El marketing político es un método para conseguir buenas campañas y por ende, buenos resultados.
En muchas ocasiones, no está muy bien visto y parece quedarse en las sombras. Sin embargo, no es objeto de este post discutir si está bien o mal. Siempre y cuando la campaña de marketing se haga desde la transparencia y la veracidad es tan lícito como cualquier otra campaña.
Por ende, el marketing político no debería construir campañas vacías centradas en la apariencia sino, más bien, guardar y dar a conocer la realidad de un partido, su historia, su ideología y sus valores así como su programa electoral. A partir de aquí, el objetivo sería conseguir gente afín al partido, así como una empresa busca las ventas.
El marketing político se desarrolla mediante encuestas, estudios de opinión pública y análisis estadísticos que nos ofrezcan datos relevantes sobre:
- El candidato
- Sus adversarios
- Los electores
- La elección
A partir de aquí, igual que en cualquier otra empresa, se diseñaría una estrategia teniendo en cuenta a quién nos dirigimos y cómo lo vamos a hacer.
Una vez elegido el mensaje que se quiere transmitir, especialmente en política, hay que ser cuidadoso de comunicar siempre ese mismo mensaje de modo que no haya incoherencias y el posible votante no vea incongruencias. El mensaje elegido debe mantenerse durante toda la campaña e independientemente de las técnicas de inicio, mantenimiento y cierre.
Así pues, el candidato, como imagen del partido, tiene que saber transmitir ese mensaje de todas las formas posibles; tanto mediante el lengua verbal como el no verbal, sus actitudes e incluso su modo de vida. Al fin y al cabo, el candidato es la viva imagen del partido que ha de representar esos valores e ideas.
Si un candidato dice que ama a los animales y se le pilla maltratándolos, incluso aunque sea en la privacidad de su hogar, ese partido ya ha perdido toda la credibilidad. Éste es el principal problema que se observa muchas veces en la política.
Pero…
¿Cómo elegir el mensaje a transmitir?
Normalmente, se apela a los puntos fuertes del candidato o su partido, la identidad y especialmente los deseos o temores de los electores.
Hay que tener especial cuidado porque elegir el temor como estrategia es lo que se acaba convirtiendo en política del terror.
La política el terror no es la mejor elección, al menos, a la larga. Si los votantes eligen en base al miedo (por ejemplo a los cambios o a verse así mismos en una posición peor) dejarán de votar a ese partido cuando no tengan miedo o se sientan estables. Es decir, no se consigue lealtad real inculcando miedo.
Mucho más óptimo es apelar a los deseos, siendo realistas y reflejando la identidad del partido.
¿Cómo transmitir el mensaje?
En primer lugar, hay que conocer muy bien al público y en especial, a los posibles votantes.
Además, a la hora de transmitir el mensaje hay que tener en cuenta a dos tipos de electores intrínsecos a cualquier partido y/ ideología:
- Electores a los que les gusta la política: están constantemente informados de los cambios, saben cuándo serán las elecciones y normalmente, saben a quién votar y es dificil hacerles cambiar de opinión. También son aquellos que, si se realiza alguna incoherencia de las que hemos hablado, se enterarán puesto que están interesados, leen y se informan.
- Electores a los que no les gusta la política: No están demasiado informados, se enteran de las elecciones poco antes de que sucedan y no suelen tener muy claro a quién votarán. Se dejan más fácilmente influir por su entorno para tomar la decisión. En muchas ocasiones, dudan hasta casi el último momento.
Por tanto, los primeros necesitan una comunicación más coherente y continua mientras que los segundos, más agresiva y en los momentos más decisivos. De ahí, los debates en vísperas de las elecciones que permiten que los menos interesados se informen aunque sea sólo por ser un acontecimiento social.
En éstos debates, por tanto, los mensajes deben ser claros y simples (lo de claros no siempre se cumple, pero eso es algo aparte). Así mismo, la seducción, la imagen, la manera de hablar, etc. Todo eso juega un papel esencial en aquellos que aún están por tomar su decisión.