Mariano I de Intereconomía y Génova

Sur le pont d´Avignon on y danse, on y danse… ¿Alguien danza más que Rajoy, ese dechado de arte, de mirar de frente, de ideología definida? ¡Ca! (negación castiza, DRAE dixit). ¡Ña ña! (así negamos en mi pueblo).

Lo cierto es que va trotando de idea en idea, trotando de flower en flower, trotando de capullo en capullo, el ínclito líder, el nuevo “hombre de excepción”, Mariano I (primo, en ordinal), sobre todo en lo referente al matrimonio entre personas del mismo sexo (qué manía de llamarlo “matrimonio gay”, cuando en el ordenamiento jurídico español no hay dos matrimonios sino uno, abierto a cónyuges del mismo sexo).

Ahora se deja caer, en su querida Intereconomía, que, hombre, que yo… que él.. que esto… que ejem… que antes de cargarse el matrimonio este, que… hombre… que… (tosecilla viril)… hablaría con las… esto… con las personas, vaya.

¿Hablará Rajoy con las “personas” como el verdugo con sus víctimas, antes de asesinarlas legalmente? ¿Nos dirá, gentil y graciosamente: haga el favor de echarse la melena para un lado, que no tengo más remedio que cortarle el pescuezo? Eso supongo.

Rajoy, el del historial poluto y entreverado de síes y noes a go-go; Rajoy, aquél que desafiará, con la virilidad preconizada por el comandantín, al mismísimo Tribunal Constitucional si este dictamina la constitucionalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo; ¿Rajoy va a venir ahora diciéndome que hablará conmigo antes de joderme vivo?

¡Vete a la porra, Rajoy, y vas bien mandado!

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