A primeros de Febrero calificó de tullidos mendigos y pordioseros a los discapacitados de la Comunidad de Madrid. Ahora, ejercitando nuevamente un peculiar estilo literario, entiende que se quemaron pocas iglesias y mataron pocos curas durante la Guerra Civil, algo que, publicado en su Twiter, al parecer fue rápidamente retirado y desmentido también a través de su blog personal.
En todo caso, no es la primera dirigente socialista que tiene exabruptos, y como para muestra basta un botón, el Sr. Pedro de Castro calificó públicamente de tontos de los cojones a los votantes de la derecha, sin que ello supusiese ningún tipo de problema o de responsabilidad.
¿Se imaginan vds. a un político popular diciendo que se mataron pocos republicanos en la Guerra Civil?. Las hordas progresistas extenderían la noticia como un reguero de pólvora, mientras se pediría la dimisión inmediata del responsable, de quien lo hubiese nombrado, de las personas a su cargo y la retirada definitiva y absoluta de la vida pública del expresidente Aznar, que tiene en buena medida la culpa de tal dislate. La máquina propagandística socialista siempre ha funcionado estupendamente frente a una derecha moderada, que parece vivir con la vergüenza de serlo. Cristina Almeida propuso quemar los libros de César Vidal y las huestes fieles de la izquierda le rieron la gracia; no quiero entrar en valoraciones sobre un caso a la inversa, y de este modo podríamos poner ejemplos hasta la saciedad. Perder el sentido común parece ser el denominador común de nuestros políticos de ambos signos, unos por exceso y otros por defecto; ojalá, por el bien de todos, se vean invadidos por un ataque de cordura.
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