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Marx y otras observaciones.

Publicado el 15 agosto 2016 por Matapuces
"No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia" Karl Marx, Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política (1859) Marx y otras observaciones.
Marx condenó al hombre a la servidumbre del Capital. Si la conciencia del hombre no puede determinar su ser como dice Marx o su voluntad, éste quedará sometido de por vida a los agentes exteriores que controlarán todos sus movimientos, es decir, el hombre quedará sujeto a la voluntad de otros a través del Capital acumulado, de lo que se deduce, si el Capital condiciona a la sociedad, aquel siempre estará por encima de ésta y por lo tanto decidirá qué hacer con la vida de los integrantes de la sociedad. El Capital se reifica y se vuelve autónomo cobrando "vida" a través del aparato tecnológico implantado por el Estado y toma el control de la vida de los individuos, los individuos quedan subyugados por las diversas formas que adquiere la acumulación de Capital y por lo tanto condenados a servir a la gran máquina que han creado ellos mismos.
Cuando el pensamiento del sujeto divide la realidad entre el observador y lo observado, es decir, fragmenta el hecho o los acontecimientos en sí, éste o éstos quedan falseados por la interpretación que hace el sujeto de la realidad. La subjetividad en la interpretación de los hechos enmascara la verdad.

El ser humano vive un sueño desde hace milenios del que no quiere despertar porque es su refugio en el cual puede autoengañerse y seguir autocomplacioendose para justificar de esta forma su modo de vida, basado en un sistema de dominación hiperviolento y generador de odio y frustración, su coartada en la inmensa mayoría de las ocasiones es el otro y casi nunca su persona, esta es la principal vía de escape para delegar y desentenderse de lo que sucede a su alrededor. El sistema de dominación se ha hecho imperceptible porque durante el transcurso de la historia de la humanidad, la sociedad ha tolerado lo intolerable. La serenidad es hija de la conciencia. Despertar la conciencia sería como enseñarle a nadar al que no sabe.

La obediencia no es una conducta ética y moral que surge de la conciencia del hombre sino la sumisión a una autoridad que se revela superior con el consentimiento o no de éste ya sea por incapacidad, obligación, miedo u otras circunstancias que lo empujen a ello.

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