Revista Opinión
Hemos estado acostumbrados durante muchos años a que llegado el puente de la Constitución e Inmaculada, nuestro querido pueblo se iluminara con motivo de la Navidad.
Humilde y modestamente, se intentaba contribuir desde la casa de todos, el Ayuntamiento, a crear ambiente y que vecinos y comerciantes encontraran un aliciente más a la hora de hacer compras, adornar escaparates o simplemente pasear en estas fechas tan entrañables.
Cada atardecer comenzaban a brillar los motivos navideños, iluminándonos con sus lucecitas de colores, intentando hacer más llevaderos los problemas cotidianos y animando a la gente. Cambiar el aspecto de nuestras calles, salir de la monotonía y resaltar las fiestas.
Simplemente se engalanaba a un pueblo que brillaba durante todo el año, pero que en determinadas ocasiones, lo hacía de manera especial.
Pero este año, eso no está siendo así…
El despropósito, la dejadez y la poca conciencia ciudadana de nuestros gobernantes locales, han hecho que Marmolejo luzca de manera chapucera y cutre. El centro del pueblo es un espectáculo bochornoso cada noche, está siendo objeto de mofa entre los vecinos y lo que es peor entre los que nos visitan. A algún forastero he escuchado decir “¡con lo que era este pueblo antes!”.
Los vivos colores de antaño, se van degradando y amenazan con volverse grises, la gente lo percibe, lo siente y cada vez más se escucha por las calles de este pueblo un lamento: “pobre Marmolejo, pobre pueblo”.
Una vez más, dan la espalda al pueblo. Aprovechan cada detalle, cada decisión que tengan que tomar, por insignificante que sea, para humillar a Marmolejo, ellos sabrán porqué… ¿será por aquello de que la letra con sangre entra?, ¿nos la tenían guardada a todos los marmolejeños?, ¿tan poco les importamos?... lo que sí es verdad, es que ellos no gobiernan, IMPONEN, quizás guiados por su círculo de “personas relevantes” o quizás cegados por el odio y rencor acumulados durante tanto tiempo y está claro que esta vez, nos han castigado a todos y nos han dejado sin alumbrado navideño. Para que nos entristezcamos, para que lo veamos todo oscuro, para que el corazón nos palpite por la ansiedad de las dificultades y no por la ilusión y la esperanza.
Anoche pasé por la puerta del casino y me vino a la mente el recuerdo de aquellas navidades en las que el único adorno que había en el centro era la cruz de José Antonio Primo de Rivera en la pared de la iglesia.
Es un detalle, un pequeño detalle, pero que dice mucho de la actitud y las ganas de estos señores hacia su pueblo.
Marmolejo cada día retrocede, cada día se vuelve más gris, cada día se apaga más…