Simón, que nos decías:
Cola de león: pelos endurecidos por el estiércol, rey
que se espanta las moscas y deja su oficio caudal
de a ratos a la intemperie.
Cabeza de ratón: apéndice cefálico, materia gris
dentro de una calavera, humus del ser omnívoro e inteligente.
Ser cola de león, o cabeza de ratón,
significan ahora lo mismo para míporque tus opciones
ya no son las únicas, Simón.
Yo quería ser parte del gran animal, de lo grandioso,
pero no lo entendí entonces: sólo podía
y puede conformarme
ser la testa, la voracidad, la musculatura toda, y el esperma
del animal más feroz sobre la tierra.
Marina Serrano (Quequén, 1973). La única cosa necesaria. Ediciones Del Copista. Córdoba. 2012