Revista Cultura y Ocio

Martha Graham, la mejor bailarina del siglo XX

Por Asb Centre Pedro Gea @ASBCentre

Martha Graham fue una principales pioneras de la danza moderna en los Estados Unidos. Fue bailarina, coreógrafa y maestra de danza y la revista Time la consideró, en el año 1998, una de las personalidades más influyentes del siglo XX.

De Ruth St Denis a Nueva York

Se formó en la Escuela de la popular bailarina Ruth St. Denis en California, Dennishaw. Sin embargo, sus inquietudes sobre la danza como forma de expresión personal le llevaron a otros centros de formación y a otros profesionales de la música y el movimiento con los que siguió definiendo sus propuestas.

La sistematización de su técnica la formalizó mientras trabajaba como profesora en la Escuela de Música y Teatro Eastman en Rochester, Nueva York. Fue allí cuando, su constante preocupación por el equilibrio de los bailarines y el descubrimiento de los trabajos de Mary Wigman, le permiten descubrir la importancia de la pelvis en el trabajo del bailarín.

La técnica Graham

En su trabajo, Martha Graham desarrolló un lenguaje dancístico que expresaba las emociones humanas. Para ello, se alejaba de la fluidez y las cualidades aéreas propias del ballet. En sus coreografías las propuestas se concentraban en las cualidades de “contraer” y de “soltar”, ofreciendo como resultado movimientos cortantes, angulares, inconexos y trémulos, con los que se acercaba a la catarsis escénica.

En su entrenamiento con jóvenes bailarines, Graham desarrolló una técnica de entrenamiento basada en la armonización de movimiento y respiración. Punto imprescindible de sus movimientos explosivos.

Esta síntesis de elementos con la que la bailarina rehuyó la exuberancia propia de la danza dominante en el primer tercio del siglo XX, se reflejó también en su puesta en escena donde primaba la sencillez en el vestuario y en la escenografía.

Frontier y Primavera apalache

Algunas de sus coreografías más populares fueron: Revuelta (de 1927), Inmigrant (1928), Frontier (estrenada en 1935) y Carta al mundo, de 1940. En todas ellas había una fuerte carga crítica con la que Graham mostraba su disconformidad ante las injusticias sociales.

Posteriomente, realizó una serie de composiciones insipradas en la mitología clásica. Estas creaciones se titularon: Errand into the Maze (1947), Viaje nocturno (1948), Alcestis (1960), Fedra (1962) y Circe (1963).

A pesar de todos estos trabajos, fue Primavera apalache (1944) la propuesta con la que alcanzó el éxito y fue conocida por el gran público. Este trabajo, que contaba con música de Aaron Coplan, era una muestra del interés que Graham mostró siempre por las danzas indias y fue muy difundido gracias a que fue llevado al cine.

En constante evolución, su estilo sigue mutando y en el 1980 muestra una preferencia por las propuestas del neoclasicismo. Algunas de sus propuestas han sido recuperadas y se pueden ver en las plataformas telemáticas.

Numerosos reconocimientos y vida longeva

Bailarina nata siguió actuando hasta el año 1960 (había nacido en 1894), y después de eso centró su labor en la creación de coreografías. Durante su vida recibió numerosos reconocimientos, entre los que destacan la Medalla Presidencial de la Libertad en 1976, el Premio Kennedy y la Medalla Nacional de las Artes. Hoy en día la técnica de Martha Graham es uno de los principales fundamentos de la danza moderna.

La compañía de baile que lleva su nombre es la más veterana de los Estados Unidos y de ella han surgido algunas de las grandes figuras del ballet contemporáneo como Merce Cunningham.


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