Me he convertido en un fiel seguidor de los tomos Marvel Gold. Mas allá de la calidad de las obras, está la sensación nostálgica, esa que te hace recordar otros lugares y tiempos, donde los ojos infantiles apenas conseguían ver mas allá de los brillantes trajes de los superhéroes y las espectaculares batallas. Aunque, todo hay que decirlo, la miniserie que publicó Marvel originalmente entre 1982 y 1983, tenía mas de descubrimiento que de peleas de superhéroes y villanos.
Porque bastante tienen ya una mutante con conocimientos en artes arcanos y un sintezoide creado por uno de los villanos clásicos de Los Vengadores, Ultrón.
Bill Mantlo nunca me pareció en su momento un gran guionista. Será que le asociaba a la etapa post-Byrne de los Alpha Flight y que por ese motivo le evitaba. En cambio, si que recuerdo el Extra Superhéroes que un vecino me dejó con la serie limitada de uno de esos matrimonios imposibles. Supongo que en aquella época no tenía muy claro quien escribia qué y solo el paso de los años han ido llenando los “agujeros negros” de lo poco que a día de hoy conocemos de los cómics y sus creadores.
Aquellos que no lo sepan, en los años con los que comenzó la década de los ochenta, teníamos a Shooter en lo mas alto de Marvel. Por lo que he podido leer, parece que su soberbia y prepotencia cercenó mucho de la creatividad de aquellos que trabajaban en la editorial, como pudo ser el caso de Byrne. Particularmente, le tenía admiración por haber llevado a cabo las Secret Wars o el Nuevo Universo, donde brillaba una serie sobre las demás: Star Brand. Deberé cambiar el chip y empezar a odiar a Shooter, visto que no era lo que se dice un buen jefe.
La cuestión es que Mantlo, acompañado de un joven Rick Leonardi, nos debían encajar en la vida real a dos personajes de difícil encaje, como hemos visto con los años. Así, la miniserie intenta en cuatro capítulos autoconclusivos, mostrar de alguna forma el lado humano de los personajes. La llegada al nuevo hogar de la parejita, las visitas de viejos conocidos/parientes o una experiencia post mortem conforman la idea de la miniserie. Marvel siempre ha intentado que sus personajes estén lo mas apegados a la realidad conocida y en este caso Mantlo acepta el reto.
La miniserie comienza mostrando el nuevo hogar de la parejita, que lo inaugura (y ya sabemos lo que significa ésto…) en pleno Halloween, lo que les hará tener problemillas. A todo ésto, Jarvis estará por ahí, robando intimidad a la pareja. Tras su inauguración frustrada, tendremos la visita de El Zumbador, quien todavía cree que Wanda y Pietro son sus hijos. El tercer número, enlaza con el segundo y nos lleva a una aventura post mortem de La Visión, quien estará acompañado por Wonder Man. Por último, la visita familiar se completa con Pietro, para descubrir finalmente quien es el padre de los mellizos.
Simpática y entretenida, el lector veterano verá en el tomo un recuerdo que se actualizará. El novato, quizás entenderá la especial relación entre La Visión, La Bruja Escarlata y Wonder Man tras la lectura del tomo y sobre todo comprenderá que los personajes de La Casa de las Ideas, no solo viven de crossovers y eventos apocalípticos, sino de días que, en teoría, deben ser normales y corrientes, aunque luego se alejen rápidamente de lo cotidiano y lleguen los problemas.
VALORACIÓN:7
Tira hacia arriba en la nota el valor nostálgico.