Revista Literatura
Marina Tsvetáyeva | Conato de celos
¿Qué tal le va con la otra?
¿La vida le resulta más simple? ¡Un golpe de remo!
Pronto desapareció el recuerdo
de la isla flotante que soy yo,
desapareció
¿Como la línea de la costa?
Isla flotante en el cielo, no en el agua.
¡Almas, almas deberíais ser hermanas,
y no amantes!
¿Qué tal le va con una mujer
simple, sin divinidades?
¿Después de destronar a la reina
(y de abandonar el trono usted mismo)?
¿Cómo le va, se desvela?
¿Le da escalofríos? ¿Cómo se siente cuando se levanta?
¿Cómo se las arregla para pagar el impuesto
de la vulgaridad inmortal, pobre hombre?
"¡Basta de convulsiones y
sobresaltos! Arrendaré casa".
¿Qué tal le va con cualquiera,
elegido mío?
La comida es mucho mejor y más sabrosa,
¿verdad? -¡No me oculte su dicha!
¿Diga, qué tal le va con esa fulana,
usted, que holló el Sinaí?
¿Se vive bien con una extraña,
con una mujer de aquí? Diga: ¿la ama?
¿La vergüenza no le cruza la frente
con las riendas de Zeus?
¿Cómo le va, cómo está la salud?
¿Qué tal? ¿Todo bien?
¿No le supura la úlcera
de la conciencia inmortal, pobre hombre?
¿Le va bien con la mercadería
de la feria? ¡El tributo es duro!
¿Qué le parece el polvo de yeso
después de haber conocido el mármol de Carrara?
(Dios fue esculpido en una roca
y destruido totalmente.)
¿Cómo lo pasa con la cien mil,
usted que conoció a Lilit?
¿No se siente ahíto de novedades
de feria? Hastiado de las maravillas.
¿Cómo le va yendo con una mujer
terrena, desprovista de sextos
sentidos?
Vamos, sea franco, ¿es feliz?
¿No? Cuénteme, ¿cómo le va
con el vacío sin profundidad? ¿Peor que antes?
¿Lo mismo que a mí con otro?
Marina Ivánovna Tsvetáyeva (Moscú, 1892- Yelábuga, 1941). Traducción: Nicanor Parra