Revista Cultura y Ocio

Mariano Benavides, el falso freetour

Por Cayetano
Mariano Benavides, el falso freetour

De entrada admitiré que en esta profesión de guía urbano soy un impostor, un advenedizo, un frescales, máxime cuando no poseo título académico ninguno; sin embargo tengo la conciencia muy tranquila por un doble motivo. El primero, porque todos tenemos derecho a ganarnos la vida como sea siempre que no ocasionemos un daño importante a nuestros semejantes. El segundo, porque esto de los friturs tiene como objetivo entretener a los menesterosos, casi todos guiris o jubiletas aburridos que no tienen otra cosa mejor que hacer y que les gusta que les cuenten historias; aunque, visto y comprobado, la mayoría de lo que les cuentan tiene más de leyenda que de relato veraz y riguroso. Por eso me decidí a ofrecer mis servicios y esgrimí mi cartelito y mi llamativo paraguas naranja en la mismísima Puerta del Sol de Madrid. A pesar de las miradas reprobatorias de la competencia, en un rato reuní una docena de personas y pude empezar mi recorrido. Me saqué setenta pavos.

Centré mi rollete en siete u ocho anécdotas, en su mayoría más falsas que un euro de madera, lo justo para una hora y media de recorrido.

Destaco algunas:1.- Las misteriosas tiras metálicas del suelo de la Puerta del Sol. Todo el mundo sabe que cuando los españoles derrotamos a las tropas de Napoleón, de los cañones incautados a los franceses una parte se destinó a fundir el metal necesario para hacer los Leones del Congreso y la otra parte para fabricar las 180 tiras metálicas que simbolizan los 180 ciudadanos caídos en el enfrentamiento del 2 de mayo tras la carga de los Mamelucos, momento que plasmó Goya en el famoso cuadro que podemos contemplar en el Museo del Prado.

2.- Origen del nombre de la casa Mira, famosa pastelería muy cercana a la Puerta Del Sol. 

Los niños de la posguerra pasaban hambre y privaciones y era muy tentador lo que exhibían en sus escaparates las tiendas de dulces y turrones. Por eso era harto frecuente ver a mocosos con sus narices pegadas al cristal soñando con los mazapanes y las peladillas que allí se mostraban. Y en una ocasión, un señor muy bromista, que en la puerta conversaba con el propietario del establecimiento, va y le dice a uno de los chicos: 

—Tú mira, mira, que es gratis, chaval. 

Cosa que aprovechó el dueño del negocio para cambiar el nombre de su establecimiento.

3.- Lugares donde la gente queda.

Hay dos lugares en la Puerta del Sol que son idóneos para quedar con los amigos dada su visibilidad y facilidad para ser encontrados. Uno es la escultura del Oso y el Madroño, símbolo de la plaza y de Madrid, y el otro es el caballo huevón, denominación popular del jumento del rey Carlos III en su estatua ecuestre situada en esa misma plaza.

4.- De Madrid al cielo.

Pero también al infierno. Este famoso registro, hoy propiedad del Canal de Isabel II fue durante nuestra pasada guerra civil una trampilla para acceder a los refugios subterráneos cuando se iniciaban los bombardeos sobre la ciudad. El refugio quedó destruido pero nos quedó de recuerdo el hueco, al que se le añadió posteriormente una tapa.

Mariano Benavides, el falso freetour

5.- Calle Echegaray.

Según nos alejamos de la Puerta del Sol hacia el Congreso nos encontramos a mano derecha con la calle Echegaray.

Valle Inclán despreciaba a este autor. Cuenta Ramón Gómez de la Serna que, una vez, el escritor gallego envió una carta a un amigo suyo que vivía en esa dirección. En el sobre puso Calle del Viejo Idiota. Y la carta llegó. Valle Inclán decía que los carteros madrileños eran muy cultos e inteligentes.

6.- Una calle emblemática: la Carrera de San Jerónimo.

Llamada así por todos debido a la archiconocida gesta o hazaña que tuvo lugar cuando el popular santo recorrió en apenas tres minutos la distancia que media entre la Puerta del Sol y el Congreso de los Diputados, tras picarle en el culo dos avispas un día de verano durante su acostumbrado paseo matinal. ¡Un paseo que acabó en carrera!

Bueno, pues de todos los disparates que cuento hay dos que son verdad. ¿Cuáles serán?


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