2015 no va a ser un año electoral cualquiera. Está en juego el poder, que venía siendo cosa de dos; mientras un partido gobernaba el otro opositaba cómodamente esperando su turno, que no se lo saltaba ni dios, hasta que llegaba a la cima, y así sucesivamente. Un dueto que pasó de moda. Ni sus canciones de amor ni su heavy metal sobre terrorismo e independencia tocan ya la fibra de nadie. Ni la triste melodía “bajando tus impuestos, baby” les cuela. Las listas de éxitos les han dado la espalda. Su cupo de promesas se acabó, todas saben a las gachas de la posguerra, a hartura. Uno venía siendo un poli bueno y otro el típico poli corrupto de película, mal encarado, liberado de leyes, que le pegaba un tiro, sin contemplaciones, al primero que pretendiera destapar sus mordidas, poniendo en peligro su business, método que al bueno se le hacía cuesta arriba; un poco más blandito era.
Ahora ensayan una nueva versión de una vieja balada, “Los Sonidos del Silencio”. Un “se callen, coño” que parece un Tejerazo. Están hartos de que las teles hablen siempre de lo que hacen siempre “Por un puñado de dólares”. No se puede dar pábulo a los representantes de la disidencia pero sí al periodismo indecente y al periodismo Indacente, porque no me digan ustedes que el periodismo de Inda no merece su propia categoría, en la que podríamos encuadrar a unos cuantos colegas suyos que compiten con muchísimo tino por arrebatarle la etiqueta. Hay periodistas que no se apean de la burra hasta que la destrozan, como el bestia ese de Lucena que entró en un portal de Belén viviente del pueblo para reventar, literalmente, una burrita echándole encima sus 150 kilos de humanidad, porque el tipo era aparentemente humano. Entre tanto nos han colocado un bozal y han protegido a la policía de la violencia del pueblo.
Los tentáculos de su obsesión han llegado hasta el mismísimo “Sálvame” de Jorge Javier, un programa de culto, según su presentador. Ahí asomó su voz Pdro Snchez para hablar de su compromiso con el sufrimiento animal y recuperar el voto socialista de Jorge y muy posiblemente el de parte de sus dos millones de fieles seguidores. Ahí pusieron a parir a los urdangarines, a las lideresas sexagenarias a la fuga y a los que metían mano en nuestro cerdito. Pero la excusa del “comité de pureza” para intentar noquear ese espacio han sido los niños, tan útiles cuando interesa, como es el caso de una campaña electoral. Llevan cinco años hablando de las desavenencias de las ingles y verduleando con verbo inadecuado a los pueriles oídos pero es justo ahora cuando “no se puede aguantar”. La protesta y el inconformismo necesitan un año sabático, por decreto.
La prensa extranjera ya avisa de que España va camino de una dictadura, un camino que los que gobiernan son capaces de recorrer a ciegas. Va en los genes de unos cuantos. A las marchas ciudadanas patrias habrá que enviar reporteros y manifestantes extranjeros; que los identifiquen, que los machaquen y que los manden al trullo, a ver si tienen huevos.
¡Feliz día de la Lotería!