Revista Insólito
Por encargo del faraón Necon, los marinos fenicios consiguen circunnavegar por primera vez en la historia de la humanidad la punta meridional del África. Los fenicios, que aproximadamente desde 1050 a de C habían logrado desplazar a los cretenses en el dominio de los mares, son considerados como el más osado de los pueblos navegantes de la antigüedad. Para esta vuelta al continente africano, que comenzaron en el mar Rojo, sus marinos necesitaron tres largos años. No pocos sabios contemporáneos se negaron a dar crédito a estos informes de navegación. Sobre todo pusieron en duda su afirmación de que en la punta sur de África (cabo de Buena Esperanza), el sol del mediodía había aparecido por la derecha; este detalle contribuye a que los informes fenicios sean considerados legendarios por muchos expertos navegantes. La incredulidad que muestran los geógrafos de la época se debe a que, en ese momento, se creía que África estaba situada justamente en el fin del mundo, ya que la tierra tenía forma de disco. Bajo Neco n -un faraón de la XXVI dinastía, que reinó de 610 a 595- el imperio egipcio conoció una breve época de esplendor, pero no tuvo éxito en sus intentos de completar su fuerza militar con una flota. Los fenicios, que controlaban el intercambio comercial en prácticamente todo el ámbito mediterráneo y que fundaron varias bases y colonias (entre ellas Cartago, en 814 a de C), incorporaron importantes novedades en la técnica de la construcción naval. Las más antiguas naves fenicias, que da¬tan de mediados del segundo milenio, poseen todavía ciertas semejanzas con las construcciones egipcias: grandes voladizos en proa y popa y terminaciones de roda verticales. En contraste con los egipcios, los fenicios no necesitan para sus naves maromas trenzadas (unas cuerdas tensadas por giro desde proa a popa, para incrementar la solidez del casco), ya que los maderos talados en los bosques de la costa palestina, junto con el uso de las cuademas, proporcionan al casco de la nave la estabilidad suficiente. Todas las naves fenicias pueden navegar impulsadas tanto mediante remos como por una vela cuadrangular, de unos 300 m cuadrados de superficie. Los navíos -con una longitud de 30 a 40 m, manga de entre 8 y 10 m y calado de unos 2,50 m- desplazan entre 300 y 400 toneladas. La tripulación se compone de hasta 30 hombres, entre remeras, marinos y guerreros. Aunque es frecuente que en las naves mercantes se embarquen también soldados, los fenicios disponen de naves de guerra rápidas y con gran capacidad de maniobra, que utilizan en una de sus activídades comerciales más lucrativas: la captura y el tráfico de esclavos. Estas naves son más largas y estrechas que las mercantes y van provístas con un espolón, que se muestra especialmente efectivo en los combates en alta mar. Para incrementar la velocidad se sitúan dos bancos de remeras en posición oblicua, uno encima del otro en las nuevas naves birremes. Esta disposición superpuesta es conveniente porque -de acuerdo con la construcción naval fenicia- la eslora de las naves se ve limitada por la altura o longitud de los árboles utilizados. Las novedosas técnicas de construcción naval y la audacia de sus navegantes darían a los fenicios la supremacía política y militar sobre el Mediterráneo.
Fuente: Crónica de la humanidad, 1987
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