No sé quién diseña las estrategias para la captación de clientes en algunas empresas. No sé si es el director de marketing, de publicidad, de ventas ó la señora de la limpieza, con todos mis respetos para la señora de la limpieza que bastante tiene con aguantar a según qué rarezas humanas de las que existen en las oficinas del mundo; el caso es que me siento acosada telefónicamente por una serie de empresas que deben de tener mi número de teléfono grabado con un cincel en su base de datos.
Ya he posteado sobre esto algunas veces con humor pero es que ya se cansa uno.
La mañana empieza con una señorita bastante borde que llama preguntando por el señor don Consorte de los Consorte de toda la vida, para darle una información “personal y confidencial” sobre su tarjeta de crédito que solo a EL le puede proporcionar. Como ya picamos pensando que era algo relacionado con las tarjetas de crédito, nos enteramos que era para ofrecerle un seguro de vida. A estas alturas del acoso telefónico, le digo que no lo quiere contratar porque nos tiene miedo a mí a y a los niños, que sabe lo avariciosos que somos.
Cuando estoy recogiendo ó tendiendo alguna lavadora (yo creo que me tiene vigilada) me llama mi amiga Joana.
Joana y yo mantenemos conversaciones tan surrealistas como esta:
-Hola buenas soy yoana de una televisión digital (no estoy dispuesta a hacerle publicidad) ¿Tú tienes televisión digital?
-Si Yoana tengo ESA televisión digital.
-¿Y sabes que te puedo hacer una buena oferta por suscribirte a ella?
-…¿? Pero es que ya la tengo
-Pero yo te puedo hacer una oferta muy buena si te suscribes.
-Pi, pi, pi….
Esto pasa por quitar Barrio Sésamo ¡Con el bien que han hecho Epi y Blas con lo de “lejos/cerca” “delante/detrás” “ya lo tengo/no lo tengo”….
En cuanto amanece en el continente americano se pone en marcha la maquinaria diabólica de las operadoras telefónicas y esto es una feria de llamadas ofreciéndome todas las ADSL del mercado a velocidades de vértigo y a unos precios increíbles.
A estas alturas de la película ya estoy de bastante mal humor, así que le advierto al “muchachón” de turno que me trata como si estuviera ligando, que mi paciencia se agota por segundos. ¿Y qué hace este amable empleado?
Pues contestarme que ese no es su problema y que si quiero que me dejen de llamar tengo que enviar una carta solicitando expresamente que se me borre de la base de datos de esa empresa (empresa de la que NO soy cliente) y enviarla a un fax que me facilita él. Además puedo darme de alta en la Lista Robinson y así no me llamarán más.
Dolega traspuesta….
¿Qué tengo que darme de alta en una lista para que dejen de acosarme todos los santos días ofreciéndome un producto ó servicio al que he dicho que NOOOOOOO setecientas mil veces?
¿Que tengo que enviar una carta por fax suplicando que por favor envíen a Yoana a preescolar a que le enseñen la diferencia entre “ya lo tengo/no lo tengo”?