A los que nos gusta ver más fútbol que el que se juega en la Liga BBVA nos llama 'parabólicos'. He de confesaros que no me gusta esa etiqueta, me parece despectiva. También me parece algo osado el calificarse como 'analista' o 'experto' por ver fútbol de fuera. Está claro que en un mundo como este, en el que hay que buscar una diferencia para hacerse un hueco las etiquetas ayudan a que seas identificado más rápidamente. ¿A qué viene todo esto? Pues porque este fin de semana Mark Van Bommel jugó su último partido como profesional con el PSV.
El mediocentro holandés ha tenido una carrera buena en el más alto nivel, siendo integrante del Barça que se llevó la Champions en 2006 y pasando además de por el propio PSV, por Bayern Munich y Milan. La élite del Viejo Continente. Yo a Van Bommel lo recordaré siempre como el primer mito del 'paraboliquismo' mal interpretado. Hablo de una mala interpretación por dos motivos: por la tendencia a ensalzar todo lo que viene de fuera y porque provocó que su 'etiquetación' fuera revisada por todos tras su paso por España, después de que todos le hayan visto jugar.
Porque el bueno de Mark fue señalado como uno de los mejores centrocampistas de la Eredivisie tan pronto comenzó a destacar con el equipo de Eindhoven como un centrocampista con visión y buen juego pero al mismo tiempo como un jugador de mucha presencia en los dos ejes del juego gracias a su capacidad física. Qué gran carta de presentación para arribar a la Liga BBVA. Seguramente el corte real de fútbolista no diré que chocaba, pero sí que resaltaba entre los Xavi, Márquez y Deco. Menos elaboración y mucha más verticalidad en una zona en la que el equipo culé trataba de eliminar rivales con pases y no con conducciones. Una única temporda y un resultado decepcionante en líneas generales por no aceptar un rol de rotación ni ganarse con sus minutos un puesto en el once. El que parecía un refuerzo de campanillas se convirtió en un jugador de ida y vuelta que encontró mejor acomodo en equipos con otro estilo menos exigente a nivel visual.
Y es curioso como tras su salida de España haya sido señalado como un jugador duro. Ojo, que ha tenido episodios donde se ha excedido con la intensidad de su presión (cómo olvidar la final del Mundial 2010 ante España) pero pasó de ser un mediocentro con mucha llegada y buen disparo de media distancia a un 'leñero'. Incluso por aquellos que ya decía conocerle en su primera etapa en Holanda. Qué peligroso es etiquetar. Siempre. Y no sólo en el fútbol. Pero lo peor de todo es que Mark Van Bommel haya querido despedirse 'dando la razón' a quienes el encasillaron como fútbolista duro tras su paso por España: siendo expulsado.