LO ÚNICO QUE ME DUELE DE MORIR, ES QUE NO SEA DE AMOR de G.G. Márquez
El Real Decreto del B.O.E. del 3 de febrero dice así:
“La destacada y dilatada trayectoria de don José Miguel Villar Mir al servicio de España y de la Corona merece ser reconocido de manera especial, por lo que queriendo demostrarle mi Real aprecio. Vengo en otorgarle el título de Marqués de Villar Mir para sí y sus sucesores, de acuerdo a la legislación nobiliaria española.
Dado en Madrid 3 de febrero de 2011.
Juan Carlos R”.
Y es que a uno le queda la duda de si procede dejar pasar la perla. Ya sabemos que el marquesado no otorga prebendas y, por contra, quizás si gastos. Se trata de un título honorífico que procura resaltar el reconociemiento necesario a la labor realizada, en este caso para el reino. Pero hombre, uno se pregunta si en el caso del empresario Villar Mir, que en su día fue Director General de Empleo con el Caudillo Franco o Ministro de Hacienda y Vicepresidente del Gobierno con Arias Navarro, procede el reconociemiento por mucho propósito de la enmienda habida a posteriori.
De la misma manera, a uno se le puede escapar una cierta sonrisa cuando se imagina a Del Bosque tratado de ilustrísima o al escritor peruano Vargas Llosa, nacionalizado español por aquello de que tuvo que salir por patas de los entuertos que se había metido en su país natal. En fin, que no arda la hogera, porque no merece airear las brasas. Los tiempos son otros y la inteligencia de quienes pisamos este reino ya conoce que su dignidad regia no delinque porque lo prohibe la carta magna (lo hace el ministro del ramo por él), sabemos que el suyo es un reinado democrático aunque su puesto nunca haya sido refrendado por el pueblo; y claro, entendemos que pueda tener aprecio a quien le salga de los higadillos y otorgar, con el máximo cariño, marquesados a quien él disponga, aunque luego nadie se pregunte si procede.
El tema da para el debate. Personalmente pienso que no merece la pena. Se trata de reminiscencias del pasado que sirven para justificar de mala manera el presente de la monarquía. Pero he de confesar que siento debilidad por el Marqués de Del Bosque. Creo que, más hallá de sus logros con la selección de fútbol, es un hombre que transmite tranquilidad, sosiego, sencillez….; valores de los que estamos necesitados, al tiempo que lo hace con el saber estar de la humildad. Por eso sí me agrada el trato de ilustrísima. A los otros marqueses de usted y basta, por aquello de no juntar churras con merinas.