de Vicente Garrido y Nieves Abarca.
Título: MartyriumAutores: Vicente Garrido y Nieves AbarcaEditorial: Versátil, 2013Formato: Edición KindlePáginas: 440
Resumen oficial.
Los caminos de Valentina Negro y Javier Sanjuán volverán a cruzarse en la Ciudad Eterna.
Cuando la magistrada Rebeca de Palacios recibe un extraño correo enviado por un desconocido, todo su mundo se tambalea: su hija Marta, una joven estudiante de arte dramático, ha sido secuestrada en Roma, y Rebeca ha de declarar inocente al hombre al que dentro de poco va a juzgar, o Marta morirá.
La inspectora de la Policía Nacional Valentina Negro, amiga de la infancia de la magistrada, se ve obligada a ir a la Ciudad Eterna en una misión personal para liberar a Marta. Pero en Roma no sólo hay un secuestrador. También hay un asesino apodado “El Monstruo de Roma”, que ha conmocionado la ciudad durante los helados carnavales.
Mientras Valentina está en Roma, el criminólogo Javier Sanjuán acude también a Roma invitado por Alejandro Marforio, el millonario hermano de una de las supuestas víctimas de “El Monstruo” para que ayude a capturar al asesino se forma extraoficial. Sanjuán descubrirá que “El Monstruo” no esta solo en sus crímenes, y que parte de la respuesta se encuentra en el Vaticano.
Impresión personal.
Hace más de un año que me estrené con estos dos autores que escriben a cuatro manos y a dos cerebros como si de una sola persona se tratara, de tal manera que me resulta imposible dilucidar quien de los dos escribe qué o qué método utilizan para darle esa unidad a toda la novela. Ya me pasó con Crímenes exquisitos en su día y me ha vuelto a suceder con esta segunda obra, las dos me han encantado y estoy deseando leer la tercera entrega de Valentina Negro y Javier Sanjuan a sabiendas de que pasaré unos días (espero que me dure unos días) de verdadero deleite y tensión en color negro.
No podría decir si esta novela me ha gustado más que Crímenes Exquisitos. Ya sabéis que no soy amiga de comparaciones. Lo cierto es que, como aquella, me ha mantenido pegada a sus páginas de principio a fin.
Martyrium puede leerse de forma independiente a Crímenes Exquisitos, pero yo no lo recomiendo. Muchas de las cuestiones que ocurren son continuación natural de los acontecimientos que se desarrollaron en la novela anterior y los personajes principales arrastran en su haber las experiencias individuales y conjuntas que vivieron durante Crímenes Exquisitos.
Como la anterior, Martyrium es una novela dura y desgarradora; en ocasiones, brutal y escandalosamente real. Eres tan consciente de que lo que se te cuenta puede pasar cada día en el mundo de la delincuencia de "alto standing" que las descripciones tan detalladas te atraviesan el alma. Si a ello sumas la conocida impunidad con que este tipo de desalmados suelen actuar, acabas dudando de si el enemigo mayor en la novela es el asesino en serie o son peores realmente los que esclavizan, violan, vejan o comercian.
Si en la novela anterior nos movíamos en algunos capítulos por la ciudad de Londres, en Martyrium, Roma es la gran protagonista urbana. Al final, yo que soy una enamorada de Roma, esa ciudad a la que regreso una y otra vez, le voy a tener cierto respeto porque ya he leído varias novelas negras que me hacen mirar la ciudad de otro modo, o al menos, cuando paseas por ella se me viene a la cabeza eso de "en esta fuente intentaron matar a....". El resultado final no está mal, no creáis. Una se pone delante del monumento de turno y además de la versión histórica del mismo, acaba reflejando tal o cual momento de la novela "x". Y Roma es especial para la novela negra o los thriller. Es un escenario perfecto para lo gótico. Ciertamente cualquier cosa puede pasar o encajar en Roma y pareciera que, con tanta iglesia, tanta ruina y tanta sotana negra y esa cantidad de recovecos infinitos de sus calles más sui generis, es una ciudad ideal para lo negro, lo oculto y lo difícil de encontrar o ver aunque lo tengamos delante.
Lo cierto es que me ha encantado de nuevo recorrer sus calles, visitar sus restaurantes y asomarme a alguna que otra ventana para ver ese paisaje interminable de tejados y campanarios.
Otro punto genial de la novela que he encontrado ha sido la existencia simultánea de dos líneas de investigación: la que afecta a Valentina Negro que intenta solucionar un secuestro que esta condicionando a una jueza amiga en España; y aquella en la que colabora Javier Sanjuan, que como criminólogo, está ayudando a la policía romana a detener a un asesino en serie al que denominan Il Mostro de Roma y que Sanjuan identifica de inmediato. De alguna forma, las dos investigaciones caminan en paralelo y pareciera que en cualquier momento van a encontrarse porque ambas tienen puntos en común. No lo hacen hasta el final prácticamente, resolviéndose los dos casos casi a la vez. En este sentido, quizá el cierre del Epílogo me ha resultado algo liviano en relación con el resto de la novela. Es como si dos protagonistas de repente se hubieran vuelto excesivamente inocentes con la experiencia que tienen a sus espaldas. Quizá es que el amor realmente "entontece" hasta hacerte abandonar la profesionalidad que acumulas. No sé, pero algo de eso me ha "crujido" en el Epílogo, aunque presumo que era necesario para comenzar la siguiente entrega.
Aparte de los hechos, la ciudad y la investigación, me ha encantado encontrarme con Valentina Negro y Javier Sanjuan. Me ha molestado (¿por qué no decirlo?) que las dos líneas de investigación los haya obligado a estar separados casi toda la novela. Me he pasado todo el tiempo de lectura diciéndome: "en el próximo capítulo coinciden por fin". Pero no; "mi gozo en un pozo" y lo cierto es que me hubiera gustado algo más de relación pseudoprofesional entre ellos sin llegar al "empacho" romántico del final.
Los secundarios quedan perfectamente perfilados y pueden hacerte hasta tiritar de frío. Los tres malos (Rajiva, Il Mostro y Patrick Doyle), son "malos malísimos", cada uno a su manera. Quizás de todos ellos quien me ha producido mayor tensión ha sido Rajiva por su total falta de escrúpulos y su extrema imprevisibilidad.
De los "buenos" (o al menos los que aparentan jugar en ese bando), sigue sin entrame por los ojos Lúa. No soy capaz de congeniar con una persona que disfrazada de profesionalidad y una alta necesidad de notoriedad y éxito pueda llegar a arriesgar de nuevo su vida con tanta torpeza. No acaba de cuadrarme esa dosis tan alta que se le otorga de inteligencia y viveza con la de la real estupidez que la domina en sus actos. Pero, en general, todos los personajes son, por desgracia, muy reales, sobre todo los que participan en las tramas delictivas en sentido amplio.
En definitiva, en un estilo desgarrador por lo directo, realista e intrépido, Martyrium merece la pena si eres amante de las novelas enérgicas y contundentes, de los thriller intensos, tan intensos que a veces te das cuenta de que no estás respirando.