Revista Educación

Martí, 43

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Martí, 43

Mi bienestar siempre pendió de un hilo. Cualquier sombra en la pared me sobresaltaba, cualquier piedra en el camino me suponía meses de repaso de las normas de circulación, cualquier cambio de aires me despeinaba (mientras pudo). Toda una juventud asustado. Esa edad en que te quieres comer el mundo y yo atragantado.

Pero del drama se sale. A veces única y exclusivamente por inercia, mirando hacia otro lado mientras pasan cosas. Dejándote hacer. Así, llegado un momento, casi sin querer, me encontré habitando una pequeña zona de confort, física, con dirección postal y viejas ventanas de madera. Ay, amigos, si un consejo puedo dar en esta vida es que hay que huir de los que invitan a arriesgarse, a pensar en grande, a retarse continuamente. Esos apóstoles de la hostia parda son hijos de Satanás.

Tiempo después, de nuevo casi sin darme cuenta, esa diminuta placidez se amplió en unos (pocos) metros cuadrados y cambió de código postal. Es más fácil esquivar la tragedia cuando otra persona está para ponerte los pies en el suelo y la calma en el gesto.

Pues bien, hace diez días nació mi hijo. El paradigma arquetípico tópico de la preocupación continua. Y nadie me obligó a ello. Pero mi hijo lleva el nombre de aquella dirección física donde por primera vez respiré hondo. Y tampoco fue intencionado. Primero llegó el nombre, luego me percaté de la coincidencia. Así que, de nuevo, mirando hacia otro lado, dejándome hacer, he esquivado el drama. He logrado no salir de mi zona de confort. Más bien le he hecho reformas y he añadido porche, sótano, planta alta y jardín trasero.

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Reconozco que este post lo tenía esbozado en la cabeza desde hace semanas. Antes de que, con solo tres días de edad, Martí tuviera fiebre y tuviéramos que llevarlo a urgencias (nada grave, todo está bien). Me resisto a contradecirme a mí mismo, un poco cabezón sí soy, pero admito que han saltado un par de desconchones en la pintura del confort, quizá un escape en una tubería o una avería en el agua caliente. Sí. Pero nada grave, todo está bien.

Martí, 43

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