Que estamos en la época de recuperar series antiguas que tuvieron su éxito no hay quien lo dude. Sólo en shojos que hemos visto por aquí ha habido spin-off, secuelas o como se quieran llamar de Cardcaptor Sakura, Fruits Basket, Peach Girl, No me lo digas con flores, Kaikan Phrase... Incluso la que durante años estuvo desaparecida, Mihona Fuji, parece que va a sacar algo relacionado con Gals! Es un no parar. Algunas secuelas están mejor, otras peor, pero la nostalgia y la emoción del reencuentro suele jugar a su favor. Wataru Yoshizumi se sumó a esta tendencia recuperando su serie más famosa en 2013 y prolongándola durante siete tomos, quedando no muy lejos de la original que tuvo ocho.Hablar de Marmalade Boy, al menos en España, no es poca cosa. Aquí fue la serie que atrajo a muchísimas chicas al mundillo del manga, yo misma incluida. Para mí es una serie muy especial que guardo con un inmenso cariño. Como esta serie que reseño es su secuela, van a caer destripes de la serie original. Supongo que no es muy grave con la de años que tiene, pero aviso hecho.
Argumento

Cuando los dos pequeños cumplieron seis años a los padres les tocó explicarles cómo era realmente la estructura familiar tan particular que tenían ya que Rikka pensaba que eran algo así como una única familia que tenía dos madres, dos padres, dos hermanos mayores que eran pareja y se habían independizado y un hermano un poco más pequeño que ella. Para la niña fue un shock pero Saku la consoló diciéndole que seguían siendo una familia aunque no hubiese lazos de sangre entre todos, lo que la animó.
Los años pasaron y ya con 12 años Rikka y Saku entran en en mismo instituto al que habían ido Miki y Yuu, el Toryo. Allí tendrán a un amigo de éstos como profesor y encargado del club de tenis, Ginta, y conocerán a un alumno nuevo, Aoi, el guapísimo hijo de Meiko y Namura, quienes siguen viviendo en Hiroshima mientras el chico ha decidido mudarse y vivir con sus abuelos maternos para poder estudiar allí. Rikka tiene un flechazo inmediato con Aoi, algo que desencadenará que Saku le acabe haciendo una sorprendente confesión.
Reseña
Hace un par de meses reseñé Chitose etc., la obra anterior a ésta que Planeta también nos ha traído en estos últimos años. Mi opinión no pudo ser más negativa y decepcionante. Esta serie también se la compré a Fel y me dijo que al menos no era el horror que había sido aquella pero ya el simple hecho de que la vendiese me hizo bajar expectativas.
Por ser directa voy a decir que la obra me ha parecido mediocre como mucho. Por momentos me parecía un fanzine hecho por alguien muy fan de la serie pero con poca experiencia e ideas frescas a la hora de ponerse a ello, no un manga escrito y dibujado por la propia Wataru Yoshizumi. Voy a intentar explicar por qué digo esto.
De partida me genera muchas dudas este planteamiento porque Rikka y Saku crecen como miembros de una misma familia, como hermanos, aunque no tengan lazos de sangre entre ellos. Miki y Yuu se enamoraron pero siendo ya adolescentes de la etapa de bachillerato y conociéndose entonces, no desde bebés. Pero bueno, lo aceptamos. Lo que ya no perdono es que ambos sean casi una copia de Miki y Yuu pero con sus rasgos mucho más exagerados: Rikka es totalmente una mini-Miki más atolondrada y Saku es un Yuu sin la parte dulce y simpática y quedando sólo el lado serio y seco, un "sieso" como diríamos en mi tierra, que apenas muestra unas contadas expresiones de sentimientos a lo largo de la serie. Podía haber hecho que fuesen dos chicas, cada una con su propia historia, pero la autora hace un refrito de la historia original con dos protagonistas más jovencitos, con muchísima menos gracia y nula química entre ellos.

Otro punto que habla de lo vaga que es la serie es que carece de toda trama de fondo, sólo es una historia de enredos amorosos con la gracia del reencuentro con los personajes de la obra original. En aquella se daban los líos pero de fondo estaba la trama en torno a Yuu y quién era realmente su padre, algo que marca la historia hasta el final. Aquí no hay nada de fondo. Supongo que esto es consecuencia de la propia concepción de la serie pero es otro elemento que, aunque no reste, tampoco le hace sumar puntos.
Y toca hablar ya de los personajes de la serie original que salen aquí:
- Miki y Yuu son, claro, los que más aparecen de todos. Durante esta serie no se da ningún conflicto entre ellos y todo es ver cómo van dando unos pasos en su relación que cualquier fan deseaba ver. Realmente aquí está la justificación de esta serie y el sencillo motivo por el que me la voy a quedar. También me emociona el hincapié de ver a Yuu trabajando como arquitecto, habiendo cumplido su sueño. Y es que, contando algo personal, mi primer interés en la arquitectura surgió con esta serie. No voy a decir que soy arquitecta ahora por Yuu Matsura, pero es cierto que quizás fue una primera piedrecita en el camino.
- Ginta y Arimi. Para ellos la autora sí les crea un conflicto de pareja que en sí no me parece mal, a fin de cuentas estamos en un josei y es realista que a todas las parejas no les vaya todo siempre de maravilla pero es que, sabiendo en qué consiste en realidad el conflicto, me parece muy rancio y lo más estúpido del mundo.
- Suzu y Kei. Pareja que me interesaba cero y que en la secuela me interesa lo mismo. También tienen su conflicto que me parece bastante tonto, al igual que con la pareja anterior. Ya digo, una pareja que me pareció un emparejamiento por la cara en la serie original y que no entiendo que sigan juntos *se encoge de hombros*.- Meiko. Siendo la mejor amiga de Miki y la madre de uno de los personajes importantes de la secuela la verdad es que esperaba más aportaciones por su parte y lamento que no sea así porque me encantaba esta chica en la obra original.
- Miwa. Sus aportaciones también son muy puntuales y se limitan casi siempre a estar en el estudio de arquitectura que forma con Yuu. Yo era del bando de que Meiko y él tendrían que haber acabado juntos así que no me habría importado que en la secuela se hubiese animado la autora pero quiso mantener todo tal como lo dejó y sólo haciendo que las parejas que formó entonces avancen.
- Rokutanda. No aparece en toda la serie pero la autora se marca un mini-Rokutanda en forma de un sobrino de éste que está para fastidiar y ser igual o incluso más pesado que el original. Hasta en este detalle repite el esquema.
En definitiva, creo sinceramente que podría haber hecho una serie corta centrada en qué fue de los personajes de la serie original porque la parte de los líos entre apenas niños de 12-13 años no funciona. Demasiados enredos para las edades que tienen y con muy poca chispa y emoción. Sí, entretiene, cuenta con sus puntillos simpáticos y divertidos pero ya está. Parece una serie hecha con el piloto automático, tirando de tópicos y refritos de la original pero carente de todo sentimiento. Me ha dejado fría y me da una pena muy grande que me haya quedado así con todo lo que significa para mí la original. Siento casi que para las fans, esta serie es más importante que para la propia autora.

