De vez en cuando me gusta traer piezas que se salen del circuito convencional. No son cine, ni publicidad, ni un documental, ni son buenas piezas personales como cortometrajes, son piezas un tanto inclasificables.
La de hoy es un buen ejemplo de la importancia del montaje. Una profesión esencial dentro del audiovisual que a veces no se valora como debería. No es sencillo hacerlo en su justa medida ya que el montaje es el que es y para pedir algo más tienes que intentar imaginar lo que falta o cómo se podría haber hecho. Lo que es mucho más difícil que simplemente decir “ah, mira, se ha visto la pértiga, ahí está el fallo”.
Me gusta pensar que la edición de una película es una mezcla constante de dos principios: aportar información y jugar con el ritmo. Lo básico es contar la peli, sin ello no hay punto de partida, pero el cómo se cuenta es fundamental. No todas las frases de un diálogo tienen que estar en boca, por ejemplo, y hay cosas que se pueden mostrar de pasada o directamente no mostrarlas explícitamente. Pero tomando algo de distancia hay que comprender que cada secuencia y cada plano tienen un momento y una duración, ahí es donde está el ritmo. La famosa frase de “llegar tarde e irse temprano”.
Y cuando se profundiza en el conocimiento de este arte las combinaciones, estilos y detalles de montaje son casi infinitas. Claro que esto no es tan fácilmente apreciable como dos fotografías distintas.
Es importante rodar pensando en el montaje y más en el mundo de la publicidad, donde hay que contar una historia en 30, 20 o 10 segundos y se tiene que entender. También es cierto que por mucho que recurras a un maestro cada historia tiene su tiempo y a veces salen piezas un poco raras. No es culpa suya, esa historia en particular necesita medio minuto más, por ejemplo.
En la pieza de hoy podemos ver el montaje casi como una variante del efecto Kulechov. Es capaz de cambiar completamente el sentido de un guión para hacerlo del género opuesto. Es tan potente que es hasta capaz de cambiar un acting. Se sirve de la música y de efectos de sonido pero lo rodado rodado está y aún así es capaz de darle la vuelta como un calcetín.
Es cierto que entra en el campo de la manipulación. Un cachito de aquí, una mirada de allí, un plano del revés y el cerebro hace el resto.
Sin marear más la perdiz, os dejo con el trailer de la película de terror Mary Poppins.