GLENN MILLER – MOONLIGHT SERENADE
Hay momentos en la historia de la humanidad, que resultan inolvidables. Y en la mayoría de los casos, desde mi punto de vista, esos momentos van, íntimamente ligados a nuestros recuerdos, asociados a su vez, a las canciones que sonaban por aquellos días en todas las emisoras de radio; a esa chica que tanto nos gustaba y con la que nuestra temperatura se disparaba, muy agradablemente; a la prácticamente exención de obligaciones a realizar por nosotros en nuestras casas; a aquella frase de nuestros progenitores: “… Sube a casa que tienes que hacer los deberes…” entre otras muchas. Seguro que tu, guardas en tus recuerdos unas cuantas más y que ahora vendrán a colación; a nuestra agradable forma de vida de entonces, cuando las puertas de nuestras casas nunca estaban cerradas para nadie, sino cubiertas con una simple cortina, de color gris en mi caso, con una pequeña banda blanca horizontal en su parte inferior y a Educación y Descanso que, en Madrid, abrió el Parque Sindical, una piscina con un campo de fútbol de césped, hoy de muy gratos recuerdos, desdeñada por aquellos días.
Haciendo una breve reseña, en orden de fechas inverso, de esos momentos inolvidables más significativos de nuestra historia contemporánea, resultó que la madrugada del 9 al 10 de noviembre de 1989, cayó “El Muro de Berlín”, denominado oficialmente por la República Democrática Alemana, como “Muro de Protección Antifascista” y apodado a su vez, por el resto del mundo occidental, como “Muro de la Vergüenza.”
La consecuencia inmediata de esa determinante caída, fue la prácticamente, desaparición de la doctrina comunista.
THE 5TH DIMENSION – AQUARIUS & LET THE SUNSHINE IN.
Otro de los graves momentos vividos, ocurrió sobre las 12:30 p. m. (hora local) del día 22 de noviembre de 1963, momento en el que fue asesinado John Fitzgerald Kennedy en Dallas, Tejas, Estados Unidos. Kenedy fue mortalmente herido, al parecer, por dos disparos mientras circulaba en el coche presidencial en la Plaza Daley.
Elegido en 1960, Jack Kennedy se convirtió en el más joven Presidente de su país; de ahí aquello del “Joven Presidente” y como tal ejerció, desde el 20 de enero de 1961 hasta el día de su asesinato. Durante su gobierno, tuvieron lugar también, momentos delicados, como la invasión de Bahía Cochinos, la crisis de los misiles de Cuba, la construcción del Muro de Berlín antes mencionado, el inicio de la carrera espacial, la consolidación del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos y los primeros coqueteos, con la siempre indeseada y absurda Guerra de Vietnam
Pero seria en Atlanta, Georgia, Estados Unidos, donde vino al mundo nuestro Personaje invitado de hoy, cuando el invierno de 1929 levemente sonreía.
Me refiero a Martin Luther King, Jr.
RAY CHARLES – GEORGIA ON MY MIND
Fue un hombre profundamente religioso que, según le gustaba recordar, creció en una iglesia.
Su padre fue predicador, como su bisabuelo, su abuelo, su hermano y su tío paterno.
Descubrió muy pronto que él y su familia y en definitiva, quienes tenían la piel como ellos, negra como el asfalto, pertenecían a una casta inferior en el orden blanco que les rodeaba. Aprendió a luchar por sus derechos, con el arma de la no violencia y en pocos años, se convirtió en la figura simbólica, nacional e internacional, de una revolución protagonizada por los negros del intenso sur de Estados Unidos. Martín Luther King Jr. y su movimiento, habían conseguido importantes cambios en las estructuras de poder de la sociedad norteamericana, aunque a pesar de usar la palabra contra la violencia, la batalla contra el racismo dejó cientos de muertos y miles de heridos en Estados Unidos.
La voz de Luther King traspasó el sur y los barrios negros para sonar con fuerza entre los blancos pobres.
SAM COOKE A CHANGE IS GONNA COME
A pesar de los grandes avances en Estados Unidos durante los años ’60, la cara oscura de aquel país, fue la segregación racial.
Esa Nación era entonces la primera potencia militar y económica del mundo, en la que, sin embargo, prevalecía todavía el racismo, una herencia de la esclavitud que aquella sociedad, tan rica y democrática, no había sabido eliminar. Millones de norteamericanos de otras razas diferentes a la blanca, se topaban en la vida cotidiana con una aguda discriminación en el trabajo, en la educación, en la política y en la concesión de los derechos legales.
Martin Luther King vivió de cerca aquel sistema segregacionista en su ciudad natal, Atlanta, en Georgia, donde se dividía a negros y blancos en las escuelas, restaurantes, teatros, autobuses y hasta en las fuentes públicas para beber agua. Fue su madre, Alberta Williams, hija también de un pastor de la Iglesia baptista, quien le enseñó que ese sistema de segregación no era el resultado de un orden natural, sino una condición social querida e impuesta por los hombres blancos.
Y Martin Luther King decidió pronto seguir el camino de su padre. Estudió teología en Boston y en octubre de 1954 se trasladó con su mujer, Coretta Scott, a Montgomery (Alabama), para ocupar su primer trabajo como pastor y predicador de la Iglesia baptista.
LESLEY GORE – IT’ MY PARTY
Montgomery, la antigua capital de la Confederación durante la guerra civil de los años sesenta del siglo XIX, constituía un excelente ejemplo de cómo la vida de los negros estaba gobernada por los arbitrarios caprichos y voluntades del poder blanco. La mayoría de sus 50.000 habitantes negros trabajaban como criados al servicio de la comunidad blanca, compuesta por 70.000 habitantes, y apenas 2.000 de ellos podían ejercer el derecho al voto en las elecciones. Allí, en Montgomery, en esa pequeña ciudad del sur profundo, donde nada parecía moverse, comenzaron a cambiar las cosas el 1 de diciembre de 1955.
Aquel día por la tarde, Rosa Parks, una costurera de 42 años, figura importante del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, cogió el autobús desde el trabajo a casa, se sentó en los asientos reservados por la ley a los blancos y, cuando el conductor le ordenó levantarse para cedérselo a un hombre blanco que estaba de pie, se negó. Dijo no porque, tal y como lo recordaba después Martin Luther King, no aguantaba más humillaciones, y eso es lo que le pedía “su sentido de dignidad y autoestima”. Rosa Parks fue detenida y comenzó un boicoteo espontáneo a ese sistema segregacionista que regía en los autobuses de la ciudad. Uno de sus promotores, pidió al joven pastor baptista, casi nuevo en la ciudad, que se uniera a la protesta. Y ése fue el bautismo de Martin Luther King como líder del movimiento de los derechos civiles. Unos días después, en una iglesia abarrotada de gente, King avanzó hacia el púlpito y comenzó “el discurso más decisivo” de su vida. Y les dijo que estaban allí porque eran ciudadanos norteamericanos y amaban la democracia; que la raza negra estaba ya harta “de ser pisoteada por el pie de hierro de la opresión”: que estaban dispuestos a luchar y combatir “hasta que la justicia corra como el agua”.
Los 13 meses que duró el boicoteo alumbraron un nuevo movimiento social. Aunque sus dirigentes fueron predicadores negros y después estudiantes universitarios, su auténtica fuerza surgió de la capacidad de movilizar a decenas de miles de trabajadores negros. Una minoría racial, dominada y casi invisible, lideró un amplio repertorio de protestas -boicoteos, marchas a las cárceles, ocupaciones pacíficas de edificios…- que puso al descubierto la hipocresía del segregacionismo y abrió el camino a una cultura cívica más democrática. La conquista del voto por los negros sería, según percibió desde el principio Martin Luther King, “la llave para la solución completa del problema del sur”.
SCOTT MACKENZIE – SAN FRANCISCO
Pero la libertad y la dignidad para millones de negros, no podían ganarse sin un desafío fundamental a la distribución existente del poder. La estrategia de desobediencia civil no violenta, predicada y puesta en práctica por Martin Luther King hasta su muerte, encontró numerosos obstáculos. A John Fitzgerald Kennedy, ganador de las elecciones presidenciales de noviembre de 1960, el reconocimiento de los derechos civiles, le creó numerosos problemas con los congresistas blancos del sur y trató por todos los medios de evitar que se convirtiera en el tema dominante de la política nacional. No lo consiguió, porque antes de que fuera asesinado en Dallas (Tejas) el 22 de noviembre de 1963, el movimiento se había extendido a las ciudades más importantes del norte del país y había protagonizado una multitudinaria marcha a Washington el 28 de agosto de ese mismo año, por el trabajo y la libertad… Fue un momento definitivo en el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos. Aquella famosa manifestación política, celebrada ante las escalinatas del Monumento a Lincoln, al final de la cual pronunciaría su famoso discurso, sugerido por la gran Mahalia Jackson “I have a dream” (Yo tengo un sueño)… cuando habló poderosa y elocuentemente, de su deseo, en un futuro cercano, en el cual la gente de tez negra y blanca pudiesen coexistir armoniosamente y como iguales.
Gracias a ese famoso discurso, el cual extendería por todo el país la conciencia pública sobre el movimiento de los derechos civiles, Martin, se consolidaría como uno de los más grandes oradores de la historia estadounidense.
El movimiento por los derechos civiles cosechó en los años siguientes frutos extraordinarios. Bajo el Gobierno del demócrata Lyndon Johnson, sucesor de Kennedy, la Civil Rights Act de julio de 1964, a cuya firma asistió Martin Luther King, prohibió la discriminación en el trabajo por motivos de raza o género, y los trabajadores negros y las mujeres comenzaron a rechazar el tratamiento de segunda clase que se les daba en muchas industrias y servicios. Un año después, una radical modificación del sistema electoral garantizó el derecho al voto de los negros. King se lo había pedido de forma urgente a Johnson, en una reunión que mantuvieron en la Casa Blanca tras obtener el premio Nobel de la Paz de 1964. A finales de esa década, miles de negros habían sido elegidos en el sur como alcaldes, sheriffs o legisladores de los diferentes Estados.
No fue todo un camino de rosas. La batalla contra el racismo se llenó de rencores y odios, dejando cientos de muertos y miles de heridos. La violencia racial no era un fenómeno nuevo en la sociedad norteamericana. Pero hasta el final de la II Guerra Mundial, esa violencia había sido protagonizada por grupos de blancos armados que atacaban a los negros y por el Ku Klux Klan, la organización terrorista establecida en el sur precisamente para impedir la concesión de derechos legales a los ciudadanos negros. En los disturbios de los años sesenta, por el contrario, muchos negros respondieron a la discriminación y a la represión policial con asaltos a las propiedades de los blancos, incendios y saqueos. Las versiones oficiales y muchos periódicos culparon de la violencia y de los derramamientos de sangre a pequeños grupos de agitadores radicales, aunque posteriores investigaciones revelaron que la mayoría de las víctimas fueron negros que murieron por los disparos de las fuerzas gubernamentales.
CREEDENCE CLEARWATER REVIVAL -FORTUNATE SON
Con tanta violencia, la estrategia pacífica de Martin Luther King parecía tambalearse. Y frente a ella surgieron nuevos dirigentes negros con visiones alternativas. El más carismático fue un hombre llamado Malcolm X, que había visto de niño cómo el Ku Klux Klan incendiaba su casa y mataba a su padre, un predicador baptista, que se había convertido al islamismo después de una larga estancia en prisión. Criticó el movimiento a favor de los derechos civiles; despreció la estrategia de la no violencia y sostuvo una agria disputa con Martin Luther King, al que llamó “traidor al pueblo negro”. King deploró su “oratoria demagógica” y dijo estar convencido de que era ese racismo tan enfermo y profundo el que alimentaba figuras como Malcolm X. Y cuando éste fue asesinado en Harlem, en Nueva York, el 21 de febrero de 1965, por uno de sus antiguos seguidores, en un momento en el que estaba rompiendo con los dirigentes más radicales de su movimiento, King recordó de nuevo que “la violencia y el odio sólo engendran violencia y odio”.
Algo no funcionaba, sin embargo, en aquel capitalismo que generaba profundas desigualdades económicas y el discurso de Martin Luther King se endureció, incorporó explícitas apelaciones a la lucha de clases y pidió una radical redistribución del poder, una “justicia compensatoria” para rectificar las consecuencias sobre la población negra de generaciones de exclusión y desposeimiento. El eco de su voz traspasó las fronteras del sur y los barrios negros, para sonar con fuerza entre los hispanos, los blancos pobres, todos los marginados y olvidados de la sociedad norteamericana. Desde la primavera de 1967, ese compromiso a favor de la causa de los pobres coincidió, además, con un enérgico rechazo a la guerra de Vietnam, a la brutalidad de una contienda que llamaba a los negros a sacrificarse por una democracia que ellos “nunca habían experimentado”.
ROY ORBISON – PRETTY WOMAN
Para muchos de sus antiguos aliados liberales, Martin Luther King ya no era sólo el defensor de los derechos civiles, sino un peligroso subversivo. King lo percibió, admitió ante los periodistas que en “una revolución social no siempre se puede retener el apoyo de los moderados”, que “las clases privilegiadas nunca abandonan sus privilegios sin una fuerte resistencia”. Y comenzó a mostrarse triste… abandonado… a temer una reacción derechista… a sentir miedo a la muerte… él que había sufrido la cárcel, varios atentados fallidos… incontables humillaciones…
THE MAMAS & THE PAPAS – CALIFORNIA DREAMIN
El miércoles 3 de abril de 1968 llegó a Memphis (Tennessee) para apoyar una huelga de basureros negros. Aquella misma noche, en el que sería su último discurso, les dijo que conseguirían “la Tierra Prometida”. Al día siguiente, por la tarde, en el balcón de su habitación del hotel Lorrain, un solo disparo acabó con su vida. Tenía 39 años. El asesino, un hombre blanco que se había escapado de la prisión, se llamaba James Eorl Ray. Cuando se conoció su muerte, la rabia y la violencia se propagaron en forma de disturbios por más de un centenar de ciudades, el final amargo de una era de sueños y esperanzas. Lo dijo su padre, el predicador baptista que le había inculcado los valores de la dignidad y de la justicia: “Fue el odio en esta tierra el que me quitó a mi hijo”.
BOB DYLAN – BLOWING IN THE WIND
King acudió a Memphis en apoyo a esos trabajadores, encargados de la recogida de la basura, que estaban en huelga.
La tarde del 4 de abril de 1968, Martin se encontraba junto a sus colaboradores en el balcón del motel Lorraine, donde se alojaba. Y allí un solo disparo acabó con su vida, cuando la bala de un rifle le destrozó el cuello, en la tarde del 4 de abril de 1968, hace ahora 47 años.
Parece ser que sus últimas palabras, fueron para un músico, que iba a participar esa noche en un acto y fue para pedirle, que interpretara muy bien la canción “Take My Hand, Precious Lord”, “Toma Mi Mano, Precioso Señor” …
TAKE MY HAND, PRECIOUS LORD
Todo ocurrió de forma muy rápida, en una década de protestas masivas y de desobediencia civil que precedió a su asesinato.
La muerte de King provocó revueltas en muchas ciudades de Estados Unidos, donde se respondió con violencia a su asesinato.
Escrito por Pepe Lucas.
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