Uno de los emblemas de Norteamérica es la mariposa monarca, vital para los ecosistemas en los que habita y especialmente sensible a los cambios climáticos y la contaminación.
El pasado mes de febrero el U.S. Fish & Wildlife Service (Servicio de Pesca y Vida Salvaje de Estados Unidos), anunció que destinará 3,2 millones de dólares para la protección de la mariposa monarca, que recorre unos 5.000 kilómetros desde Canadá para invernar en México, realizando uno de los viajes migratorios anuales más sorprendentes para una especie tan sensible. Se trata de convertir Estados Unidos en un “oasis” para las mariposas monarcas que, en las últimas dos décadas, han registrado un descenso del 90 por ciento en su población de 1.000 millones de ejemplares detectados en los años noventa.
Los planes del Servicio de Pesca y Vida Salvaje pasan por mejorar y aumentar los hábitats para la mariposa en 200.000 acres entre California y el “Corn Belt”, la región del Medio Oeste donde se cultiva maíz, incluidos los jardines de 750 escuelas.
La mayoría de los proyectos se centrarán en torno al pasillo de la interestatal I-35, que va desde Texas a Minnesota, y que es por el que las mariposas hacen su ruta migratoria entre primavera y verano, y es una zona vital para la puesta de sus huevos.
En los últimos años se han acumulado numerosos obstáculos, como el cambio de uso de la tierra de cultivo y la disminución del algodoncillo (la planta de la que se alimentan las larvas), lo que ha contribuido a la reducción del hábitat reproductivo de la mariposa monarca en Estados Unidos. Razones por las que las autoridades hacen un llamamiento a los ciudadanos a crear “oasis” para las mariposas en todo el país. Es una forma de asegurarnos de que las mariposas continúan siendo bienvenidas en Estados Unidos. Para lograr una protección eficaz, la colaboración con Canadá y México sigue siendo crucial. Por eso representantes de los tres países se reunirán en el mes abril en San Diego (California) con el objetivo de integrar los esfuerzos y proteger las áreas de reproducción en Estados Unidos y Canadá, y sumar los esfuerzos para proteger las áreas invernadero en México.
Tanto si se trata de un pequeño jardín en una terraza en Nueva York, como un huerto en la parte trasera de una escuela, vamos a necesitar todos los lugares para llevar adelante este proyecto de conservación a tres bandas, que también cuenta con la participación de la National Wildlife Federation (NWF), una organización no gubernamental.
U.S. Fish & Wildlife Service y National Wildlife Federation firmaron un acuerdo de cooperación que, entre otros puntos, impulsará la plantación de algodoncillo y flores ricas en néctar, el principal alimento de las mariposas en su larga travesía. De esta forma, trabajando todos juntos, podemos asegurarnos que las mariposas monarcas sigan estando presentes en nuestras vidas.
Además de la belleza del ejemplar naranja y negro, la mariposa monarca sirve como un indicador fiable de la salud de los campos estadounidenses. Algo que no podemos ni debemos perder.