Tenía curiosidad por este libro desde hacía tiempo, por la cantidad de ejemplares vendidos y lo mucho que se habló de él hace pocos años. Estaba entre los audiolibros que se pueden descargar gratis en la página de la biblioteca, así que no dudé en descargármelo y escucharlo. Y la verdad es que es empezar y querer seguir conociendo la historia.
Morrie fue el profesor de sociología de Mitch (el autor) en la universidad; no era un profesor cualquiera, sino que trataba de establecer relaciones estrechas con los alumnos, quedaba con ellos para discutir teorías, preparaban proyectos y comían juntos, etc. Suena un poco raro, pero la verdad es que sería genial tener un profesor así, de esos que te tratan como un igual, aunque está claro que todo depende de muchísimos factores, incluido el número de alumnos que hay en la clase (como sea como las nuestras, de más de 100, estamos apañados…).
Mitch y Morrie tenían una relación buenísima, hasta el punto que Mitch se siguió matriculando en las asignaturas que impartía Morrie e incluso fue él el que dirigió su tesis al finalizar los estudios. El día de la graduación, Mitch prometió que seguirían en contacto. Pero entró de lleno en el mundo laboral, ese típico estilo americano en el que vives para trabajar y ascender socialmente y en el que las cosas ralmente importantes pasan a un segundo plano. Por supuesto, se olvidó por completo de Morrie, pues no tenía tiempo para mantener un contacto que no le servía directamente para progresar en su carrera como periodista deportivo.
Pasaron varios años y a Morrie le diagnostican una Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA): es una enfermedad degenerativa de las neuronas motoras que no tiene tratamiento (actualmente parece que hay un fármaco que la retrasa, pero no la cura) y que acaba siendo mortal, aunque el paciente la padecerá durante años. Seguro que a todos os suena la ELA porque Stephen Hawking la padece también.
Morrie adquiere cierta fama, al compartir su enfermedad con amigos y familiares; incluso sale en un famoso programa de televisión, en el que le entrevistan acerca de la enfermedad y su manera de afrontarla. Mitch, por casualidad, ve ese programa. Han pasado 16 años desde su graduación y, de repente, se entera de que una de las personas más especiales e importantes de su juventud, se está muriendo.
Entonces es cuando decide visitar a Morrie. Vence su miedo y su vergüenza al no haber cumplido su promesa de mantenerse en contacto con Morrie, que siempre fue tan bueno y amable con él, y ahora se encuentra postrado en una silla de ruedas. Pero enseguida se da cuenta de que a Morrie no le importa: lo único que cuenta para él es que se reencuentren, que charlen y que retomen su relación en el punto en que la dejaron, como si no hubieran pasado los años. Morrie se siente inmensamente feliz de volver a ver a Mitch, y así lo demuestra.
De esta manera se desarrolla Martes con mi viejo profesor, con las visitas que Mitch realiza religisamente todos los martes, con las conversaciones que mantienen sobre la enfermedad, el amor, la vida y muerte, y las cambiantes preferencias de Morrie por distintas religiones sesgún avanza su enfermedad. Profesor y alumno retoman aquellas conversaciones que tuvieron años atrás, en la cafetería de la universidad, y Mitch aprende a valorar lo realmente importante, mientras semana a semana la salud de Morrie se va deteriorando.
Es un libro bonito, reflexivo y pausado. Todos sabemos que hay que restar valor a las cosas que no lo tienen, que hay que prestar atención a los pequeños detalles del día a día, a las personas que nos quieren… pero yo siempre pienso que viene bien que nos lo recuerden de vez en cuando. Me recuerda mucho a La última lección (Randy Pausch); es del mismo estilo; en el sentido de que una persona que padece una enfermedad terminal nos cuenta cómo es ahora su visión de la vida y cómo es capaz de afrontarlo. Eso sí, el libro de Albom es mucho más pausado.
No sé cómo será la edición en papel, pero el audiolibro es precioso: cada capítulo empieza con unos segundos de música clásica y la voz de cada personaje pertenece a una persona distinta, de tal manera que lee una mujer si el personaje es una mujer, tose y respira difucultosamente si está hablando Morrie, etc. La verdad es que así parece muchísimo más realista, como si estuvieras con Mitch, que es el que nos cuenta toda la historia.
Para terminar, me gustaría comentar que, antes de convertirse en un bestseller, Mitch publicó un pequeño diario de las visitas y charlas que manenía cada martes con Morrie, y que la venta de estos ejemplares se destinó para pagar el tratamiento y la asistencia médica del enfermo. Luego fue conocido en todo el mundo gracias al programa de Oprah, pero para entonces el viejo profesor ya no estaba con nosotros.
Igual consigue empañarnos un poco los ojos.
Título: Martes con mi viejo profesor Autor: Mitch Albom Editorial: MaevaEncuadernación: Bolsillo ISBN: 978-84-1514015-3 Páginas: 216 Precio: 9 € Propósito personal: No lo cumple RETO 2011: Tc, Tecnecio