María Teresa Andruetto, Palabras al rescoldo
Bagna cauda
"... el perfume que da el ajohace ir todos los males..."
(de una receta de bagna caudatraducida del piamontés)
Toma una cacerola
de la mesada.Échale aceite de olivas
y asiéntala en la hornalla.
Con una cuchilla de asas
muerde, hiere,
trincha, gasta
hasta desmigajarlas
unas cabezas de ajo
y un pequeño cardumen
de anchoas saladas.
Y cuando crepite,
ahoga ese derroche
en un litro de nata.
Pero eso solo no basta
si la tierra
no entrega sus frutos
y el corazón no estalla.
Dilo:
¡que a sabiendas
se sumerja cada uno
en la salsa!
Si te llevan hasta el arroyo
y te seducen sobre la hierba,inventa una cama de berros
junto al agua fresca.
Batir un manojo de claras
hasta que se vuelvan nieve.Esparcirle el azúcar
como una lluvia tenue.
Después
disolver chocolate
en manteca
y echar esa lava
caliente
a la espuma que crece.
Perfumar con oporto
o con otra bebida fuerte
y sentarse a esperar
que el amor,
ese Dios implacable,
te castigue
o te premie.
tibia,
por obra de tus manos
desde la vaca
al cuenco
asentado en tu vientre.
Si es así,
sólo bastará espesarla
a fuerza de harina
o de fécula,
mareando la blancura
con una vara
de madera.
No olvides perfumarla
con naranja seca,
con ramas de canela.
Y volverás a ser niño
cuando la comas
bajo la luna llena
Harina, salmuera y grasa,levadura en el mesón,el pan sale más sabrosocon una pizca de amor.Juan Carlos Carabajal
Primero
conviértete en fermento,en levadura,
en volcán.
construye luego
con tu harina buena
una torre sobre la mesada.
Y horádate el centro.
Cávate.
Y vuelca en ese pozo
todos tus afanes.
Entonces
enciéndete y crece.
Crece.
duplícate
una y otra vez.
Cocínate.
Quémate.
Inmólate.
Y ofréndate
como una hostia.