Nos levantamos a las 8:00 horas. Hace un día maravilloso, lo que nos va a permitir disfrutar del día. Fue un acierto irnos el primer día del viaje debido a la lluvia y dejar para verlo hoy que hace un sol de verano. Después de las duchas y dejar listas las mochilas bajamos a recepción para preguntarle a nuestro amigo el borde si podemos dejarlas hasta por la tarde, nos dice que si pero que nos cuesta 50 Dh. Como no nos queda otra tenemos que pasar por el aro. Nos da la llave de una pequeña habitación y las dejamos.
Como el día que llegamos, nos vamos a desayunar al bar de enfrente, pedimos café y té y un surtido de cruasanes y bizcochos recién hechos por 44 Dh.
Una vez repuesto fuerzas nos ponemos en marcha cruzando toda la medina hasta la Kasbah de los Oudaias. Pasamos por un cementerio musulmán y entramos a curiosear. La Kasbah es una antigua fortaleza medieval construida en un risco sobre el Atlántico. Es un lugar que no te puedes perder si vienes a Rabat. Ciudad que es desde el año 2.012 Patrimonio de la Humanidad.
Por esta fortaleza han pasado romanos, almorávides, almohades y andalusíes. En el año 1.833 es ocupada por la tribu saharaui de los Oudaias, expulsados de Fez y que crearon ciertos problemas de rebelión y desorden en Rabat durante buena parte del S. XIX.
Llegamos a las murallas almohades y vemos la puerta Bab El Kebir construida en el año 1.150, que es una joya de esta época. Dentro hay 3 salas con exposiciones temporales, en esta ocasión hay una exposición de pintura. La entrada es gratuita. Merece la pena entrar un momento para ver el edificio por dentro. Aquí es donde se entrenaba a los soldados que irían a conquistar la península ibérica.
Cruzamos una pequeña puerta de la muralla y entramos en el interior de la Kasbah. Hoy es un conjunto de casas encaladas de color azul y muchas flores de estilo árabo-andaluza, lo que hace de este pequeño barrio un lugar muy pintoresco.
Nada más entrar nos aborda algún que otro guía, o no, queriendo enseñar este conjunto a cambio de unos Dh. Nos hacemos transparentes y callejeamos por el intrincado laberinto de callejuelas, descubriendo rincones muy pictóricos.
La mezquita almohade del siglo XII, Jemaa Al Atiq, que hay es la más antigua de Rabat. No es visitable para los no musulmanes. Al fondo se sale a una plataforma donde hay unas vistas preciosas de la costa, con la playa de los Oudaias, la desembocadura del río Bou Regreg y al otro la do del río el barrio de Salé. Vemos mucha gente haciendo surf.
Regresamos hacia la puerta por la que hemos entrado y bajamos por una de las últimas callecitas a la izquierda según. Las calles que bajan cerca de la plataforma son cerradas, así que toca subir. Son calles con encanto, vemos a dos músicos vestidos con ropas tradicionales buscando que les hagas la foto para sacarte algún dírham.
Como en todo Marruecos, los gatos que les hay por decenas, campan a sus anchas por todas partes.
Llegamos al café Maure (Moro), lugar del que me enamoré la vez pasada que estuve aquí y que de nuevo me ha vuelto a enamorar. Es un lugar muy tranquilo donde tomarse un té a la menta mientras se disfruta de una vista muy bonita. Lugar que invita a venir sin prisa y pasarse unas horas con un libro. El mejor sitio, la terraza que hay al fondo.
Unos estudiantes muy majetes se nos acercan para ver si nos pueden hacer un cuestionario sobre el punto de vista que tenemos como turistas acerca de aspectos relacionados con el turismo. Encantados les contestamos a todo.
Tras un buen rato de relax nos ponemos de nuevo en marcha y cruzamos al jardín de los Andalusies, creado a principios del siglo XX. No tiene muchas flores por la época del año en que estamos, aún así tiene su encanto. Hay un antiguo palacio convertido hoy en museo al que no podemos entrar porque está cerrado.
Salimos por otra puerta de la muralla a la avenida y vamos andando con dirección a la Torre Hassan. Nos metemos por la medina por una calle que al principio tiene tiendas de artesanía y pintura pero que al poco son tiendas como el resto de la medina.
Ir por estas calles ralentiza mucho la marcha ya que es difícil no fijarte en lo que tienen y más siendo el último día y que siempre hay que hacer algunas comprillas. Llega un momento en que decidimos ir directos y dejar las tiendas para más tarde.
Salimos de la medina, con intuición y preguntando a algún lugareño en 10 minutos llegamos a la Torre Hassan y el Mausoleo de Mohamed V. En la entrada de todo el complejo hay 2 montados en caballo. Casi no se puede ver nada pues está totalmente andamiada.
Es uno de los tres grandes mirantes construidos por los almohades (los otros son la Koutoubia de Marrakech y la Giralda de Sevilla. Todos construidos por el mismo arquitecto). En el siglo 12 el Sultán Yacub Al-Mansur decidió construir la mezquita más grande del mundo, con la torre más grande. Al morir poco después, las obras se detuvieron quedando a medias, la torre con 44 de sus 86 metros de altura previstos. Años después, el Terremoto de Lisboa daño la mayor parte de las columnas y las paredes del monumento.
A su lado se alza el mausoleo de Mohammed V que fue construido entre los años 1.961 y 1.971. Entrada gratuita todos los días de 8:00 a 18:30 horas.
Aquí descansan los monarcas alauís Mohamed V y Hassan II abuelo y padre del actual rey Mohamed VI. El Mausoleo es una de las construcciones de arte moderno marroquí más importantes. Esta realizado en mármol con una decoración muy refinada. El conjunto está compuesto por una mezquita y una Kubba, tumba cubierta por una cúpula construida en mármol blanco italiano.
Los muros del interior están grabados con caligrafías coránicas y recubiertos del zellige tradicional (ornamento a base de trozos de azulejos de colores). La cúpula es preciosa.
Las tumbas están en la parte de abajo del edificio. 4 puertas en los cuatro puntos cardinales dan acceso, en cada una de ellas hay un guardia custodiando y dentro hay otros 4, uno en cada esquina. No les importa ser fotografiados e incluso hacerte una foto con ellos.
Lugar muy venerado y donde hay que ir vestido de forma decorosa. Nos hacemos algunas fotos de saltos con las que tanto nos hemos divertido este viaje.
Después de disfrutar de todo tranquilamente volvemos hacia la medina. Compramos en un super algunas cosillas para cenar en el aeropuerto y buscamos un sitio para comer. Lo hacemos dentro de la medina, en un garito para locales. Sitio auténtico pero con mierda hasta decir basta. Pedimos una ensalada, un plato de alubias, 2 bocadillos de tortilla con verduras y patatas fritas y otro bocadillo de carne de pollo con queso y patatas fritas, cocacolas y sprite. Todo por 74 Dh.
Ahora si, toca ir de tiendas para terminar de comprar algunos regalitos. Es bastante agobiante y pesado el estar mucho tiempo por aquí, calles estrechas y mucha gente.
A las 18:00 horas nos vamos al hotel a recoger las mochilas, dejamos hechos los bocatas para más tarde.
Nos marchamos a coger el bus, no sin antes hacer una breve parada en la tienda de zumos para comernos unas ensaladas de frutas con yogurt que tanto nos gustaron ayer.
Hay bastante ambiente por la calle, al llegar a la estación de trenes preguntamos a un policía por el lugar exacto donde tenemos que coger el autobús al aeropuerto y nos señala el mismo sitio donde nos bajamos cuando vinimos.
Al llegar preguntamos a un señor que había en la parada y nos dice que si es allí, pero nos dice señalándonos el mapa de horarios de la parada que hace 10 minutos que ha salido el último autobús. Miramos y es verdad, a las 18:40 horas pone que era el último. Nos quedamos mirándonos entre nosotros y rompe ese momento el mismo hombre diciéndonos que no nos preocupemos y nos ofrece ir en taxi por 150 Dh. No sabemos si tenemos dinero suficiente pues hemos dejado los 80 Dh. que teníamos previsto para el autobús y calderilla que tenemos cada uno. Juntando todo tenemos en total incluso algo más. Un chaval es el conductor y vamos hasta un mercedes en el que no pone ningún identificativo de taxi. Le pagamos al hombre y nos montamos en el coche.
Fue todo tan rápido, que no supimos reaccionar pues íbamos con el tiempo más o menos justo al aeropuerto. En el camino empezamos diciendo que menos mal que solo nos cobran 150 porque del aeropuerto a la ciudad son 300 Dh. pero a continuación empezamos a sospechar que era extraño que la misma persona que nos dice que no hay autobús nos ofrezca la solución. También nos extraña que se acaben los autobuses tan pronto. No lo podemos asegurar pero nos quedamos con la mosca detrás de la oreja. No hay mucha circulación y llegamos rápido al aeropuerto.
Al final nos sobra tiempo y como hace tan bueno nos quedamos un rato sentados fuera en un banco y vemos llegar varios autobuses. Ahora sí que estamos convencidos del todo de que nos la han metido doblada. Esto es Marruecos, la gente siempre intentando sacarte los cuartos.
Entramos dentro y vamos a los mostradores de facturación, es el último avión del día que queda por salir. Rabat es la capital de Marruecos pero el aeropuerto tiene poco tráfico. Las mochilas las hemos distribuido para no tener problemas con el peso. Tenemos que rellenar un impreso para entregar en inmigración. Cruzamos hacia el control y de camino en unos 15 metros nos hacen 2 personas distintas enseñar el pasaporte y la tarjeta de embarque. Nada más pasar inmigración, a dos metros otra chica policía nos vuelve a pedirlo todo, es la leche.
Pasamos el control de equipajes y vamos a la puerta de embarque que está al lado, es un aeropuerto muy pequeñito, solo tiene 5 puertas de embarque. En casi todas las tiendas del duty free solo se puede pagar en euros. Cuando llegamos la puerta está abierta y hay una gran cola para embarcar, van mirando al principio el tamaño y peso del equipaje de mano y eso hace que la fila avance despacio. Luego dejan de hacerlo y cuando nos toca a las chicas que van con las mochilas grandes pero con pocas cosas las hacen al igual que a muchos pasajeros separarlas pues ya no queda espacio (según ellos, porque cuando subimos vemos que había espacio) y las van a meter en la bodega.
El avión es un boing 737 serie 800. Despegamos a las 21:10 hora marroquí con puntualidad británica y el vuelo dura 1:15 horas. Durante el vuelo nos comemos los bocatas. A las 23:25 hora española aterrizamos en la terminal 1 de Barajas. Las mochilas llegan sin problemas y salimos fuera donde nos están esperando, A Cristina y a Alfredo unos amigos y a Beatriz y a mi mis tíos. Todos hacemos noche en Madrid y mañana será otro día.
Y ahora a pensar en un próximo destino. Saludos viajeros.