Bienvenidos un viernes más a nuestra sección Escritores y traductores. Hoy, 8 de marzo, aprovechando que es el Día de la Mujer, queremos hablar de una escritora y autora sin igual: María Lejárraga. Acompáñanos a descubrir su vida y su obra.
Primeros años
María de la O Lejárraga García nació el 28 de febrero de 1874 en San Millán de la Cogolla, en el seno de una familia acomodada. Con cuatro años, su familia se traslada a Madrid, donde su padre ejercerá como cirujano. Su madre, muy involucrada en la educación de sus hijos, será los métodos pedagógicos franceses. María Lejárraga cursó estudios de Magisterio y profesorado de Comercio en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, donde se familiarizó con los principios de la Institución Libre de Enseñanza. En 1897 gana su plaza de maestra por oposición, que ocupó hasta 1909.
En 1905 le fue concedida una beca para estudiar el funcionamiento de los centros pedagógicos europeos, por lo que pasó una larga temporada en Bélgica. Allí conoció las tesis socialistas, que influyeron en su formación como maestra. Debido a la visión de la sociedad de la época, que la mujer se dedicara a las artes o a las ciencias no era considerado algo favorable. Ello dificultó la labor y las inquietudes literarias de María Lejárraga. No obstante, en 1899 publicó su primera obra, Cuentos breves. Su familia la acogió con frialdad y esto, unido a su condición de profesora, hizo que ocultara su nombre bajo el de su marido, Gregorio Martínez Sierra, con quien contrajo matrimonio en 1900.
Esplendor literario
En 1903 fundó la revista Helios (1903-1904) junto con Juan Ramón Jiménez, en la que participaron, entre otros, Emilia Pardo Bazán, Antonio Machado, Jacinto Benavente y los hermanos Quintero. En 1907 crearon la efímera revista Renacimiento, de gran calidad. Estas colaboraciones hicieron que la amistad entre María y Juan Ramón se estrechara. Ambas publicaciones estaban al tanto de las corrientes europeas. Además, como María Lejárraga era políglota, se encargó de la mayoría de las traducciones inglesas y de algunas francesas aparecidas en la revista Renacimiento.
María LejárragaLejárraga abandonó su carrera como docente en 1908 para dedicarse plenamente a la literatura. Su obra drmática, Canción de cuna, se estrenó en 1911 y fue galardonada con el premio de la Real Academia Española como la mejor obra de la temporada teatral 1910-1911. De las obras escenificadas en el periodo 1929-1931, al menos una veintena eran suyas. Es una muestra del éxito de público y del interés de la crítica por esta autora. La Compañía cómico-dramática Martínez Sierra, dirigida por su esposo, representó sus obras no solo en España, sino también en Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos e Hispanoamérica. En los programas de las funciones aparecía el nombre de ambos.
No solo colaboró con su marido, sino que también lo hizo con otros autores de la época. Junto a Eduardo Marquina, escribió El pavo real y colaboró con Carlos Arniches en La chica del gato, que posteriormente se llevó al cine. María Lejárraga redactó, también, el libreto de Margot, con música de Joaquín Turina.
A petición de Joaquín Turina, María y Gregorio entraron en contacto con Manuel de Falla en París en 1913. A la vuelta de Falla a Madrid, colaboraron en varios proyectos. En 1915 se estrenó El amor brujo, la obra más conocida del gaditano, c on libreto de María Lejárraga, en el Teatro Lara de Madrid.
Política y feminismo
Sus ideas se articulan en torno a dos elementos: el sexo y la clase social. La maternidad y lo doméstico son temas recurrentes en sus escritos, pero siempre vinculados a la individualidad de la mujer como ciudadana de pleno derecho. Puso especial atención en las mujeres de la clase media. Publicó Cartas a las mujeres de España en 1914 y Feminismo, feminidad y españolismo en 1917, además de colaboraciones en prensa como La mujer Moderna en Blanco y negro.
Participó en diferentes asociaciones feministas. En 1917 colaboró en la creación de la Unión de Mujeres de España (UME). Viajó a Ginebra en 1920 como delegada de España al VIII Congreso de la International Woman Suffrage Alliance, colaborando en la redacción de una carta de derechos femeninos: reconocimiento de la igualdad política, administrativa y civil de los dos sexos a nivel nacional e internacional.
Colaboró en la fundación del Lyceum Club en 1926 junto a Victoria Kent y Zenobia Camprubí, y presidida por María de Maeztu. El Club tenía una gran biblioteca que dirigía Lejárraga.
Periodo republicano
En 1931 se afilia al Partido Socialista. Su labor como propagandista republicana comenzó con el ciclo de cinco conferencias La mujer ante la República que tuvieron lugar en el Ateneo de Madrid entre el 4 y el 18 de mayo de 1931. Con estas conferencias, intentó desterrar los miedos que sustentaba el nuevo régimen.
Promovió la Asociación Feminista de Cultura Cívica, que comenzó sus actividades en 1932. Querían que la Asociación no solo fuera instrumento de reivindicación feminista, sino también hogar espiritual y material para las trabajadoras, sobre todo de la clase media.
En 1933 fue elegida diputada del Congreso por Granada y fue designada vicepresidenta de la Comisión de Instrucción Pública. Ocupó la representación de la República Española en Suiza en 1936 como Agregada Comercial del Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio.
También fundó y participó en la dirección del Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, que estaba presidido por Dolores Ibárruri, y colaboró con la revista Mujeres de esta asociación.
Exilio y muerte
En 1937, María Lejárraga se traslada a su casa cerca de Niza. Volverá a escribir en 1948, después de una complicada operación de cataratas y un año después de la muerte de su marido. Empezó a firmar con el nombre de María Martínez Sierra. Tendrá que reclamar la autoría de su obra, escrita conjuntamente con su esposo y publicada a nombre de este, para cobrar los derechos de autor que habían pasado a la hija que habían tenido Martínez Sierra y Catalina Bárcena.
Tras la Guerra Civil, inició su largo exilio en Francia, pasando por México y Argentina, donde murió en 1974.
Polémica con su obra
Durante mucho tiempo se pensó que las obras de Gregorio Martínez Sierra eran solo producto de su propio trabajo. Años más tarde, María Lejárraga tendrá que luchar por los derechos de autor que le pertenecían. En 1930, Martínez Sierra afirmaba en un documento, firmado ante testigos, que su obra pertenecía también a María Lejárraga y que había sido escrita conjuntamente.
Un dato curioso es el del libreto de El amor brujo de Manuel de Falla. Se pensó durante un largo periodo que era obra de Martínez Sierra, pero se ha demostrado que la autora es María, dándole a la autora el lugar que se merecía.
Existe aún cierta polémica sobre la obra de Martínez Sierra. No se puede afirmar dónde empieza Gregorio y dónde acaba María, llegando a incluso afirmarse actualmente, debido a la documentación que se posee, que María era la autora única de las novelas. En Gregorio y yo, María Lejárraga (que firma esta obra como María Martínez Sierra) explica su colaboración literaria con Martínez Sierra, incluso cuando el matrimonio se separó cuando Gregorio empezó a relacionarse con la actriz Catalina Bárcena en 1922, con quien tuvo una hija.