Nos hemos despertado a las 8:00 horas algunos, otros a las 7:30 se han ido a pasear por la playa. Desde la ventana vemos a unos cuantos pescadores con las cañas. Mientras desayunamos hemos estado hablando de cómo organizar estos 2 últimos días que nos quedan. La decisión final ha sido ir a visitar Larache, volver y coger por la tarde un tren a Rabat.
Se lo decimos a Abdel y no le gusta mucho que no pasemos otra noche así que cuando le decimos si podemos dejar las mochilas hasta que volvamos de Larache nos dice que si pero que nos cobra 20 Dh. No ponemos pegas y como también le decimos que no a su plan de coger un taxi al decirle que nos diga cómo se llega donde están los grand taxi (taxis compartidos) nos da unas explicaciones de aquella manera.
Nos marchamos y vamos preguntando hasta que un chico nos acompaña hasta ellos. Un señor muy majete con perfecto español habla con uno de los taxistas, nos dice que cuesta 20 Dh. por persona y trayecto, si vamos los 4 tenemos que pagar como 6 si no queremos esperar a que venga alguien más. El taxista dice que por 60 nos espera y yo le digo que si en ese precio nos puede llevar a la estación de trenes, dice que ok, así que por 300 Dh. hacemos toda la jornada. De camino hasta aquí Alfredo compra unos churros y le ponen un montón por 15 Dh.
El coche es un mercedes antiguo y vamos muy cómodos, pero no queremos imaginar cómo pueden ir 6 personas más el conductor. Son 40 km. y llegamos en 45 minutos. Vemos un control de policía y 2 radares de trípode.
Larache es una pequeña ciudad de 107.000 habitantes. A partir del siglo XVI portugueses y españoles se interesaron por este pequeño promontorio y su puerto. Durante siglos fue objeto de incesantes batallas. Larache fue ocupado en el año 1.911 por los españoles que la conservaron hasta el fin del protectorado en 1.956. La medina, rodeada de gruesos muros, aunque está bastante deteriorada tiene mucho interés.
A la entrada de Larache vemos un gran humedal con bastantes aves. Nos deja en la Plaza de la Liberación, muy bonita y nos dice que nos espera en ella. Los edificios de los alrededores tienen fachadas hispano-moriscas y es la plaza principal de la ciudad.
Nos metemos por la puerta que da acceso a la medina y vemos el zoco de la Alcaicería, es una plaza con soportales pintados de azul y blanco. Suele haber muchos vendedores pero hay al ser viernes, que es el día de descanso para los musulmanes, está bastante tranquila. Además hoy se celebra el 40 aniversario de la Marcha Verde.
Nos metemos por una de sus calles a través de la Puerta de la Alcazaba y vemos a una señora mayor sentada en la puerta de su casa, que muy simpática nos habla en un perfecto español. Se llama Fátima y es de Ceuta aunque lleva 20 años viviendo aquí. Charlamos un ratito con ella y nos cuenta lo mejor que tiene Larache para visitar. Sale su nieta y Alfredo la da los churros que aún nos quedan.
Esta zona de la medina es muy bonita pero está en decadencia total, las fachadas están bastante deterioradas y las calles un poco sucias.
Llegamos a una mezquita en la que vemos a través de la puerta que hay bastante gente, se nota que es viernes. Cruzamos la puerta de la muralla que hay al lado y vemos los restos de la Torre del Judío y un palacete muy bonito que es el Conservatorio de Música.
Seguimos callejeando entre casas azules y blancas, vemos los restos de una iglesia cristiana comidos por la vegetación. Todas estas callejuelas bajan hasta el mar. Hay rincones bonitos, esto hace años tuvo que ser precioso, lástima que no sean un poco más cuidadosos y limpios. Y los gatos, por decenas, siguen siendo los dueños de las calles
Llegamos al puerto y entramos para ver si queda algún pescador y tenemos suerte porque vemos a dos hombres que llevan en una gran sábana pescado, al pasar junto a nosotros la dejan en el suelo y nos enseñan lo que llevan, un montón de centollos, pescados varios e incluso unas morenas.
Después de observar a los pescadores recogiendo las redes volvemos a la medina y seguimos callejeando. Llamadas de los muyahidines desde las mezquitas llaman a la oración, se ve mucho movimiento por las calles yendo a rezar. Sigue siendo difícil hacer fotos a las personas, todo el mundo se molesta.
Salimos de la medina a la Plaza de la Liberación y nos acercamos al paseo marítimo. Va siendo hora de comer así que volvemos a la plaza y nos sentamos en la terraza de la pizzería Lixus. Pedimos 2 pizzas y una fritura de pescado, y además nos traen de tapa lentejas y aceitunas. Está todo buenísimo, un sitio muy recomendable. Casi no podemos con todo, hemos acabado empachados de comida. Pagamos por todo con bebida 219 Dh.
Vamos a buscar a nuestro amigo el taxista y el viaje de vuelta a Asilah lo hacemos echándonos la siesta. Vamos a casa de Abdel a por las mochilas y a la estación de trenes.
Nos habían dicho que el tren salía a las 18:00 horas y llegamos a la estación a las 15:50 horas. Íbamos diciendo que ya podíamos tener la suerte de que nada más llegar hubiese un tren y así ha sido, a las 16:05 horas tenemos uno. Choque de manos y por 83 Dh. por persona nos dan los billetes.
Salimos al andén y puntual llega nuestro tren. Al principio no tenemos sitio para ir los 4 juntos pero en una de las primeras paradas se baja gente y nos agrupamos. El tren va haciendo breves paradas en diferentes estaciones por las que pasamos, e incluso puedes bajar del tren.
En la estación nos han dicho que el viaje duraba 4 horas pero ha durado justo 3 horas, así que cuando nos hemos querido dar cuenta estábamos en Rabat. El tren se detiene poco tiempo así que hay que estar al loro de bajarse porque sino continuas camino. TIPS: Rabat tiene 2 estaciones, hay que bajarse en la primera si se viene del norte y en la segunda si se viene del sur, en Rabat Ville.
Evidentemente no nos vamos a alojar en el hotel del primer día después de la experiencia de los chinches, así que toca buscar de nuevo. Preguntamos en varios que hay de camino a la medina pero son más caros de lo que queremos pagar. Acabamos en la medina y preguntamos en el que hay al lado del que estuvimos. Las habitaciones cuestan 150 Dh. con baño dentro pero sin ducha, la ducha se paga a parte 10 Dh. sin desayuno pero con wifi. Las habitaciones muy sencillas pero en cuanto a limpieza están bien. El tío es un borde de cuidado, pero no se mete en nada.
Nos vamos a dar una vuelta y paramos en un garito de batidos naturales que tiene una pinta muy buena, está saliendo de medina justo enfrente al otro lado de la avenida de los tranvías, se llama Legout du Fruit. Nos pedimos unas ensaladas de frutas con yogurt y un batido de aguacates. Espectaculares y por solo 15 Dh. cada uno. Repletos de fruta variada y con mucho yogurt.
Nos ha servido de cena así que nos hemos ido al antiguo cine donde estuvimos el primer día. Está un poco más adelante hacia la estación de trenes. Nos hemos sentado en la terraza a tomarnos unos tés y cafés. Hace una temperatura super buena. El sitio es un poquito más caro pero merece la pena y además hay wifi abierto.
A las 22:00 horas cuando han cerrado nos hemos ido a pasear por la medina y después al hotel. Nos hemos quedado en la recepción que es el único sitio donde hay wifi hasta que a las 00:00 horas nos ha echado el de recepción.
Ha sido un día completo en el que hemos desayunado en Asilah, comido en Larache y cenado en Rabat.
Saludos viajeros.