Después de pasar una semana en Francia me he dado cuenta de la notoriedad que tiene en el país vecino Marine Le Pen y su partido Frente Nacional. Una vez que he llegado a España me he dedicado a saber más sobre esta señora y sus propuestas para hacer de Francia un lugar distinto, no solo eso, diametralmente opuesto a lo que conocemos del país galo. Para ello he consultado distintas entrevistas de esta Diputada Europea en la que repasa la actualidad y sus opiniones al respecto, lo cual me ha llevado a pensar que se ha tratado de un ejercicio que ha requerido un esfuerzo máximo para no vomitar. Vamos por partes.
Marine Le Pen es hija de Jean Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional Francés. Se trata del típico individuo que jamás debió salir de las cavernas a ilustrarnos con sus exabruptos de salvador de la patria. Este sujeto negó el Holocausto Judío y llegó a decir que los Nazis no fueron tan inhumanos como se dice en los libros de historia. Es cierto, los hornos crematorios en realidad eran centros de bronceado y las cámaras de gas eran saunas para mejorar la circulación sanguínea. Lo ideal para conseguir despejar estas dudas existenciales sería hacerle pasar un par de meses en un campo de concentración disfrutando de la estancia y las actividades recreativas, a ver si cambia de opinión o se da cuenta de la inmensa estupidez que ha dicho, aunque sobre esto último tengo serias dudas, ya que se trata de un tipo muy, muy limitado intelectualmente. Pero vamos con la hija, que es digna heredera de su padre y la que, a día de hoy, acapara la atención. Comencemos por el paro y el trabajo en Francia.
Trabajo
Dice Marine Le Pen, a colación del trabajo y el alarmante porcentaje de paro en Europa, lo siguiente:
A competencias iguales los empleos deben reservarse en Francia a los franceses. Si hay un francés que pueda cubrir ese empleo, creo que debe ser el francés el que consiga el trabajo y no el español. Pero considero normal que España haga lo mismo.
Se hacía referencia a una posible competencia entre un español y un francés, pero esto sirve para cualquier nacionalidad, obviamente. Digo yo, en mi humilde opinión, que si en España hay un producto español que ofrece lo mismo que uno francés, debería tener prioridad el español. Por ejemplo, si voy a comprar un vino y tengo una estantería con marcas galas y españolas, elegiría la española -o italiana-, por supuesto. Es más, para evitar cualquier duda al respecto, prohibiría tajantemente productos franceses en España, ya que hacen una competencia desleal al nacional. Lo mismo se debería hacer con un coche, un queso, el champán -tenemos cava-, los perfumes y un largo etcétera. También se debería extrapolar a otros países y si existen -que los hay-, productos que ofrecen el mismo servicio, ¿para qué narices vamos a optar por uno francés?.
Supongo que la señora Le Pen ha pensado en esto y no permitirá las exportaciones de marcas francesas con el fin de no someter al resto de países a la tesitura de tener que elegir. Y aunque parezca extrema la comparación, se trata de lo mismo. Si un español va a Francia en busca de trabajo, es justo que luche en igualdad de condiciones con un francés y luego la empresa que ofrece el trabajo elija en consecuencia, no por sus genes o nacionalidad. Es una regla básica de convivencia e igualdad de oportunidades que ha distinguido a Europa durante siglos, pero esta mujer parece no haber leído mucho sobre historia en general e historia francesa en particular. Solo ha de leer el lema de la República Francesa, país, por otra parte, ejemplo de igualdad y convivencia. Si algo a caracterizado a Francia siempre ha sido su enorme generosidad.
Además, consideraría normal que en España -o cualquier otro país- se hiciera lo mismo. Pues mire, en España eso no va a pasar, de hecho no pasa. Tengo amigos rusos, franceses, argentinos, ecuatorianos o alemanes que se ganan la vida en este país y no tienen que explicar su procedencia ni pedir perdón por ello. Vienen a trabajar, a aportar su granito de arena para enriquecer este país, ya que se trata de eso, de sumar, no de restar. Parece mentira que, con la sociedad multicultural que hay en Francia, esta señora no vea la importancia que ha tenido la aceptación de trabajadores de otros países para engrandecer su país. Eso sí, deja bien claro que quien vaya a buscar trabajo a Francia ha de ser de un nivel importante, que aporte ventajas claras al mercado laboral, es decir, gente cualificada. Lo que aquí llamamos ley del embudo, lo ancho para Le Pen y lo estrecho para el resto.
Inmigración
En este sentido mantiene las mismas ideas que con el mercado laboral, pero aún más drástica. Quiere reducir o eliminar el flujo migratorio, fundamentalmente de África. Con frases tan ilustrativas como esta:
Ya no hay sitio para los inmigrantes en Europa.
Uno se lleva las manos a la cabeza cuando oye hablar a las potencias europeas, otrora coloniales, de la inmigración hacia sus países. No nos conformamos con haber expoliado sus riquezas, haber esclavizado poblaciones enteras, robar sus recursos naturales y sumirlos en una crisis humanitaria sin fin, que ahora, cuando se han convertido en inservibles, no tenemos pudor ni escrúpulo alguno para dejarlos a su suerte. Si la señora Le Pen fuera honesta -que no lo es-, debería devolver todas las riquezas robadas a estas colonias y paliar así su sufrimiento. Con esto tendría la conciencia tranquila, ya que me hago una pregunta: ¿Europa sería lo que es sin su afán colonialista?. Por supuesto que no. España, Holanda, Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido... todas y cada una de las grandes naciones de Europa se han beneficiado muy mucho de los recursos de los países que hoy llamamos Tercer Mundo. Y se llama así gracias a nosotros fundamentalmente.
Homosexuales
Para no desmerecer, Marine Le Pen también ha dejado clara su postura con este colectivo. Por supuesto no está de acuerdo, ya que como bien dice:
Creo que el matrimonio está reservado para una mujer y un hombre. Que es así como se han construido nuestras sociedades, que es lo que ha preservado el equilibrio de nuestra civilización.
Sería una argumentación más o menos razonable si no fuera porque esa misma sociedad que ella valora gracias al matrimonio entre personas de distinto sexo, la vilipendia diciendo que hemos llegado a un punto sin retorno y hay que hacer cambios profundos. No será una sociedad tan equilibrada cuando ella quiere fulminarla inmisericorde. Y no es baladí, en una de sus últimas declaraciones ha dicho: "Francia ha caído en el salvajismo". Si la sociedad equilibrada que conocemos gracias al matrimonio entre personas del mismo sexo se ha convertido en salvaje es por culpa de la inmigración, por supuesto.
Resulta curioso leer y escuchar a estos Nationalsozialistische hablar de los homosexuales como si fueran otro tipo de seres humanos. Incluso argumentan que se trata de un estrato de la sociedad muy pequeño, del que casi no hay que tener en cuenta sus peticiones. Digo yo que si un día Marine Le Pen gobierna Francia, tendrá que hacerlo para todos, no solo para unos pocos, incluso para una mayoría. La virtud de un líder es serlo para todos y escuchar a todos, no sirve aquello de que se trata de un grupo insignificante de gente. También son menos los enfermos de cáncer, o los disminuidos psíquicos, o los paraplégicos. ¿Qué va a hacer Marine Le pen?, ¿no escucharlos porque son insignificantes con respecto a la gran mayoría?. Creo que sí.
Conclusiones
Marine Le Pen es un peligro muy serio para Francia y, por ende, para Europa. Francia es un país con demasiada importancia como para no tener en cuenta la aparición de sujetos intolerantes como esta líder del Frente Nacional, a la que han tildado de ultra derecha, ultra izquierda y también socialista. Yo creo que simplemente se trata de un partido con idelogía ultra estúpida, nada más. Lo peor de esta gente es que pecan de algo muy grave, son IGNORANTES, y ese es el peor de los pecados. A veces me pregunto cómo Marine Le Pen consigue caminar erguida. También me pregunto cómo, en un país como Francia, cuna de la cultura europea, tiene predicamento un partido más cerca de los postulados nazis que de las democracias avanzadas y con fuertes cimientos en cuanto a tolerancia. Si se tratara de otro país no tendría tanta importancia, pero Francia es un soporte demasiado relevante, no solo en Europa.