Muchos de los diarios digitales tienen en este momento como noticia estrella que la Familia Real ha decidido apartar a Iñaki Urdangarin de todos los actos públicos porque "su comportamiento no parece ejemplar".
La monarquía en España está en crisis y como cada vez que lo está, tiran de Marketing para resolverlo.
Para borrar el recuerdo del Rey abrazándose a Franco, durante años nos lo han vendido como el mayor demócrata del país.
A medida que ha ido perdiendo el decoro en los actos públicos, nos han contado que es un monarca campechano y cercano.
Y ahora que los yernos le han salido rana, pues nada, los aparta de la foto oficial y aquí no ha pasado nada.
Y además, en un alarde de máxima transparencia, van a hacer públicos los destinos de los más de 8 millones de euros que reciben del Parlamento.
Pues a mí no vale, primero porque no me creo que nadie supiera nada de las actividades del ex-jugador del balonmano, segundo porque no me interesa tanto qué hace con los 8 millones, como su patrimonio personal y cómo lo ha conseguido, y tercero porque en pleno siglo XXI, no sé por qué tenemos que aguantar un Jefe de Estado que no podemos elegir.
Supongo que ahora todo serán loas a la determinación del Rey y la transparencia de la Casa Real pero, afortunadamente, no siempre cuela y ya en la última encuesta del CIS la Casa Real suspendía en la valoración ciudadana.
A ver si con un poquito de suerte, el actual, es el último Borbón que tenemos que soportar como Jefe del Estado.