Revista Mundo vegetal
Marie van Houtte es un excelente rosal de té, hibridado por el lionés Ducher en el año 1871. Toda la bibliografia inglesa lo describe, al igual que muchos otros rosales de té, como un pequeño arbusto, pero creo que la realidad es distinta: en un clima mediterráneo crecen y se desarrollan lentamente, hasta alcanzar un tamaño considerable y una forma deliciosa sin necesidad de podas ni cuidados extraordinarios.Con los rosales de té hay que dejar cara una cosa: las tijeras, mejor, lejos. Si nos pasamos podando desgraciamos la forma del rosal y provocamos que se resienta su crecimiento. Como mucho, sólo algún esporádico recorte de madera fina y débil o de ramas secas. Por no formar, no forma ni escaramujos. Una vez pasadas, las flores se caen solas.
El follaje de este rosal es de color verde claro, con foliolos grandes. He de decir que jamás he tratado, a nivel fitosanitario, este rosal. No tiene ni ha tenido jamás ningún ataque de hongos relevante. En general, ninguno de los tés que cultivo ha resultado delicado a los ataques fúngicos.
Las flores son espectaculares, en un degradado de tonos rosas y cremosos. Es preciosa en todos los estadios y agradablemente perfumada. Por la frecuencia de la Oxythyrea funesta en mi tierra, creo que se disfrutan muchísimo más las floraciones de otoño, en que los pétalos están intactos, que las de primavera, que se suelen ver más marraneadas.
Por último, destacar las bondades de los rosales en sus propias raíces, es decir, sin injertar. Cuando planteas la posibilidad a algunos aficionados o viveristas de que es una mejor opción de cultivo, muchos te miran con cara de susto o creyéndose que destilas una ignorancia supina. Pero mis circunstancias de cultivo me dan la razón: cuando he adquirido rosales en sus propias raíces jamás he tenido una baja. Puede que el asentamiento sea más lento, pero eliminas el problemas con patrones mal adapatados a determinados suelos. La producción es más cara y el producto final también: los esquejes no son un método de reproducción infalible, los injertos prácticamente sí, un rosal injertado, puesto a la venta, es mucho más grande y vigoroso, en apariencia, que uno en sus raíces.
"Una rosa es una rosa es una rosa". Gertrude Stein.