El 20 de enero de 1582, Juan de la Cruz y Ana de Jesús fundaban el carmelo teresiano de Granada. Hoy nos vamos a referir a una hermana que entró en esa comunidad pocos años depués: María de la Cruz. Granadina, culta, con una vocación decidida, entró en contacto con Juan de la Cruz y con Ana de Jesús, dos personas que van a ser decisivas en su aventura espiritual.
María de la Cruz escribe en un tiempo en que casi todas las mujeres son analfabetas. María de la Cruz comenta la Sagrada Escritura en un tiempo en el que la Biblia era un objeto fuera del alcance de la mayoría. Sería fundadora del convento de carmelitas descalzas de Úbeda (Jaén), en 1595.
María del Rosario Bueno Valdivia es la autora de una tesis doctoral sobre su figura. defendida en 2015 y dirigida por las doctoras Mercedes Arriaga Flórez y María Mercedes González de Sande, dentro del programa doctorado: Mujer, Escrituras y Comunicación de la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla.
La tesis está disponible en acceso abierto en el repositorio de la Universidad de Sevilla. Ofrecemos el resumen e invitamos a su lectura completa.
Consta de seis capítulos:
- I. María de la Cruz: una mujer en el Siglo de Oro
- II. Maria de la Cruz y el Carmelo descalzo
- III. Formación religiosa en el claustro
- IV. La religiosa escritora
- V. María de la Cruz y la tradición mística femenina
- VI. La obra de María de la Cruz
Texto completo de la tesis en este enlace:
Resumen
María Machuca de Haro nace en la ciudad de Granada en 1563 y muere en Úbeda en 1638. Analizar su vida y su obra es entrar en las entrañas más íntimas de los Carmelos femeninos recién reformados.
Teresa de Jesús había muerto en 1582, María de la Cruz, su nombre de profesión, entra en el Carmelo granadino en 1586, de la mano de fray Juan de la Cruz y allí está como priora Ana de Jesús, dos de las personas más influyentes para que el camino emprendido por la santa de Ávila no se pierda. La influencia de ellos dos y muy especialmente la de fray Juan de la Cruz será decisiva en la vida y en la obra de María.
María de la Cruz es un alma de oración, una mujer con vocación religiosa clara y manifestada por ella desde su más tierna infancia. Cuando es recibida en el convento granadino ya es una mujer instruida. Desde pequeña ha asistido a la escuela y ha recibido una formación académica destacada. Conoce el latín y tiene una memoria prodigiosa, dos armas que ella se encargará de hacer notar cuando sus superiores pongan en tela de juicio sus conocimientos de las Sagradas Escrituras.
Cofundadora del convento de la Purísima Concepción en 1595, desempeñará el cargo de priora durante cuatro períodos, y será en el claustro ubetense donde despliegue todo su saber hacer y decir. De su mano exploraremos las lecturas en el claustro y la situación bíblica en el Siglo de Oro español así como los Índices de libros prohibidos.
Y de la lectura pasamos a la escritura conventual. Repasamos los diferentes géneros literarios que se cultivaban en el claustro y de los que María de la Cruz es un buen exponente, para situarnos en la escritura de las Vidas, género en expansión en este momento histórico y del que María nos ofrece dos manuscritos, la suya propia y la de Catalina María. María de la Cruz es también un alma de oración, alma tocada por el Espíritu de Dios, experimenta y nos comunica esta íntima relación de unión, y nos detenemos a explorar qué significa este término y su recorrido histórico, lo que nos permite insertarla dentro de una cadena de mujeres místicas que se desarrolló a lo largo de varios siglos en Europa y que tiene su culmen con Teresa de Jesús en España.
De su extensa obra solo nos han llegado sus manuscritos de madurez, sus primeros escritos, entre ellos sus Poesías Espirituales, fueron quemados por un provincial que no entendió cómo una mujer podía glosar el texto bíblico. Humilde hasta el extremo, utiliza la fórmula ¿del mandato¿ para desarrollar la necesidad y el placer que le produce la escritura. El lector siempre está presente en la obra de María de la Cruz, siquiera para que por medio de ella, alguien pueda ¿abrasarse de amor¿ al más puro estilo de San Juan de la Cruz, su maestro. Esta es la vida y la obra de María de la Cruz, una mujer del Siglo de Oro español, perteneciente a la Orden del Carmen Descalzo, escritora y mística.