¡Hay que ver qué problemas tenemos con los mudos! Cuántas veces nos ha pasado que, al vernos ante un mudo y con la intención de hacernos entender, comenzamos a gritar separando mucho las sílabas "QUE COOO-MO ES-TAAAS, HOOOO-LA". No sé, es como si de esa manera, gritando las sílabas con energía y la boca muy abierta, pudiera sobrevenirles a ellos de repente la capacidad de hablar. Y no, no es que sean sordos, es que son mudos. Es lo mismo que nos pasa con los que no hablan nuestra lengua, al gritar pausadamente cada una de las sílabas con energía creemos producir un efecto de traducción simultánea congrutanés-español, español-congrutanés. No lo podemos evitar, a pesar de que algún enteradillo nos recuerde, "que no, que no es sordo, es que es de Congrután", y, volviéndose al congrutanés, le dice, "PER-DOOOO-NA, EEEES QUE PEN-SAAAA-BA QUE TUUU E-RAAAAAS SOOOOOR-DO" -enteradillo de las narices.
Pero eso es precisamente lo que nos pasa también con Mariano, el mudo. Mariano sí nos escucha, ¡vamos que nos escucha!, pero es mudo y no puede hablar. Nosotros no hacemos más que decirle que se equivoca con sus obsesiones, que no nos hace ningún bien con sus preferencias, pero él nada de nada porque, sencillamente, Mariano es mudo. Así que no insistamos con lo de "MA-RIAAA-NO QUE NOOO NOOOS GUUUUS-TA LO QUE HAAAAA-CES, QUEEE ES-TAAAAA-MOS HAAAS-TAA LAAAS NA-RIIII-CES DE TUUUS RE-COOOOOR-TEEEEES". Que Mariano no hable, que Mariano no nos explique, que Mariano se escape por las puertas de atrás, que Mariano delegue una de las principales funciones en una democracia -si no la más importante-, la de informarnos, no es porque sea sordo a nuestros deseos, necesidades y peticiones, es porque es mudo. Lo diré bien claro por si hasta este blog ha llegado alguien de Congrután, MUUUUU-DO. Le podríamos decir que su obligación es estar al servicio de todos nosotros, que el pueblo le ha votado para que ocupe interinamente un puesto como servidor del estado y que una de sus obligaciones es la de informarnos y explicar con claridad todas y cada una de las cosas que hace, pero va a ser inútil. Mariano, el mudo, se escapará por las puertas de atrás o se esconderá detrás de algún voceras, con la única intención de ocultarnos su incapacidad para hablar. ¡Pobrecito!... Aunque, ahora que lo pienso..., ¿y si Mariano no es mudo y resulta que es de Congrután? ¿Se imaginan? Un congrutanés haciéndose pasar por gallego. Claro que, si es así, habría que quitarle rápidamente la tarjeta de la Seguridad Social y menospreciarle con descaro para que no se sintiera diferente al resto de inmigrantes.Una visión crítica -personal- de la economía, la actualidad política y los medios de comunicación.