Una muestra de la nueva Marruecos.
Aquí no hay crisis (salvo ahora la coyuntural tras el atentado reciente en su famosa plaza de nombre impronunciable). Se ven desarrollos inmobiliarios (gruas) por doquier. Y una ambiente de alegría que no tenemos ahora en España.
Su capacidad turística es enorme y sigue creciendo. Como la de toda Marruecos. Los empresarios turísticos españoles pueden verlo como una amenaza o como una oportunidad. Los más inteligentes optarán por lo segundo. Los que no lo hagan, o se reinventan o Marruecos les hará mucho daño. Ahora mismo estoy en un hotel que no tiene nada que envidiarle a uno español en cuanto a instalaciones. Aun ha de mejorar mucho en servicio, pero lo harán y pronto.