Nacida Maria Karolina Zofia Felicja Leszczyńska; en Trzebnica, el 23 de junio de 1703; era la segunda hija de Estanislao I Leszczynski de Wieniawa, rey de Polonia, y de Catalina Opalinska. Tras vivir exiliada en la ciudad alsaciana de Wissembourg, después de numerosas negociaciones, le fue presentada, en 1721, al duque de Borbón como futura esposa. Pero el compromiso no llegó a buen puerto, por la intervención de la diplomacia francesa.
Cuando Luis XV renunció, en 1725, a su prometida, la infanta María Victoria de Borbón, hija del rey de España Felipe V, Fleuriau de Morville, uno de los secretarios de Estado, le presentó una lista de posibles candidatas, en cuya lista figuraba María. El 31 de marzo de 1725, sin mucho convencimiento, el rey a instancias del cardenal Fleury, escogió a María. El 2 de abril, en nombre de Luis XV, le fue solicitada a Estanislao, la mano de su hija. Pero el anuncio de este matrimonio no fue bien acogido por la Corte, puesto que se ponían en duda los orígenes de la familia Leszczynski y se criticaba su nacionalidad polaca. La duquesa de Lorena, Isabel Carlota de Borbón-Orleáns, escribió: "Tengo que reconocer que resulta sorprendente que, para el rey, cuya sangre es la única sangre real de Francia, se busque una pareja tan poco adecuada y que se case con una simple señorita polaca, (…) ella no ostenta título alguno y su padre no fue rey más que durante veinticuatro horas".
A partir de entonces, los rumores en su contra fueron en aumento, llegándose a asegurar que era fea, escrupulosa, epiléptica y estéril. No obstante, el 15 de agosto, el duque de Orleans se casó con María por poderes en la catedral de Nôtre-Dame de Estrasburgo, ante el cardenal de Rohan, gran capellán de Francia. El 4 de septiembre, Luis XV y María se reunieron en Fontainebleau y se casaron el 5 de septiembre. El matrimonio fue consumado esa misma noche y el rey hizo durar la "luna de miel", hasta diciembre. Al parecer, ambos estaban muy enamorados, y durante los siguientes 10 años, María y Luis tuvieron diez hijos, tres de los cuales murieron en la infancia: Luisa Isabel, casada con Felipe I de Parma; Ana Enriqueta, gemela de la anterior, que murió soltera; María Luisa, muerta en la infancia; Luis, casado con María Teresa de España y posteriormente con María Josefa de Sajonia; Felipe, duque de Anjou, muerto en la infancia; María Adelaida, duquesa de Louvois, que murió soltera; Victoria, murió soltera y sin descendencia; Sofía, duquesa de Louvois, también murió soltera; Teresa Felicita de Francia, murió en la infancia; Luisa María, Madame Séptima (después Madame Luisa), se unió a la orden de los Carmelitas en 1770 con el nombre de Madre Teresa de San Agustín O.C.D. Con el nacimiento de Luisa María puso fin a la felicidad del matrimonio; en esa época Luis XV tuvo su primera amante, Pauline Félicité de Mailly, la primera de las hermanas Mailly.
María siempre estuvo muy unida a esposo, adaptándose bien a la vida de Versalles: se instruyó, adecuadamente, a las cuestiones del ceremonial y protocolo, y asumió sus deberes de representación durante las frecuentes ausencias de Luis XV.
Amante de la música y de la pintura, fue la verdadera mecenas de la corte. Cuando Luis XV la abandonó por su amante, mantuvo una gran discreción y dignidad. Perdido el afecto de su esposo, se refugió en sus hijas y en el cariño de su padre que la visitaba con frecuencia. Luis XV, tal vez con la intención de hacerse perdonar, le regaló un apartamento privado, en el que pudo llevar una vida tranquila y eludir ciertos compromisos. Reunió, en torno suyo, a un grupo de amigos, entre los que se encontraba el matrimonio formado por Marie Brûlart y Charles Philippe d'Albert, duques de Luynes.
Disponía de una renta bastante escasa para atender a sus gastos. Frecuentemente adquiría deudas debidas, sobre todo, a su pasión por el juego, que eran pagadas por Luis XV o por su padre Estanislao. Murió el 24 de junio de 1768 en Versalles, al día siguiente de cumplir 65 años. Fue la última reina consorte de Francia que falleció como tal. Todas las siguientes serían derrocadas por la vía revolucionaria.
Ramón Martín