Marta Arbizu con la camiseta de apoyo a su compañera Blanca García. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.
Toni Delgado / Cerdanyola del Vallès
A Marta Arbizu (Barcelona, 1991) no le hará mucha gracia saber que la conversación duró 25m 35s. En el coche siempre fija el volumen de la música en un número par y en una Final a Cuatro en Banyoles sus compañeras dibujaron con una cinta el ocho en el vestuario tres. "En esa época, en el CBF Cerdanyola lo ganábamos casi todo, pero perdíamos cuando teníamos vestuarios impares. ¡Esos números no me gustan! Dan mala suerte...", confiesa la pívot barcelonesa tras la derrota por 48-71 ante el Celta. La 25ª en otros tantos partidos de su equipo, pensado para Copa Catalunya y que ocupó la plaza en Liga Femenina 2 a la que renunció el Joventut les Corts.
—"Para poder seguir a veces hay que empezar de nuevo" se podía leer en las camisetas que os habéis puesto en el calentamiento y con el 4 en la espalda. Bonito homenaje a Blanca García, que se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda contra el Segle XXI. Le tengo mucho cariño a Blanca. Me duele su sufrimiento. Fuimos a verla al hospital y le regalamos un kit de recuperación con chucherías, que le encantan, un crucigrama y alguna cosa más. La temporada ha sido dura y sólo nos faltaba esta noticia... Esperemos que Blanca se recupere bien y la volvamos a ver pronto en las pistas.—¿Notaste desde el principio que la lesión era tan grave?Fue un poco raro... Gritó, luego dijo que ya estaba bien y tras el partido nos confesó que se había roto. Y eso que no se le había hinchado la rodilla y caminaba normal. Lamentablemente Blanca ya conoce muy bien esa lesión. —Os he visto dos partidos en directo: éste y contra el AD Cortegada. Pues han sido justo dos de nuestros mejores encuentros. Contra el AD Cortegada, a falta de tres minutos, ganábamos por siete puntos y nos remontaron con un parcial de 2-13. Veía la primera victoria en las manos... Y se nos escapó. Hoy, por cómo ha ido la semana, pensaba que nos ganarían, como mínimo, por 40, y no ha sido así. Queríamos despedirnos de la Liga Femenina 2 en casa de la mejor forma posible. —En la primera parte habéis cogido sólo cuatro rebotes menos que el Celta, aunque habéis perdido hasta nueve balones más. Ese déficit os ha penalizado mucho. Tras el descanso habéis extraviado seis pelotas más. Normalmente perdemos demasiados balones. La presión del rival nos pone tensas y fallamos los pases. Más todavía sin Blanca García. —Erráis algunas canastas muy fáciles. Es cierto. Somos un equipo muy joven y eso se paga. Nos falta experiencia en la categoría. —¿Qué has ganado este curso en estas circunstancias?Me he quitado la espinita de volver a jugar en Liga Femenina 2. Hace tiempo que quería volver. —¿Te sientes un poco más líder? ¿Has descubierto parte de tu liderazgo que desconocías?Sí y no. En el CBF Cerdanyola me han dado la suficiente confianza como para tirar un poco del carro. Al principio no creía que lo conseguiría en Liga Femenina 2 y, poco a poco, me he visto bien. —¿Te ha costado asumir responsabilidades? Sí y no. Sí porque soy un poco floja de cabeza. No porque sólo somos dos pívots y tenemos que jugar y tirar. El club, con su confianza, me ha dado alas. —Eres un poco débil mentalmente, pero autoxigente hasta el infinito. ¿Cómo se digiere ese contraste?Siempre intento dar lo mejor de mí, aunque a veces no me salgan las cosas. Antes, si fallaba una canasta, casi ni volvía a tirar. Con los años, he mejorado en ese aspecto. Supongo que la experiencia te proporciona confianza y tranquilidad. —¿Siempre has sido una esponja?[Se ríe]. Lo era antes. Ahora... ¡No tanto! [Risas]. —"Era increíble ver cómo con 17 años ya ponía en práctica todo lo que trabajábamos, dando muestras de su enorme tanto", recuerda Fabián Téllez. El técnico del Stadium Casablanca asegura que disfrutabas muchísimo puliendo diferentes movimientos de espaldas al aro y que no parabas hasta que los clavabas. Ahora ya no hacemos tanta técnica individual y la echo de menos porque me gustaba mucho. De hecho, si sé moverme interiormente es gracias a Fabián Téllez. En cadete sólo tenía un movimiento y con él aprendí cuanto sé. —¿Fabián Téllez te hizo creer más en ti misma?Muchísimo. Y era repetición, repetición y repetición. También se me daba bastante bien la técnica individual de uno contra uno en el poste bajo. Luego, me pones de cara y ya es otra historia... [Risas]. —"Siempre me sentiré en deuda con Marta Arbizu", sigue Fabián Téllez. Entiendo que tú también le diste mucho. Ambos. En el Draft Gramanet nos subió del cadete a sénior a Tania Pérez y a mí y después nos cogió en la etapa de júnior. Le debo mucho a Fabián. Eso sí, en nuestro último año tuvimos nuestros más y nuestros menos. —En Sarrià. Sí. Me imagino que la confianza también dio pie a eso. Guardo muy buenos recuerdos de Fabián y le estoy muy agradecida. —¿En tu época en el Draft Gramanet ya te gustaba tanto el naranja o la pasión surgió después?¿El naranja de zanahoria?—No lo sé. Alguien que te quiere mucho asegura que te encanta el naranja. Tania Pérez, ¿no? [Risas]. Me llamaba zanahoria porque yo de pequeña... Bueno, cuando era más joven era como pelirroja. A Tania ya la conoces un poco... Empezó su show: "¡Eres una zanahoria!". Y se me quedó. —Sois completamente diferentes. El día y la noche. Nos complementamos. ¿Sabes? Tania es mi mejor amiga: es puro esfuerzo, sacrificio, no da nada por perdido. La admiro. —Lo que más le saca de quicio de ti es que eres negativa en algunos aspectos. Prácticamente en todo. Mi primer pensamiento es negativo. Luego, cuando me pongo, me acaban saliendo las cosas. —¿Cuando coges la pelota antes de lanzar un tiro libre piensas que lo fallarás y cuando lo lanzas crees que lo meterás?Es más el miedo a equivocarme antes del partido. Ahora, como tengo tanta confianza, no pienso eso, aunque sigo siendo bastante negativa en algunas cosas. De pequeña me sentía siempre inferior a la jugadora que tenía delante... Y quizás no lo era. Es difícil cambiar esa mentalidad. Es una lucha interior diaria. —"Marta parece muy tímida, pero a la que la conoces un poquito se transforma y es una pasada", defiende Tania Pérez. En cambio, Blanca García asegura que eres "calladita, pero cuando tiene que decir algo lo hace sin dudar". ¿Con qué versión estás más de acuerdo? ¿O con las dos?Con ambas. Quizás Blanca se refiere más a cuando hablamos de temas serios. Entonces soy callada y reservada, aunque si algo me molesta o veo que está mal no me callo. Respecto a Tania... [Risas]. Me cuesta mucho abrirme, pero cuando alguien me da esa confianza y me conoce soy tal y como te ha dicho. —¿A veces tienes un bloqueo emocional?Sí. No sabría cómo explicártelo... Quizás vergüenza. —O por las expectativas del resto. También, pero casi siempre es por vergüenza. ¡Me dan apuro muchas cosas! —"Iba a entrenarme con las mallas ajustadas y un top enseñando el ombligo", confiesa, sobre su pasado, Tania Pérez. El primer año que coincidimos pensé: "Esta tía tan delgada con el top, las mallas que le llegaban hasta arriba... ¡Iba a pescar!". [Risas] Ya te contó la anécdota en el UB Barça... —La tengo tan presente que a veces creo que estuve allí. Llegamos al UB Barça con nuestras equipaciones de Kipsta y las compañeras iban con camisetas de Catalunya, de España, de la NBA... "Vamos a comprar ropa", le dije a Tania. —¿Es el momento en el que más has pasado vergüenza? Sí, porque fue nuestro primer día y no conocíamos a nadie. —Y conocisteis a todo el mundo de golpe. Exacto. Algunas ya tenían mucho nombre. Al principio pasé mucho apuro, pero luego fue todo muy bien. —Tania Pérez te considera una hermana. Es parte de mi familia. Sus padres casi son mis padres y a la inversa. Desde los 13 años no hemos perdido el contacto. —"Marta es la persona que más me entiende en lo bueno y en lo malo", sigue. Sí. Hemos pasado de todo juntas. En sus dos lesiones la arropé cada día. También cuando la operaron de quistes ováricos. Siempre he estado a su lado. Y ella, igual. —Cuando eres tan negativa en algunas cosas, se enfada contigo. Sí, sí. Siempre me lo dice: "Marta, tienes que ser más positiva. No puedes pensar en negativo con todo". Me echa muchas broncas... —¿Cuál fue la última?Ni me acuerdo... [Risas]. Como vive un poco lejos... Tania siempre me exige más. Nos entrenamos juntas en verano y siempre quiere más y más. —¿Te acuerdas de vuestra jugadita mágica?¡Y tanto! Era pase al poste bajo, ella cortaba por fondo, yo se la devolvía sin mirar y ella acababa en canasta o me la doblaba. La hicimos desde cadetes. Incluso en el sénior. —En Francia, asegura Tania Pérez, cogiste más confianza en ti misma y te conociste mejor. Tal cual. Durante dos años sufrí mucha ansiedad y taquicardias. No tuve depresión, pero sí miedo a la ansiedad. Me habían dicho que el juego en Francia era un poco más duro y creía que necesitaba ser más dura en la pista. Todavía puedo crecer más en ese aspecto. —¿Te da un poco de miedo el contacto a veces? ¿Dudas?Sí. Quizás no soy una jugadora a la que le guste el contacto ni sea mi estilo de juego. Aunque, como sabes, en estas categorías si no contactas no tienes nada que hacer. He crecido bastante en ese aspecto. La experiencia en Francia me ayudó mucho, también a perder un poco la timidez. —Xavier Budó, exentrenador de Carla Suárez y que ahora dirige Paula Budó, lamentaba hace unos días que José Bordalás, técnico del Getafe, defendiese que la ansiedad "la tiene el que no llega a final de mes. Un jugador no puede tener ansiedad, no podría ser profesional". Bordalás está muy equivocado. La ansiedad puede salir por muchos motivos. En mi caso, los estudios me la provocaban. Soy muy autoexigente, sobre todo en ese aspecto. Los miedos que no exteriorizo aparecen de forma física. Supongo que fue un cúmulo de todo. Se pasa mal, la verdad. Hay quien ve la ansiedad como una tontería, pero es muy dura. —¿Te dolía el pecho? Sí, a veces. Tenía pinchazos, se me hacía un nudo en la garganta, no podía respirar bien... Tienes que ignorar esos contratiempos: "De acuerdo, me va a pasar, pero no me sucederá nada. Simplemente me agobiaré un momento". Ahora estoy muy bien. Irme a Francia resultó una gran decisión. —¿Te costó mucho adaptarte al país y a la NF2?Sí. Me fui un poco a al aventura y los tres o cuatros primeros meses lo pasé mal. Vivía sola. Las compañeras eran semiprofesionales, como aquí, y trabajaban. No conocía a nadie, no sabía el idioma y no podía hacer prácticamente nada. —¿Estar sola te ayudó a encontrarte?Un poco sí. Cuando me adapté, salía más de casa. Dos madres catalanas de dos niñas que estaban allí me acogieron como una hija más. Las compañeras también fueron muy generosas conmigo, aunque como no sabía francés y el inglés no es lo mío... La comunicación no era sencilla. Enlaces relacionados
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