Una madre biológica, Sara (María León), y una madre de acogida, Virginia (Goya Toledo), comparten a una niña de 9 años, Claire (Noa Fontanals). A consecuencia de sus problemas con el alcohol y las drogas, la justicia le retiró a Sara la custodia de su hija cuando tenía cuatro años. La niña fue dada en acogida a Virginia y Alberto a los que Claire considera sus padres desde entonces. Todo cambia cuando, cinco años después, un juez decide devolver la niña a Sara, que ha logrado rehacer su vida y tiene un trabajo estable. La noticia cae como un jarro de agua fría en la vida de Virginia y Alberto que tienen que entregar a la niña. Aprovechando que es verano, Sara y Claire emprenden un viaje hacia Marsella en busca del padre biológico, al que Sara no ha vuelto a ver desde que se quedó embarazada. Con muy pocas pistas y mucho camino por delante, aprovecharán esta aventura para conocerse mejor y recuperar el tiempo perdido. Pero las dificultades comienzan cuando Virginia consigue sumarse a la travesía y las dos madres inician una emotiva y a la vez despiadada pugna por la hija que comparten.Tras esta interesante premisa se presenta "Marsella", una película dirigida por Belén Macías, que se estrena en las carteleras españolas el próximo viernes 18 de julio. Está protagonizada por María León (vista recientemente en "Carmina y amén", de Paco León), Goya Toledo (vista en "Maktub", de Paco Arango), Eduard Fernández (visto en "Todas las mujeres", de Mariano Barroso), y Noa Fontanals, siendo su debut en la interpretación.
La directora Belén Macías dando instrucciones a la actriz Goya Toledo, en un lance del rodaje.
Su directora Belén Macías nos comenta: "La capacidad de tener un hijo es un hecho biológico, pero el ejercicio de la maternidad te implica para el resto de tu vida. Cuando aparece Claire en la vida de Virginia, todo se equilibrará y su existencia cobrará el sentido que estaba buscando desde hacía tiempo. La niña llega a su mundo con cuatro años, después de que Sara, su madre biológica, haya sido declarada incapacitada para mantener la custodia.""A pesar de que a Sara, le ha tocado vivir una vida marginal, sin ayuda familiar y marcada por la tragedia, siempre ha tenido una meta: recuperar a Claire y llevarla a Francia, a conocer a su padre. Durante el tiempo que han estado separadas, ha ido cumpliendo con mejor o peor rigor, el régimen de visitas que le ha impuesto el Estado. Pero en estos momentos, lleva una temporada limpia de vicios y con el firme propósito de darse finalmente la oportunidad que ella y a su hija no han tenido nunca; no obstante, con lo que no contaba Sara era la implicación emocional que la nueva familia de Claire había establecido con la niña. Virginia, cuya vida ha seguido los cánones de nuestra sociedad, tiene un trabajo fijo, un entorno apropiado y mucho amor para ofrecerle, y no está dispuesta a ceder todo lo que ha conseguido, a pesar de que el programa de acogida de niños al que se sometió, siempre contempló la posibilidad de rehabilitación de la madre biológica. Virginia siempre dio por perdida a Sara, nunca valoró sus esfuerzos por salir del entorno marginal, y no tuvo la capacidad de ponerse en el lugar de Sara como madre. Claire ya tenía una madre, ella, una madre responsable, que cumplía con todo lo que la niña necesitaba, cubriéndole además de un afecto y una sobreprotección extra para que a la niña no le quedase un resquicio de apego a su vida anterior. Por eso cuando Sara consigue por fin, la custodia de su hija, el mundo de Virginia se desmoronará..."

