El Doctor Sánchez se reunió, el pasado mes de Noviembre, con el monarca marroquí y visitó la tumba del abuelo del rey, quien encabezó un régimen totalitario coetáneo con el de nuestro dictador doméstico, tan de moda cuarenta y tres años después de su muerte. El respeto por él fue traducido simbólicamente por una leve inclinación de cabeza, impropia de quien gobierna aliado con aquellos que son recibidos por nuestro rey en mangas de camisa remangadas. ¿Merece mayor consideración el alauita?. Luego nos enteramos de que nuestro país financiará los estudios de los jóvenes marroquíes (no sé si el doctor añadió también las “jóvenas”) dada la escasa colaboración española con nuestros vecinos, que apenas resultan visibles en nuestras aceras y prácticamente jamás perciben prestaciones sociales. De nada.
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