Antes fue Camilo Sesto, ahora le toca turno a la Sra. Fernández de la Vega, que luce el aspecto que ilustra la fotografía superior de nuestra entrada de hoy, todavía más “retocada” que en otras referencias hechas desde este espacio a la exvicepresidenta del gobierno.
Pienso como entonces; envejecer con dignidad es necesario e inevitable, sobre todo si pensamos en la alternativa. Convertirse en un venerable anciano (o anciana, seamos políticamente correctos, queridos lectores y lectoras) es extremadamente respetable y ahí si que existen menos posibilidades alternativas, pues el resultado de la cirugía, las más de las veces, ofrece pobres y artificiales resultados, que convierten a quienes fueron conspicuos miembros de nuestra sociedad, en vulgares muñecos de feria, cuando no de película de terror.
No fue santo de mi devoción Dª Teresa, pero desde luego, me inspira mucho más y mejor, la segunda imagen de nuestra entrada, cuando se sentaba en el banco azul del gobierno; defender la dignidad de la mujer en Africa, donde se muere de hambre, con medio kilo de bótox en cada mejilla, me parece un ejercicio de hipocresía.