y de desgano, se sabrá a nueve columnas como si fuera un atraco! Setenta veces los siete asombros le habrán robado, le quedarán tres: el mío y los ojos de su gato. María: Porteño gorrión con Sueño, ya nunca me alcanzarás... Porteño gorrión con sueño: Mi voz, en todas las voces para siempre sentirás. Cuadro 5: Fuga y misterio (Instrumental) María, tal como presagiara el Porteño Gorrión con Sueño, se marcha de noche de su barrio y atraviesa, silenciosa y alucinada, la ciudad. Cuadro 6: Poema valseado María: Un bandoneón que mi tristeza tiene escrita, hoy dos temblores me ha mezclado en la garganta: con gusto a Sur, me dió el temblor de Milonguita, y otro peor que sabe a Norte y nadie canta! Del bandoneón, que huele a sombra de macroses, oigo el arcángel de la prostibulería, frasear su acorde canallesco a siete voces que suenan siete y son siempre la mía. Si hasta el abrazo de morir me siento en celo, y me lo arranco un poco en cada gatería, que duelo habrá que ya no alcance a ser mi duelo! que parda trampa que no pueda ser ya mía! Y seré un resto de ceniza entanguecida; y el medio amor, desde el final, me hará su guiño, y, aún, arderé, por dos monedas, otra vida, sobre un lunático repliegue del corpiño. Seré más triste, más descarte, más robada que el tango atroz que nadie ha sido todavía; y a Dios daré, muerta y de trote hacia la nada, el espasmódico temblor de cien Marías... Un nuevo viento de la rosa de los vientos remueve el son de un bandoneón en mi retiro. Y el bandoneón tiene una bala en el aliento para gritar mi muerte al son de un sólo tiro... Cuadro 7: Tocata rea El Duende: (al bandoneón) Goteaban un absorto prestigio de glicinas las llagas de tu fuelle. Y el eco de un rosario tangueado eran tus pliegues, cinchando en la barcina ternura de un milagro... Qué estafa esas espinas que un día nos vendiste gimiendo en el calvario! Yo sé que, entre tus voces, secreto y arbitrario. te chaira las lengüetas el Diablo, y que tus sones son gritos afanados del óleo perdulario que un Goya cajonesco pintó contra un sudario, con lágrimas de Judas, de horteras y cabrones. Yo he visto a tu patota de sardos bandoneones batir las negras alas y arder las botoneras a punto de Macumba. Y, allá, en los trascartones del Mal, sangrar del turbio marfil de los botones la voz de la pequeña, con todo el beso afuera! A dónde la enterraste? Me cache! Si ella era el poco misterio que un Dios atribulado, un pobre Dios porteño que amaba a su manera, nos dió, para que siempre por dentro nos siguiera golpeando una pregunta, que vos nos has matado!  Ahora y en la hora, de atrape y profecía te harán los sordos dedos de un ángel retobado un solo a dos puñales, por cada fechoría, un solo de Iscariote, con swing de antifonía canera, hasta que escupas, de a dos, los dos teclados! Entonces con un verso de dientes apretados, un verso en punta de hacha, con sed, total, prohibido, te voy a hacer un tajo triunfal, de lado a lado, para que mueras triste, gritando de parado, en una como náusea de tangos, lo perdido Cuadro 8: Miserere canyenue de los ladrones antiguos en las alcantarillas Ladron antiguo mayor: Hoy, que a los poetas y a los pungas y a las locas les saldrá, otra vez, un cuervo blanco por la boca: hoy, que por el dos profundo y fijo de los dados miran, de otro mundo, dos ojitos alunados... Hoy, que irá a buscar su par por bares espantosos, la cansada pierna de neón de un luminoso; Hoy, que la aburrida tangazón de algun cortado un arlequín -que vió la punta del piolínse hundió abrazado de un terrón...! Voces de madamas: Con restos de antiguos crespones en llamas pondremos candiles las viejas madamas. Voces de ladrones antiguos: Atávicos signos de supersticiones tendrán nuestras uñas de antiguos ladrones. Voces de madamas: Las viejas madamas, abriendo los lechos, tendremos la hoja de te entre los pechos. Voces de ladrones antiguos: Con un antifaz de charol en la jeta daremos maitines con dos palanquetas. Voces de madamas y de ladrones: Que hoy viene la Niña y estarán en flor la yeta y el vino y un Re muy Menor. Ladron antiguo mayor: Porque estaba escrito con sal en los muros de esta catacumba porteñesca y sola, y abrimos al grito de siete bandolas un séptimo sello lunfardo y maduro. Porque estaba escrito con tango, este día,  Voces de madamas: Ya viene la Niña buscando el mulato camino del abismo, montada en su gato. Ladron antiguo mayor: Son reas candelas de luz en cuclillas sus ojos que alumbran, corriendo las losas, pequeñas auroras polares de cosas, muy viejas, que habitan las alcantarillas. Le queman las noches detrás de la frente, como húmedas monjas de polvo que zurcen rezando morbosas milongas sus dulces, calladas y extrañas ojeras calientes. Voces de ladrones antiguos: La Niña ha llegado... La Niña cayó: diremos un cántico en Clave de No! Ladron antiguo mayor: (a María): Desde hoy, para siempre, condeno a tu sombra: Que en pena y robada a la mano de Dios, regrese al asfalto, dramática y sola, y arrastre tus culpas, bien hembra y bien sombra, sangrada por siete navajas de Sol. Voces de madamas: María torcaza, María en el buche, te harán los martirios su sórdido escruche. Voces de ladrones antiguos: María de un peso, María que risa! te trincan los muslos dos manos de tiza... Voces de madamas: María de un whisky, María en las rocas, que gusto a la vuelta tendrás en la boca! Voces de ladrones antiguos: María bufosa, María de Amén, y un punto escarlata tendrás en la sien. Ladron antiguo mayor: Allá va la Sombra de María a su otro infierno... Sólo, queda aquí, la vaina rosa de su cuerpo: tiene todo el mal del mundo, en flor, cabal y abierto hasta el final; y sin embargo, el corazón se le ha negado a ser peor! Voces de madamas y de ladrones; a una vez: Ladrón Antiguo Mayor: su corazón...está muerto! y afuera hay olvido y es Martes y es Trece, dará un negro gallo de sangre, tres veces, la pascua canyengue que anuncia a María. Cuadro 9: Contramilonga a la funerala por la primera muerte de María El Duende: María de Buenos Aires murió por primera vez; La enterraron -fué tarde...con sus muecas funerales, un puñal y un cascabel.  Y el alba se atoró con sensación de embolia rea, de cuando fué la Niña, arriando el gesto, rumbo a una calle con velones y magnolias ya con las cosas de morir y el frío puestos. Y en la esquina donde aún tejen las Mamitas con esplín, dos Malenas de relente -que habían muerto muchas vecesle enseñaron a morir. Misterio allá, misereteando en la maroma de un jingle obsceno en soledad de sacramento, fueron cinchando la cureña de palomas los doce judas de un cristito temulento. Por las fábricas, las pibas que hacen la noche a telar, le pusieron, a María, un malvón de poliamida y una orquídea de percal Por el escote, le salía una neblina negra y atada con la cinta sucia y triste que un raro beatle destrenzaba, a la sordina, del luto misterioso de sus twistes. Se murió tanto la Niña cuando se puso a morir, que era una trágica encinta que, llena de muertecitas, no cesaba de parir! Que cosa! nuestra María murió por primera vez... La enterraron dos mendigas al doblar de las propinas en la borra de un express. Pero en su sola catamufa, zurdo antojo de un loco mimo sobrehumano, a contrayumba de dos pequeñas explosiones de los ojos, echó dos lágrimas de rimmel por la tumba... María de Buenos Aires lloró por primera vez. Cuadro 10: Tangata del alba (Instrumental) Ya sepultado el cuerpo de María, comienza el largo via crucis de La Sombra de María. Deambula, perdida, por Buenos Aires. Cuadro 11: Carta a los árboles y a las chimeneas La sombre de María (Dicho) Buenos Aires, Abril de Toda Mi Tristeza. Queridos Árboles, amadas Chimeneas que dan la sombra y dan la nube de mi barrio:  Mi dolor ha inventado el dolor de otra cruz en la misma raíz; Todo pasó como sabrán... Que estoy de luto por mi propio recuerdo. En tanto les escribo -con la ternura al hombro y llena de esa sola mala palabra que no sé como se dicesale, otra vez, el Sol para apedrearme el miedo con unas migas de su dulce desayuno, como aquel que tira tres pelotas por veinte contra la cara ensangrentada de la infamia. Ya la gente fue a vivir; cabe el cielo en un jornal!; loco de azul, a Dios le sobra luz para amasar los pájaros y el pan. Si El, otra vez me cierra el ventanal, hartos de mí, los ojos me darán tres vueltas y se irán bizqueando hasta un guiñol de pólvora y de alcohol. Ya dirán, en el barrio, después: su recuerdo está grave, otra vez...! Queridos Árboles y amadas Chimeneas: igual que el humo y que la hoja ya perdidos, oirán mi nombre con la sombra en la muerte viva la vez primera y la vez última que un viento -asma del Sur, gusto de Amén, macho en exilioentre a zapar su Tango Aún por Buenos Aires! Nada más. No hay adiós: que el adiós nos dolía al principio y no al fín. Ya en un balcón oloroso a mi voz, ponganle dos lutitos de hollín. La Sombra de María.  Cuadro 12: Aria de los analistas Coro de analistas: Pasen a ver, caballeros! cosas jamás nunca vistas traeremos los analistas a este circo porteñero!... ...Pasen a ver!: malabares de un bello remordimiento que hace su trágico intento con siete libriums impares!... Analista primero: Buenos Aires, Buenos Aires saca tus sueños al sol, que los sueños tienen picos, rataplán y rataplón!  Coro de analistas: Pasen a ver!: que la vida se enredó en la pena floja, y un Yo porque se le antoja traga angustias encendidas! Aquí está la voltereta de un rencor que, en zapatillas, saca un boom de pesadillas por detrás de la careta! Analista primero: Buenos Aires, Buenos Aires, saca tus sueños al sol, que los sueños tienen filo, ratapleno y rataplón! Coro de analistas: Pasen a ver!: que asomado por el plano sagital, da un doble olvido mortal un gran complejo amaestrado! Pasen a ver!: Adelante! que en la pista y poco a poco va hilando una sombra el copo con culpas de antes de antes!... Analista primero: Buenos Aires, Buenos Aires, saca tus sueños al sol, que este sueño es de María, rataplín y rataplón! Coro de analistas: Cámara uno: al recuerdo! Cámara dos: a la conciencia! Que pongan un decorado con trapecios de tiniebla, que la niña hará su salto vestida de memoria negra. Y el Analista Primero le pide cuatro piruetas. Analista primero: Cerrá los ojos María, que así en tus ojos cabrán un patio ñato y un canto que en ese patio se oirá. Es el llanto de tu madre? La sombra de María: No lo siento. Dicen, de ella, que tenía en la cintura una gran sensiblería, como de silla vacía, y que fregaba estrellas sucias para afuera. Pero que nunca lloraba. Eso cuentan los que estaban de ella al tanto. Fue un Viernes, -y no fue santoy, ya, me lo acuerdo mal.  ANALISTA PRIMERO (Cantando) Abrí los sueños, María, que así en tus sueños habrá una fragua con dos manos que en esa fragua hacen pan. (Dicho) Son las manos de tu padre? LA SOMBRA DE MARÍA (Dicho) No sé. Pero de él se ha recordado que jugaba al pase inglés con dos cortafierros cargados con sangre dura, y que perdía cuantas veces lo quería. Eso juran los que entonces le ganaban con sietes y onces de risa. Fue un Miércoles de ceniza, y ya me lo acuerdo mal. ANALISTA PRIMERO (Cantado) Cerrá tus ojos María que así dos ojos verás, un grito y un beso izquierdo que en este grito se va. Es ése tu primer beso? LA SOMBRA DE MARÍA No sabría. Pero cuentan que en él cabía tanta tristeza como la que hubo en el Jesús que no tuvo para leños y se pintó una cruz en el lomo. Y que, ese beso, otro día, se hizo hacer un pequeño aborto cerezo en cada labio. Eso callan los que saben de ese beso y aún lo gozan. Yo, entonces, era una rosa; y ya me lo acuerdo mal. ANALISTA PRIMERO Abrí los sueños, María, que así en tus sueños cabrán un whisky y dos golpes rubios que desde el fondo se oirán Es corazón que llama? LA SOMBRA DE MARÍA Dificilmente. Mi corazón cortado en cuatro, está dicen sepeliado en las cuatro troneras de un billar robado. El que ahora llevo puesto se lo compré a una encorazonadora que tenía corazonería de viejo en un paisaje terraja, y vendía corazoncitos tristeros de baraja francesa y de conejo, de tatuaje de Marínero con Péreza, de rima de canción de cuna y de alcaucil. A mi, me puso uno que es de vista y no de lastima, recortado del mandil de un bandoneonista; y con agujita de estaño y de hilo de humo castaño, me lo bordó en el vientre. Dijo que eso era lo que convenía para quien, como yo, soy una sombre María, y ya por sombra solo sombra seré sombra y seré virgen para siempre. Lo dijo mientras cosía y ya me lo acuerdo mal! ANALISTA PRIMERO (Cantado) Cubrí tu pecho, María, con un puñado de sal, que adentro te mira un cero, y el cero te va a llorar! LA SOMBRA DE MARÍA (Cantado) Del numeroso gris de anteayer ya no me acuerdo más que de aquel misterio cruel que me gritó: Nacé! y cuando entre a vivir, se sonrió... Y al fin al verme así, tan última y tan yo, mordiéndose, gritó: Morí!... Cuadro 13: ROMANZA DEL DUENDE POETA Y CURDA El Duende: Aquí, en este mágico bar talismanero se sabe casi todo!... lo cuentan, de escolaso las sotas y los reyes, ventrílocuos cabreros de cosas que el Destino fermenta entre los mazos. Aquí, pegado al ñato revés de cada vaso nos mira el ojo quieto y abierto de locura, que algún Discepolín que quiso verle los pasos al diablo, cosió con un hilito de amargura. Voces de tres marionetas borrachas de cosas: Desde que esta copa que el Duende, por triste, se está fajando, tres Marionetas Borrachas de Cosas, lo campaneamos. El Duende: Aquí, donde mañana sabe a antaño, buscando a Dios yo ví, de escalofrío, que estaba en lo que quiero y en lo que extraño, cortado a esa sazón, como el tamaño del grano da el tamaño del estío. Aquí, en cada botella, cabe un río; y al fondo de ese río hay otro estaño; y, en curda, en ese estaño, un verso mío, y, en el, la plata triste de otro río que me hizo Duende, me hizo... hace mil años! Voces de tres marionetas borrachas de cosas: Al Duende -que en la operita venía el cuento contandose le ha perdido una sombra y, en curda, la va llamando El Duende: De mí, jugado a vos, te mando este retazo de tango con ojeras, que allá en tu pena entero, removerá en la amarga ceniza de tus pasos la bronca enamorada de un canto compañero. De mí, y a donde me oigas, irán hasta tu cero, dos lucas de rubionas, yironas y Melatos, a echar sobre tu sombra un fato de luceros. (Los huesos de Olivari conocen de este fato!). Voces de tres marionetas borrachas de cosas: Pobre Duende! Anda por esa sombrita, desesperado: y nos pide a los compinches que a ella llevemos su llanto. El Duende: De mí, y en donde estés, con una fuerza de locos, como un himno estrafalario, tan hondo sonará el concierto mersa que un viejo ciego, a vos, te hará en la terza morena de su reo estradivario. De mí, y en donde estés, pondré un plenario de dulces duendecitos que retuerza la niebla de tu piel; y un tabernario rumor de nazarenos carcelarios dirá tu Anunciación en parla inversa. Voces de tres marionetas borrachas de cosas: Iremos todos, Don Duende, los puntos de este curdato a llevarle a la Pequeña de parte suya, un milagro. El Duende: Y así que vos renazcas, sabras qué trampa tienen la yerba en su barrica, y el cielo del agujero que mira del zapato; la lluvia que no viene y un sorbo de esa lluvia, y el tiempo en su tiempero... ¡Y así María! ¡Así, María! ¡Asi! por cada quiero Y nueve lunas locas y en celo de tu infarto de luz, te harán en torno los guiños sensibleros de un baile amanecido de risas y de partos... Voces de tres marionetas borrachas de cosas: Ya vamos, Sombra María, con el Diciembre y los cantos que está amasándote El DUENDE con el polen de este estaño. El Duende: Y así, por un silencio de corchea, vendrá por fin tu día: un alazano Domingo, que te hará con las más feas hojitas de un laurel de olor, la rea y angélica belleza de sus ramos.  Tu día, nacerá del meridiano cachuzo del umbral endonde hornea su misa, algún poeta a contramano. Así sea, querida, de cristiano. Así, de tuyo y nuestro... Que sea así! Cuadro 14: Alegro Tangabile ( instrumental ) Las tres Marionetas Borrachas de Cosas salen junto con sus compinches del mágico bar para llevarle de parte del Duende a la Sombra de María el milagro de la fecundidad. Una sinfonía de marionetas, angelitos de barro cocido, chaplines, murguistas, discepolines gana enloquecida la calle de Buenos Aires, buscando el germen de un hijo para la Sombra de María Cuadro 15: Milonga de la anunciación La Sombra de María: Tres marionetas -chuecas y locasque una violeta en la boca me hincaron ayer, con un cuchillo en los dientes, por el revés de mis caderas tordillas, zurciendo van un gran remiendo en flor de hinojo y de sisal Ay!... Flaco y en banda tan cadenero!me anda un Jesús chapalenado, de cuarta, en la voz, un canyenguito sobón con un compás de punto cruz; y un dulce barro torcaz de Cruz del Sur que hoy me ha puesto a temblar. Y un angelito de terracota, tuerto del grito en la rota viudez de un pretil, mascando un salmo en sanata, con un jazmín me ató un solcito de leche sobre el sutién, qué dos espasmos de luz tengo atrás de la piel! Dale María! Si nueve llantos son todo el pardo misterio que habia que ver, ¡qué loco intento de espiga que vas a hacer!, ¡qué dura rama celeste te va a crujir! Dale que está al venir! Dale que duele bien! Ay! Tengo atorada tanta ternura que de una sola ternura a Dios puedo parir! Y se es que nadie ya quiere de mí nacer, en el rebozo robado de algun Chaplin, entre mis brazos daré de mamar a un botín! Cuadro 16: Tangus Dei Una Voz de Ese Domingo: Hoy es Domingo, y al día los sacan del Domingario una novia sin Domingo y el penúltimo borracho. El Duende: Hoy es Domingo: Laurel con leche. Desde el badajo de su cuchara da un capuchino tres campanadas: trás los misales, pican motetes las derrotadas y alegres nalgas de las matronas: Laurel con ajo. Una Voz de Ese Domingo: Hoy es Domingo, y las brujas espiran, porque asomados del tuco les tiran soles los chicos y los payasos. El Duende: Hoy es Domingo, laurel con fiaca. Domingamente rueda un bostezo. Y, en el bostezo, dan las muchachas la buena nueva del buen mal paso que arde en la hilacha pródiga y tensa de sus bluyines: Laurel caliente. Una Voz de Ese Domingo: Hoy es Domingo; y un coro de mil domingos muchachos desde el orsai dice un viejo romance en cuatro dos cuatro. Voces de las amasadoras de talarines: A las amasadoras de tallarines algo nos pasa: Por qué es que se nos retiemblan las manos duras entre la masa? Voces de tres albañiles magos: Que gusto le han mezclado los copetines, que tienen una patota de estrellitas, en donde estaban las aceitunas? Una Voz de Ese Domingo: Hoy es Domingo y atorran hasta los séptimos tangos; será, sin embargo el día del más antiguo trabajo. El Duende: Hoy es Domingo: Laurel y azares. Qué Buenos Aires le echó los naipes a este Domingo que así, en la altura pampero arriba, tres profetitas locos laburan juntando ramos de un nuevo aroma: Laurel del aire? Una Voz de Ese Domingo: Hoy es Domingo y me han dicho que hasta el muñeco de trapo que cuelga en los colectivos viene a lo alto mirando.  El Duende: Hoy es Domingo: Laurel servido. Qué extraña siembra dió este Domingo, que allá en lo alto de un piso treinta, sola en la sola cal de un andamio, reparturienta de nueve asombros, hierve una sombra: Laurel con hembra! Una Voz de Ese Domingo: Hoy es Domingo; y a punta de diente, como peleando allá esa sombra por dentro sus lutos se esta lavando. Voces de las amasadoras de talarines: Se le abisma la cintura la cincha de un nudo zaino. Voces de tres albañiles magos: Y la marca de sus uñas se ve en el cemento armado. El Duende: Cuánta cosa, uno por uno, le retoña los ovarios fecundos de mil dolores en seducción de sopapo. Si parece que tuviera hasta el nombre embarazado! Que retemblor le sacude la entraña, como si echando setenta reencarnaciones de un jesusito nonato, se arrancara del los huesos del vientre, setenta clavos... (La sombra de María, comienza a cantar un villancico a los lejos.) Dos angelotes parteros la trincan de bruces, cuando le dan de forceps los fierros del pesebre hormigonado. Como alumbra para adentro! Qué luz le chaira en el tallo! Qué clara lastimadura -cruza de muerte y de orgasmole enciende por la cadera como un canyengue de astros. Fuerza María: que nace y nace, naciendo tanto, que te pare hasta el olvido, y te empuja entre las manos y en la raíz y en la rabia y te renace a pedazos, por las puntas de otras trenzas, por las grietas de los labios,  por el gesto, y por las ganas de nacerte hasta el cansancio! Cuánta Navidad tenías atragantada en lo años!! qué zafra brava, María, zafra de partos, tu parto... Voces de las amasadoras de talarines: A quién recien ha nacido nada le sobra y no tiene cuna. Voces de tres albañiles magos: Su padre que es un carpintero de obra ha de hacerle una. Una Voz de Ese Domingo: Desde lo alto del Domingo los Tres Albañiles Magos, en la arena de esa cuna un guiño rosa han dejado. Voces de tres albañiles magos: Porque es que los angelitos todos llorando a encurdarse han ido? Voces de las amasadoras de talarines: Porque ese niño no es niño, Jesus! Que es niña: niña ha nacido! Una Voz de Ese Domingo: La Niña tuvo otra niña que es ella misma y no es tanto. Quieren final y principio ser gotas del mismo llanto. Voces de los espectadores: Por Dios!: Los espectadores también queremos saber, si la letras de este tango ya ha sido o esta por ser. Una Voz de Ese Domingo: En los ojos de la niña el tiempo está bien robado: por ayer y por mañana María la han bautizado. El Duende: Pero aquellos hombres, los rudos maestros de mi tristería, que saben del mudo arremango que cabe a ese nombre, cuando hay pena llena sobre el aire overo de las curderias, lo nombran, apenas, ladrando a su recuerdo la sombra de los tangos que ya fueron y no existen todavía. Una Voz de Ese Domingo: Nuestra María de Buenos Aires... El Duende: De olvido eres entre todas las mujeres... Una Voz de Ese Domingo: Nuestra María de Buenos Aires... El Duende: Presagio eres entre todas las mujeres... Una Voz de Ese Domingo: Nuestra María... El Duende: De olvido eres entre todas las mujeres... Una Voz de Ese Domingo: Nuestra María... El Duende: Presagio eres entre todas las mujeres... Una Voz de Ese Domingo: María... Una Voz de Ese Domingo: María...

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